de su jaula. Ella pudo vislumbrar lugares que no eran
cordar la razón por la que la sacaron de
las criadas la bañaran, tal como el rey instruyó. Er
te que el destino de la ch
adas se estaban encargando de la joven. Una de ellas
ndole el pelo rizado y un poco desarreglado. La
falda de cuero rojo que apenas la cubría, además, un top del mismo color y mat
a bata larga por fuera, e inc
os", Bask
y por unos instantes se vio a sí misma
ey ahora, no es aconsejable ha
eguntarles a esas sirvientas sobre cómo trataba el rey a su gente. De h
como objetos sexuales? ¿Acaso eran compartidas
e no tenía derecho a hacer tales preguntas, pues contaba con cosas más urgentes en las que pensar. Como el
frente de la recamara de la hombre. Va
escuchó desde el interior, y la profun
lo que dejaba ver que la recamara estaba bañada en oro. Era una vista preciosa,
aba allí. Nunca había visto a un tipo tan poderos
etirándola para seguir escribiendo en el pergamino que tenía en frente
soportó torturas indescriptibles en manos del pa
para vislumbrarla. No apartó la p
su piel como manos, lo que hizo que Danika se estremeciera. Desp
s rasgos. En ese momento, la joven se pregunt
a atrás, sin quitarle la mirada de encim
o, Danik
n peligrosamente. Con una mirada cal
a sus manos a moverse, para quitarse la b
ar una cosa, esclava. La próxima vez que me dirija a ti y no respondas bien, v
embargo, ella lo escondió de inmediato para que
Esa palabra que retrataba sumisión era en re
solo se levantó y, poco a poco, rodeó la mesa, se apoyó contr
só nada más que eso,
neció con esa simple orden. "Por favor, no...", ella susurró de man
e acercó más a ella, la intimidó t
cabeza se echó hacia atrás, lo que hizo que ella s
e trataba de un odio tan crudo que la heló. "Si no te desnu
manos al cuello de la bata y empezó a d
dejó que la bata
puños para disimularlo. Danika no le iba
de la forma más cruel, y en manos del
ad. Enseguida, la mujer levantó la ba
las piernas". Mientras él hablaba, no había n
ontra la almohada y abrió las piernas. Mientras sus br
rimera cama blanda en la que se acostaba, en mucho tiempo. La mujer dej
sonido de una cremallera al abrirse. Instantes de
n su carne y su miembro forzaba su apertura. Enseguida, los ojos
os esclavos desnudos antes, pese a eso, nunca pensó que uno pudi
ncontrado lo que buscaba,
pequeño placer que ella sentía desapareció cuan
idas se volvían cada vez más dolorosas, entonces, ell
se echó hacia atrás y luego empujó hacia adelante c
ika quedó con la
más que esperar, y t