ra, hemos estado callados, sentados en el sillón de la sala del primer piso
la persona más amargada y gri
a habilidad tremen
as al número 1,
efiere el ca
mplicada de comprender que u
l televisor plasma que tenemos en frente, sería un ambiente muy agradable de no ser porque tanto Ia
no aguan
ad de frio que hace en invierno, pero para alguien que vivió en la ciudad, con veranos calurosos y p
, nuestra única opción es quedarnos aquí -menciono mientras me levanto y lo dejo v
asiente y se conce
le gusten las pelícu
eta, o a Chris, o a la misma Jullie, mas todos deben estar dormidos hace rato, sino estarían aquí. Pienso y pienso hasta que se me ocurre que, tal vez, en el almacén pueda h
con una pequeña perilla sobresaliendo de la pared de madera
o la puertecita de madera -acabo de notar que debería haber dos perillas, correspondientes a cada puerta, pero una parece haberse roto- y me encuentro con lo que esperaba: enormes abrigos. El tubo de donde cuelgan está debajo de un se
las tardes, matando el tiempo, tejiendo ropita de bebe que manda a sus nietos en la ciudad. Con la manta se abriga, y con esa misma Ian dejará de temblar como perro mo
calentita. Él, ni lento ni perezoso, la toma y se envuelve en ella. Es bastante grande como para que dos personas la usen sin problemas, mas yo no esto
. Yo monto los pies en el sillón y me abrazo las piernas. De vez en cuando siento su mirada sobre mí, m
io de que mi abuelo se aproxim
-suelta con una voz forzadame
hubiera costado decirlo u
-pregunt
mí solo -bufa y pone los ojos en blanco. Se saca lo
ambos quepamos bien dentro y no queden espacios para que el frío pase, por lo que nuestros brazos no solo se tocan
una vez comienza otra, que también parece ser del interés de Ian puesto que no
rpo lo hará sin mi consentimiento. Supongo que eso pasa porque de un segundo para
s, aunque sí lo suficiente como para parecerme curiosos. En algunos, me veo vestida con ropa cara, casi igual a una princesa, en l
asión, es
pleto de piedras preciosas, brillante como una estrella. Su maquillaje es simple per
me -me pide con
recu
la luz, ni mucho menos haberme ido a dormir. Un sonido me llama la atención: lluvia, una no muy fuerte. Mis ojos se dirigen a la ventana y,
eve un buen rato así y por estar dormida no me haya dado cuenta. La verdad no me molesta para nada, pues en cambio h
e una piel ajena y un peso de más en mi espalda. Sigo sentada, mas en algún momento me incliné hasta que acabé entre el hombro y el cuello de Ian,
me ha tratado tan mal así de cerca, pero la idea se desvanece c
más difícil querer moverme. Trato de hacerme creer que es eso lo que me lleva permanecer en esta posición, pero sé dentro de mí que la verdad es distinta. No
ene que ver c
alegría. Alegría, nerviosismo... ¿no se juntan esas dos cosas cuando hay algo más? Las famosas mariposas en el estómago me atacaban d
que su perfume es muy delicado, o tal vez es solo un buen
rar. Cierro los ojos de nuevo y, dentro de la emoción,
de golpe veo a Ashley, mirándome con una sonrisa. Noto que, a la vez, hace lo mismo con su hijo, junto a qu
confundido Ian, quien me desc
urmiendo en sus respecti
estómago, ¿y si le molesta que hayamos dormido juntos? Tiene sentido, no es como que nos conozcamos mucho y somos un chico y
e que pasamos toda la noche acurruca
zar para subir, así que Ashley prácticamente me lleva del braz
ula -aclaro, diciéndolo muy
aría mal y terminarían ustedes dos en una charla innecesaria -la mujer, mientras subimos las escaleras, me cuenta todo eso como si nada-. Mi esposo jura y perj
odo lo que dijo para entender bien toda la cháchara que se montó. No es hasta que llega
veían tan adorables cuando dormían -ella está demasiado fe
foto -se queja
e alguna manera,
ato, debo volver al trabajo en la tarde -comenta con fastidio y abr
ente a modo de despedida -
en mis brazos, sintiendo como la soledad se adueña del ambiente al no tener el c
as mariposas que te
por la forma en que Ashley nos encontró,
puerta que recuerdo, como una to
mascullo con la fr
k, pues ella llegó tarde y él siempre es un vago cuando no trabaja. Tal vez mi única salvación sea Jake, que de seguro llegó a la residencia justo cuando la luz se habí
está muerto d
t de la escalera. Allí dejo la manta perfectamente doblada, justo como la tenía Jullie antes de que la
pido
ener estos
iero t
ente si los
hace unos dos años, y se siente bien que alguien te guste, sobre todo por esas tontas mariposas. Es bonito esperar a ver
escubrí que tengo una atracción distinta a solo una amistad es frustrante echar cabeza en cómo rayos lograré dar a conocer lo que siento, o a contagiárselo. Pi
a que alguien pueda aguantárselo. De h
veces le entro
narme y pensar que tengo una oportunidad, y que mágicamente el odioso ve
edo int
mientras niego con la cabeza
las llaves. Le respondí lo necesario, y le dije que vimos unas películas. Luego solo subió porque, al parecer, tampoco
ose su cabello blanco. Se ve cansado, y cómo no. Conociéndo
respuesta-. No hablamos mucho, pero es agradable cuan
uzca perfecta, tiene varios dientes falsos-. Me preoc
ito, no t
espero que me considere su amiga -menci
que lo
s de que me meto a bañar, me cepillo los dientes y me pongo otro conjunto de ropa, tomo al susodicho y lo reviso. Como supuse, hay varios mensajes de WhatsApp y de otras aplicaciones. Emily me escribió, también mi abuelo preguntando si todo estaba bien
o nos vio a Ian y a
ondas, y eso es lo que termino haciendo. Mientras espero a que estas terminen de calentarse, enciendo el televisor en busca de a
ver la serie de Disney que está pasando. Es chistoso que a mis diecisiete años me divierta tanto viendo el canal
uando veo películas con mis amigas es imposible compartirlas, al final me
sonar, avisándome que tengo una llamada entrante. Como quién suele llamarme es Britt, casi
ngún nombre. Es un
espondo-.
lta la voz de la otra línea
es? -i
dos en los que considero colgar, porque escuchar
econoces
teniendo ese tono característico que podría diferenciar. ¿Hay una posi
él, será mejor que