ala d
eles, C
BR
notar que no me encontraba sola;
... «helado», que había saboreado anoche. Suspiré sonriendo y luego sacudí la cabeza para regresar a la realidad. Ya había
ra la típica charla después de una noche que no significó más que sexo, y sabía de sobra que los homb
cabeza. Recogí mis tacones, mi pequeño bolso y busqué co
e se hacía tarde y la be
ó a removerse y entré en pánico, por lo que caminé de pun
por las escaleras los tres pisos que me restaban para la salida de aquel
ntentando verme lo más decente posible. Al llegar a recepción, todos se me que
, y solo levanté el mentón
una mujer después de follar», murmur
? -preguntó el p
gracias
me en el coche y marcharme, pero una voz
en se trataba-. ¡Sabrina, aquí estoy! -volvió a decir y elevé la vista hasta el balcón de una de las habitaciones del tercer piso
ré quien eres cuando me enseñes la braga! -respondí en voz alta, caus
n ojo al portero que no se veía nada mal, y
a hora y faltan treinta minutos para las ocho. M
llegamos a la revista donde trabajaba des
sta, mientras le daba un billete de ci
a la revista, mientras Nina, la chica de recepció
n ángel
porque hoy está insoportable
té, arrugando la nariz mientras agu
preguntado por ti cuando ll
, mientras bebía
que acabó su turno; mejor haz algo
ojos y
fé -me monté al elevador y Nina solo negó,
día, ya nadie se volteaba a verme porqu
y mi compañera de sección, me t
surré y ella m
arme de ropa. Extraje de la bolsa la falda tubo color negra y la camisa
aga», pensé, mientras salía y me acercaba al
e y me hice una coleta alta, enrollando la goma con un me
jar el tono. Delineé mis ojos, coloqué un poco de máscara en las p
sma mujer que llegó hace mi
tocador, sintiendo como el fresco llegaba a mi entrepierna.
cia me lo había en
fé, relamiendo mis labios y cerrando los ojo
Alina, quien estaba sentada d
dificio. Los escritorios, dependiendo de la sección en la que uno laboraba, estaban coloc
oración era exquisita; cuadros de modelos, diseñadores, obras de arte, sillone
s de temporada, donde redactábamos artículos sob
dí, mientras encendía
odo un cerebrito, pero no puedo
ría un ocho -repli
s para esta no
n casa de mi padre. Dijo que tiene algo muy importa
unset LA. Tengo reservaciones y unos ami
voy a casa de mi padre, las cosas se pon
hasta que mi dulce jefa pidi
retaria me pidió que siguiera,
-musité, ingresa
apenas martes, por Dios! -sermoneó sin verm
cido? Bien, gracias Lina, ¿y tú...? -r
istosa conmigo y s
ba asiento. Lina dejó sus papeles, ent
la cena, en casa de papá -dijo conci
ometí a Alison que
ás con todo esto, Sabrina? -preguntó y fruncí el ceño-. Las fiestas, embriagarte y acostarte con cualquiera... -explicó y solo miré el tech
e de pie-. No te atrevas a recordarme algo que es
l, Sabrina. No tienes por
deseo tener. Si no tienes más nada que decir, volver
Tus compañeras se han quejado de ti... llegas tarde y con un aspecto deplorable
ulo... -respo
fa es tu hermana, y que si no tomo cartas en el
e signi
do, ambas perderemo
qué y ella sonrió, poniéndose de pie y caminando hasta mi-. Has rechazado formar u
a por mi puesto, Sabrina, y en los negocios, la bu
ejaré que pierdas el trabajo
de decir que renunciarás, promet
in
ese juramento -las lágrimas se asomaron en mis ojos y en los de Lina, pero pronto recompuso aquella imagen imponente de una mujer de hi
lo di media vuelta, ma
no quería volver a pasar por lo mismo. No deseaba enamorarme, entregarme y que me lastimar
critorio y Ali
nos conocemos desde que usamos pañales...
de mis constantes llegadas tardías y han amenazado
se han creído? -dijo indignada y entorné las cejas-. Lina p
y otras editoras que quieren su puesto y la cuest
tes del amanecer para que no llegues
dad que a veces
qué lo
al igual que deberías de hacerlo tú. Ya
guarme la fiesta tú también, que para
y un buen hermano. Sol
con cosas demasiado difíciles, Sabrina. En un segundo, ha cambiado todo el futuro
cosas para nosotras -dij
para ser felices. Aunque... son un mal necesario si hablamos de sexo -compuso de nuevo la fachada d
*
en vivía en Montebello; una pequeña ciudad del Condado, a unos trece kilómetros de la gran ciudad, y donde
ue decidí no volver en un tiempo. Han pasado cinco años, y c
ero las malas lenguas decían que se había mud
ue solo había sido todo culpa mía, por no haber querido ace
conduje hasta aquel lugar que me traía muchos bellos recuerdos, per
n lo había hecho y saludam
buenas hermanas y nos adoramos -le había susurrado al oído y ella so
todas de nuevo -dijo mi padre, sirviéndonos vino e invitándonos a sent
ha llegado? -preg
legaría sob
nté de nuevo y ambos negaron, hasta que
se puso de pie, entusiasm
ometido esta vez? -preguntó
había decidido yo, hace ci
rdo. Lo único que nos falta es qu
hasta el jardín, su ro
pregunté de inmediat
nos volteamos a mirarla, mientras ella corría práct
na? -saludó Lin
-acoté, imitando la acc
r... -resp
á, cruzando sus mano
dando saltitos efusivos, y las dos nos miramos,