vista de
a silla. No quería contarle que ya estaba en Pearly Canines y que me había estado q
e sin que se dieran cuenta y de ese modo evaluar la seguridad de mi manad
tos, pero también sé que él le delegó algunas responsabilidades de peso
bservar con atención el comportamiento de la manada y, honesta
de anhelo por mi pareja crecía cada vez más desde que llegué al pueblo. Cada
o de algún lugar cercano; no puedo definirlo con certeza. Aunque intenté seguir el rastro del olor varias
era la mayor vergüenza; pues esa era precisamente la forma en la que atrapamos a nuestras presas
ía al borde de la agonía al no poder saber qu
, por cierto, uno de los
ntasía. ¡Existimos de verdad! Sin embargo, debido a nuestra mezcla
hombres lobo como yo y forman parte de mi manada. Nuestra especie está repartida por todo el mundo. Si uno de nosotros n
muchísimo estas últimas semanas debido a ciertas invasiones de algunos enemigos en otras manadas cercanas; esto requirió que yo participa
tía muy abrumado. En cualquier momento estaba a punto de g
ponsable de tomar decisiones importantes que no solo tienen que ver con las manadas o las reglas por cumplir, sino también sobre asuntos familiares de nuestra sociedad oculta. Y,
trar a mi pareja. Tenía ya dos años de retraso con respecto a la edad normal para que a
ran a su pareja por el resto de sus vidas y luego se conform
ecerme, formar una familia con ell
rá ella? ¿Pertenecerá a la comunidad de
década, los casos de humanos que aparecían como parejas de hombres lobo, ya fuera una mujer o
ere que las dos especies vivan junt
y cerré los ojos para recordar con exactitud es
a ráfaga de viento golpeó mi cara y olí ese perfume q
e y me impulsó para que no perdiera más tiempo
, ampliando todos mis sentidos al máximo mientras seguía el rastro. Sin embargo, por más
ba. ¡Al contrario! El perfume embriagador y el rastro eran inconfundibles esta vez: esa pers
manada y entraré en el pueblo para comprobar quién es esta persona', me
nía, al parecer mis vacacione