mientras caminaba, seguí leyendo. Respiraba paus
a me aburren. Pero no te asustes.
rque él me lo pedía, sino
la abrí suavemente. Había una radio encendida
r alrededor de la radi
. Tomé un último respiro y me agaché, con mi cuerpo temblando. Mi mano izquierda empuñada la coloqué cerca
ritó, después
y dura. Su voz estremeció mi cuerpo y colapsó mis nervios en cuestión
no grit
ensión asusta
minutos después de nuestr
es t
te solo había pensamientos opuestos y confusos. ‹‹¿Tard
ría por tener otro
acia delante
riste, nostálgico, su voz
Ahora presta atención y haz todo lo que pida
todo est
is piernas y las crucé. Dejé las cartas al lado de la
ndo sonidos de
ra ese s
y bajaba en
e escuché de la calle
de aquel dí
urrido con Julián una hora después d
●
en dirección a mi vecindario. Corrí detrás a ver qué pasaba. Cuando llegué, era el auto del papá
ero el esposo estaba con ella, así que él no manejaba. Volteé hacia el carro
oda su ropa llena de sangre. Había
●
hos. Todavía en mi mente se mantenía
de esa manera. Ellos no tenían la c
mensaje oculto det
, quiere decir que estás dispuesta a todo. Hay reglas que debes
er y cómo hacer cada cosa. Y con información sobre
ndiente de t
entos estoy
tu respi
o profundamente est
e pida. Me lo
frío y calculador, lo desconocía completamente. Los nervios comenz
suelo y salí corriendo. Con mi mano derecha tocaba las pare
a broma de m
arme, no sabía l
e hacía difícil. Abrí la puerta de la cabaña bruscamente, con mis piernas flaqueando de
ave, pero no encendía. Estaba comenzando a exasperarme. Intenté de nuevo encenderlo, pero solo con
jen todo esto. ¡Pa
té, por temor a lo que pu
té la batería a tu auto. No te escaparás tan
a ir a P.I.A.P., prefería irme caminando a casa o a cualq
ría eso... ¿Qué pasa,
hacia mi alrededor-. ¡¿Qué quieres de mí, Seb
o, mi cuerp
emente mala, como par
e hice?!-grité a todo p
mi ce
lores
a. En cambió yo a ti t
que no me puedas ver. Solo ve a la ca
gica para todo eso. Sebastián estaba usando un juego muy espantoso para
s lágrimas
brí la puerta y pasé. Sonó una vez más mi
e cóm
. La pantalla estaba en negro, pero ya comenzaba a aparecer unas fotos de Lisa, Sebastián y y
todo. Mí llega
mirada y su cabello despeinado, co
osas nunca
siera que lo miraran, o que no pudier
ando. Por ti no me quería dejar vencer. Jamá
las quitó. Tenía un nudo en la gargant
e hacerte daño, pero e
ti. Tal vez no entiendas de qué hablo, pronto lo sabrá
uy bien. Cada detalle para que no me descubr
van a descubri
ereces sabe
manos en la cara y respiró pro
Manuel Cervantes, el chic
quien todos molestaban por ser gordo
enzaré todo
lador. Una máquina de maldad que tuve la desgracia de co
me había acercado a él. Pero a
men
e que era, no hablar de nuestro pasado con nadie. Manuel escuchó todo y salió corriendo. Yo me quedé mirando hacia el callejón al percatar que alguien estuvo ahí. Mi padre al parecer no percibió nada extraño y se dispuso hacer una llamada, así que no quise decirle a papá sobre lo que acaba de suceder. Er
a tratando de recordar algo qu
muy nervioso. Me dijo que jugaba con una pelota y lo rompió sin q
la quiebra y mi madre regresaría a la cárcel. Me asomé a la ventana, pero no había na
o quería que no se supiera lo de mi pa
mi padre era importante que eso no se supiera y cómo le diría yo que todo
ndo te dije que te fueras con Lisa, te inventé que estaba muy cansa
e y lo sabes ¿Quié
iendo en mí, así que s
muy extraño, en donde nunca había estado. Pero
sa la llamó para que saliera con él. Yo me quedé esp
espués me obligaron a ent
aste?››,
s de los robos de esas semanas? Lo que nunca entendí de todo eso, es que ninguno de nosotros tenía
de uno de los chicos, no había un motivo, solo lo hizo para demostrarnos quién mandaba. Los demás se reían. Yo lo miré y luego con la más amarga decepc
ona a parte de Manuel? Me gustaría saber quién fue el chico que corta
conocí. Todavía me pregunto ¿Có
n disco compacto. Me levanté y comencé a buscar por la mesa y los cajones, no había nada más, los cajones estaban vacíos y en la mesa s
a, era la misma radio que estaba en la habitación. T
alegre como tu voz. Se llama The Reason de Hoobastank, por si quieres escuch
ción, la escuché
r viejos momentos y tocar su cabello, por unos instantes››. Eso era l
dio de las sombras... Tú eres diferente, recuerdo que no te gustaba la ropa de moda, solo algo con lo que te sintiera
a tu ritmo, sin darte cuenta de lo que los dem
llorar con lo l
siempre hermosas. Peleaban por ver quién era más bella.
››. No se me hacía justo que pus
os chicos. Yo sé que
dió. Tú pasabas por el lado de esa lista evitando tropezar con al
o resultado, lo único que
a cambiar por una lista, es
teca a terminar tus tareas, sin saber q
e entonces aún está vigente. Desde aquel momento, con tan solo cua
ije, es que yo era
sorpr
acían con ellas. Cómo las mostraban y lo
l era el que criticaba. Yo aún no entendía por qué era ta
n enfermo mental y un re
ás crudas que escuché en mi vida. Era su odio tan grande, q
nrisa irónica mientras hacia un juego con sus dedos, tocando una por un
lo hacía por obligación, la culpa era tan grande que dormir
me obliga-ron a crear la página más asquerosa de mi
aras?›› me pregunté, aunque intuía la
a de las chicas seleccionadas a tomarle