la inves
pequeño girasol dibujado a mano y firma el misterioso girasol creativo el nombre. Miro hacia mi cama, el girasol que acompañaba la carta está repo-sando en mi cama, me estoy devanando los sesos y apenas son las siete de la mañana, aún no he desayunado y con la barriga vacía uno no piensa bien. Me miro otra vez al espejo, hag
iene un ra-diocasete donde pueda oír la cinta. Tiene una nota con la misma letra de la carta – si ya se me grabo muy bien la letra en la memoria – Sunflower. Solo eso nada más, abro la carta a toda prisa. En realidad no me impo
cle, y tú no eres nada común. A partir de ahora cada carta vendrá con
s hacerlo con total libertad. Dejaras tus car-tas en el mismo lugar dond
es común Miracle, por
sterios
ro es imposible, le gusto a misterioso gir
vuelvo a llamarlo – ¡Papà! – mi padr
rato de contener la risa,
to la risa mientras mi her
or G, no es el
rasparente y anda en bragas, esta mujer no tiene vergüenza. Mi padre abre los ojos, la mira
a se quita las cucharas de la cara, está usando la técni-ca de las
días herm
iempo vestirte – Braulio est
ustedes ya no hayan visto, adem
café, Harley se sienta a mi lado, re
ás que sigues siendo virgen si
IOS. Bueno está bien puede que no tanto, pero coit
nte y hasta que no tenga a tu padre entr
avena, que pudor e
serio lo
miga, sus ojos gritan preo-cupación por mi respuesta, pero la verdad no me enoja. Mi padre esta
arley, lo sabes
s – recuerdo lo de la ra-diocasete
ndrás una radiocasete –
sótano esta
levanto a toda pr
ro de media hora – Jim que no había prestado atención a nada durante t
– res
aquí, está repleto de cajas y pol-vo. Busco éntrelas cajas. Ya he revisado cuatro y no encuen-tro el bendito radiocasete. Reviso la caja cerca de los c
lera – Ahh – otra vez, y mi poca experiencia sexua
esto – ahogo un grito de s
ca – termino de bajar a prisa y me a
cle el
sabe Georg
do, ya no está preocupado, suena dulce como.
re lo he estado,
ta un suspiro y hay silencio
o que s
a prim
n el seguro a la puerta. No me molesta oírlos
pregunta mi
Harley ha sol-tado un gritito de dolor ¿me
estas bien? – Harley hipa. ¡D
spacio – me alejo para darles su espacio, de t
a, el radiocasete junto con la carta y la cinta, salgo y mi
o hasta el asiento libre a esperar a papà. Como señor carisma y yo no nos lle-vamos del todo bien – a quien le miento – el chico me odia. Comienzo a jugar con
o la vista. Tiene lo
vista en las converse ama
Desde cuando le importa a donde voy – quizás sol
ar la vista en mis zapatos, lo oigo abrir la boca para decir algo mas pero la p
arga en el pantalón, volteo a ver a Jim pero el muy descarado está apretando los labios para contener la risa. Jim me mira y le hago seña con la ca
do a la man-cha – creo...creo que has tenido un p
lo, es de la inocencia de mi amiga de la que estamos hablando la
saliva – tranquilo no diré nada, solo debes saber que no fui el único que escucho – me mira ahora a mí y me guiña el ojo en son de complhace olvidar el momento inoportuno y toma
no ¿podrían po
ojos hoy – Pasaran dos horas al día juntos, todos los días – la cara de Jim no es de felicidad la mía bueno.... Claro que quiero pasar ratos con él, pero no
– A donde iremos, i
m oiga las canciones que me dedica misterioso giraso
desde mañana
¿P
o, lo hare
ho frente a estanque d
a dejándome con la