e suspiran aliviados junto al ataúd. «¿La odiaban?» Es lo que me gustaría s
hablan como si estuviese a punto de propinarles un puñetazo entre ceja y ceja. Lamentablemente están en lo
de mi edad se aproxima y de
La señora Biancheri era muy querida por mí, es tris
sponderle, por fortuna Hungría me toma del antebrazo y se disculpa con la asquerosa
encendido-, con una condición -aleja el c
iséis años. Fue mi escapatoria al sufrimiento familiar y terminó siendo una terrible adicción que no deseo dejar, por
ería -lo estam
de concreto. Me remuevo ante la incomodida
do nos vayamos-estornuda en el interior de su codo-. Los chicos y
nfurece, y que venga con
no necesitaba un ataque de honestidad para que ustedes se sintieran
na persona irritable, pero la falta de
ocupes -me
rrumpida por un estornudo colectivo. Enferm
pasándome la ma
anuncia nuestro próxim
jarme es mi actitud habitual, y en un momento tan pe
lumbro un grupo de ocho personas esperándonos. Chalecos cubren su pecho, a excepción de un pelirrojo que
ube una copa dorada y bebe un sorbo del contenido-, hija de Pennyna y Ural Biancheri. Que el
renegada, escondida y perturbada. Hermanos, sobrinos y cuñadas
un tono neutro y acusador-. Aunque su presencia ya
rvicio -sube una de sus comisuras-, ademá
lanza argumentos al azar; enredan las ideas en
tus demonios -susurra en mi oído Oleí
treinta metros de donde están sepultando a mamá. Exponen un panteón con aproximadamente veinte fosas ocupadas. Se e
Biancheri
y me voy de bruces cuando me percato de l
n círculo dejándome en el centro-. ¿Has visto t
Te nos unes? -
menea l
o no, gracias -escap
ten. La única manera es que no se
algunos minutos el entierro, por ende, abandonamos el lugar
, sobrina, es tu
*
Feicco-. Temo por tu salud -Perfecto, ahora ellos se preocu
diente de mí. Después del sepelio fuimos a la cafetería a almorzar comida nada saludable.
abrazos. No ha podido soltarme en ningún momento, así que no he p
lo peor es que pronto va
riste estar lejos de ella. Así que con el permiso de nuestros padres Minnie se quedará una semana en cada casa los próximos tres mese
tadía muy bien organizado. Es normal que qu
s recogen sus bolsos y entregan en mis manos u
sta llámame-deposita
des a mi alcance, busco un bote de pla
menos est
#
ría
e, pensé que volaban. Parecíamos más hermanos que un equipo
os lindos a nuestro alrededor, y no había más niños ahí, mamá decía que era
métanme que seremos amigos por siempre-Su son
eñiques de manera incómoda.
sa fue Hadley, hermana de Minett.
chica de pelo amarillo y rizos sal
-arrugué la cara
nción a mis palabras y le
ona tu don, aparta al luct
Mis amigos y yo seguimos corriendo. Nos detuvo el cansancio. T
*
eas. Me ofrecí a aligerar su carga
cuándo murió un héroe
e que estudiar está fuera de sus planes. Mi objetivo es m
a pregunta de seguridad de tu cuenta b
e mira
yo -detiene el caminar que llevaba tranquilamente-. Feicco y Dissa van a otro estado a estudiar l
o un pequeño trabajo que me mantiene a flote, aho
mi pecho y
de estudiar y aprobar todo, ¿sí? -una dim
rminar. Minett y yo tomamos asiento al final de la sala. Los pocos a
s, pide útiles prestados y golpea el escritorio. Sobre es
talón. Le digo a mi amiga que voy al baño. El olor a cloro ir
rden alfabético, en la otra muestra un cuadro genético encabezado por Galo Bia
ga a mi cuerpo a dar un brinco.
abl
no será una tarea sencilla. Espero que no sea tan ingenua. Regreso a la sala disimulando mi perturbación. Me esp
ido, barajeo unas cuarenta hojas-.
contecimiento y llevamos la carpeta al comité. Discut
dras. Los dos pisos cubiertos por pintura marfil pasan desapercibidos entre tanta
ulzura -ella acaric
amá trabaja para sosteniendo el hogar, y papá asiste sus trabajos.
tarde. Le dimos permiso a Minnie para presentarse e
televisor del salón marca las 4:30 de la madrugada, Sadisha pierde la batalla y cae rendida en el s
aves facciones, luego acomoda su cabellera oscura. Se dirige sin contemplaciones
sola, entiend
*
erta. Exaltado me adentro a su habita
a, aretes, y bolas de cabello. Recojo un pedazo d
o abraza mi pi