venir a congelarme el trasero aquí?", preguntó Eden McBride al tiempo que volte
la larga fila que serpenteaba alrededo
de los clubes a los que resultaba más difícil acceder, especialmente durante lo
bía sido su mejor amiga desde la escuela primaria. Las cuentas de plástico transparente que colgaban de los ex
e, lucía muy candente. Los chicos que se arremolinaban desesperados por entrar al club
caba en su Instagram. En cuestión de segundos, su celular comenzó a sonar incesantemente con notificaciones de millones de admir
u característica chaqueta de cuero. En los cinco o seis años que Eden llevaba de conocerla, nunca la había visto con un vestido. Ni una sola vez. Para ser una marim
to tiempo permaneciera bajo el sol. Un par de veces intentó teñir su largo cabello castaño ratón, pero los retoques constantes se lo maltrataron muy rápidamente. Su rasgo más ll
s hacer lo mismo!", dijo Lydia con una franque
s y sus noches frente al televisor viendo reality shows espantosos y consumiendo carbohidratos. Ni siquiera le incomodaba no cepillarse el cabello ni usar la misma rop
cuatro años de momentos felices y sueños esperanza
empo que se ajustaba la gabardina, feliz de haber tenido la previsión de habérsela pue
as. Un grupo de hombres casi tan altos como las torres de oficinas circundantes y lo suficientemente apuestos para haber salido
anas, pero cuando Eden vio a los seis hombres tratando de eludir la fila, perdió la paciencia y
de persuadir al cadenero para que los dejara entrar al club. Al sentir los golpecitos de Eden, el c
us pensamientos. Como el cabello del chico era rojo brillante como el fuego, Eden esperaba que sus ojos fueran verdes,
Sienna con los dientes apretados
congelada y apenas podía sentir su trase
igualar la altura del chico. Pero incluso con sus tacon
a voz que podía hacer chorrear las bragas de
echo de que no fueran tan prominentes y solo se apreciaran cuando hablaba o sonreía, lo cua
mente, pues sentía que lo odiaba un poco po
tras sonreía. Eran tan blancos que Eden consideró que podrían ser carillas. Tenían que serlo, pues no había for
arme, ya puedes cerrar l
por haberse percatado de todas estas cosas sobre el chi
rada y señalando la fila interminable. "Llevan esperando más de una
los de ropa interior de Calvin Klein se reían. Eden deseaba con todas sus fuerzas borrar la sonrisa del rostro del chico con sus diminutos puños. Pero como era u
arás como todos los demás", respondió la chica parpadean
en seguían tirando de ella para que volvieran a su lugar. Pero como la chica estaba tan por encima de todo, incluida esta
dijo el chico a Eden, soplándole en la cara un frío a
billetes. Inmediatamente después reunió a sus amigos y agitó una mano hacia las acompaña
ya estaban dentro del club, abriéndose paso entre un enjambre de cue
tenue iluminación. Unos pasos delante de ella vio al chico
sacudía la cabeza. Ahora que estaban adentro del club, se alegró de que los dedos de sus pies y su trasero ya no estuvieran
bebidas corren por nuestra cuenta!", dijo Cassandra al tiempo que hacía u
ijo: "¡Sí, te arriesgaste por el equipo! Quiero decir, nunca me hab
ar atención a la charla de sus amigas. En su opi
tes disponibles en el bar, no había asientos vacíos en ningún lado y realmente quería sentarse. A pesar de lo lindos q
as oído hablar de él", dijo Sienna. "Es un piloto de autos que organiza las fi
sin embargo, nunca había escuchado hablar de él, lo cual no era de ex
un lugar privilegiado, especialmente porque todos los idiotas que ya estab
a Sienna de la mano y se abrían paso entre
Lydia por encima de la música, tratand
historias escandalosas. Lydia, quien se acostaba con un chico de iluminación de su equipo de filmación, no tenía n
o de Eden mejoró un poco y comenzó a pensar que
ron de emoción, ya que esa era su mezcla favorita y, gritando como locas, corrieron a la pista de bail
a con la mirada llena de ho
taba al otro lado del club. Olive, su examiga, quien iba enfundada un ceñ
estarían aquí"
ntió y r
oy b
ruptura lo que estaba tratando de procesar, sino la forma tan cobarde que eligió Simon para terminar su compromiso de un año, a través de un mensaje de text
la pareja abrirse paso por el club, despreocupados y enamo
a sus padres y a todos los que la rodeaban por qué su intuición se había equivocado con respecto a Simon. Sin embargo, lo peor fue tener que
e la incredulidad, la tristeza aplastante y la rabia. Aparente
había confiado en la vida, riendo y divirtiéndose, se dio cuent
mos ir a otro lugar
alo, excepto confiarles a esos dos su corazón. Si alguie
a su amiga mientras bebían los tragos que estaban alineados sobre la
rlo llorando por un hombre que no tiene la intención de volver'
mecido, comenzó a sentirse agradecido. Sin embargo, en cuanto el
o esta última se encontraba más allá de toda posibili
a la pista de baile, decidida a elegir al azar a un extraño para b