isfacción; tal vez él esté tan afectado por mí como yo por él. La pérdida de su presencia inmediata me deja desolad
las básicas si vas a trabaja
ono algo tembloroso. Me maldig
trecha su mirada-. En segundo lugar, harás lo que te pida sin
bedrío la última vez que lo comprobé. ¿Y si lo que me pides que haga va en contra de mi moral o puede
manada en la que has sido gentilmente acogida y trabajas para mí. Además, nada de lo que te pida contribuirá a la destrucción de tu moral ni dañará a nad
-respondo con altanería. Sus ojos se oscurecen en respuesta y me preocupa haberle empujado demasiado lejos con
iniendo de alguien que debería actuar con un poco más de gracia hacia
star a punto de estallar, pero no puedo evitarlo; saca el fuego que llevo dentro. Su actitud pomposa me pone lo
eve en punto -dice con frialdad y yo asiento co
s o perderme en un libro. Necesito algo que me distraiga de mi atractivo y confuso nuevo jefe. Es arrogante y obv
sados casi inmediatamente. Está claro que el dí
una vez más, me siento atrapada con su mirada. Sé que debería decirle que se vaya, que esto no es apropiado. Trabajo para él y ya le he dicho que no ha
oco más su cuerpo hasta quedar pegado a mí. Siento cada centímetro de él en mi cuerpo y gimoteo en respuesta. Gruñe
ra las mías y puedo sentir lo excitado que está, y lo grande que es. Un fugaz pensamiento de pánico pasa por mi cabeza ante la idea de meterlo dentro de mí. Pero soy como una polilla en la
ólo quiero un beso -dice
de a gritos que lo detenga, pero mi corazón late al unísono con el suyo. Es como si estuviéramos unidos por un hilo invisible, delicado pero fu
ño. Resoplo con frustración hacia mí misma. Me irrita haber tenido un sueño ilícito
nos jabones, champú y cremas para chicas. ¿Cuándo han llegado esas cosas aquí? ¿Las traj