. No tenía idea de quién era el otro tipo, pero obviamente era el Alfa de otra m
egar a casa antes de que ese sádico cambiaformas la alcanzara. A ella no le gustaba el domini
que no se habían llevado ropa con ellas. En una Manada, la desnudez no era gran cosa... especi
ras
eaba que él se sintiera de esa manera. Aunque el público la veía como la Princesa Taregan, la hija de un Alfa, nunca fue tratada como tal. O al m
ellas, preguntó mientras le entreg
amente las escaleras, quitarse los pantalones cortos y la blusa cort
etuvo, con los o
ió a través de la habitación. Y allí, al otro lado de la Gran Sala, hablando con
drastro esperaba cierto nivel de civilidad y decoro en la casa. Por
bello castaño sobre el hombro y atravesó
os estás ha
o Alfa que los subordinados tenían que obedecer... incluida su hija
me acaba de trat
vé de las Garras Salvajes?
los ojos
ap
u rostro-. Lacey, cariño... -Él deslizó un brazo alrededor de su hombro mient
se b
renadora de Guerrero
ucho hoy -la interru
llegaste! -Lacey mintió, cruzando los br
le dio una son
o sabías quié
ás necesita saber
umir tu puesto como Entrenador de Guerreros. -Todos en la habitación se detuvieron y miraron, pero Thorn pareció no darse cuenta-. ¡Soy tu pad
ey-. ¡Nunca has querido ser m
n buen emparejamiento. Serás la Reina Alfa de su manada algún día y tus hijos serán de la realeza. ¿No
zando con derramarse. Pero se negó a
y tu hija y parte de esta manada...
Ella se burló. Pero cuando ella le dio la mano a regañadientes para estrecharla, él la atrajo abruptamente hacia su pecho esculpido y le susurró al oído-. Pue
Julien, pareciendo no haber e
arrebato. Lo ll
ego le dijo a Julien, sin
a buscar
a ceremonia de compromiso esta noche antes de que te vayas. -Luego se apartó, sonriendo-. Despué
no fueran esta noche. Pero ella sabía que Julien quería asegurarse d
e, incapaz de creer que acababa de venderla. En ese moment
desees
Lacey mientras pasaba. Lacey no tenía idea de quién era, pero estaba segura de que iba a averiguarlo