a la próxima María- habló
ñado en sudor y sangre perteneciente a dos desertores que ya sabían demasiada información; ya estas cosas
rdos. Tomé la esponja y estruje mi cuerpo hasta que sentí que me ardía, lavé mi cabello y sentí que otras manos me acompañaban y al girar me encontré
del cabello y me llevó hasta la pared de espalda y me penetró duro
ndrías- hablé mi
no estuviera metida en este mundo me atrevería a decir que este es el hombre perfecto, bien cuidado, cuerpo fornido, obediente, ojos grises, pelo largo y un sin fin de c
el pantalón puesto y el sostén, pero trato de evadir la mirada y mantener la compostura. Markos y yo t
lo siguiente- ¿Nos están esperando a nosotr
da y fueron muy específicos al decir que querían a María como su matona- todos me miraron, yo estaba sorpre
s aquí tenemos derecho a recibir una
des les dirá y hazme un favor, otro día no me lleves la contraria frente a tus co
ulpe
esté de acuerdo, ahí está la puerta y esto va para todos ustedes, el que se atreva a desafiarme o llevarme la contraria sabe lo que le espera y saben que no soy de amenazas, siempre los eh respet
me desánimo por eso, al contrario me sentí maravillosa, al fin podría trabajar para un mafioso, sólo me asustaba el hecho de que fuera para ese cárt
llí estaba fumando un habano y
escritorio y saco un sobre anaranj
la cabeza y las fotografías estaban acompañadas de la información pertinente de sobre quién era esa persona, miré a Marrota y este p
quel hombre era un sindicalista doble moral, está encabezando varias huelgas sobre el narcotráfico y la prostitución y tiene un asqueroso fetiche con las adolescentes, tiene una vid
ailarines negro y hice de mi larga cabellera dos coletas, sé que no soy una adolescente, que mi complexión física es la de un cue
l striper nightclub, el trayecto fue
gar para una jóven, ¿Está segura que quiere ir allí?- el condu
dé perdida en el silencio de la noche, mientras veía por la ventana, hasta que el chófer me indicó que hab
ar y la mirada de los allí presentes cayó sobre mí, el seguridad me estaba revisando
es y me invitó a pasar, no
scuchando todo tipo de improperios, seguí
ar, algunos hombres se acercaron y para no parecer tan
o, una que otras arrugas en sus líneas de expresión, llevaba un traje que a juzgar por su por
diar no es para mí, esto es lo qu
me miró con perversidad e intento m
répito como tú- retire su mano de mi pierna, los demás presentes le abuch
vas mocosa?- grito
e su agarre y este me volvió a agarrar,
palabras, estuve a milisegundos de apuntarle con mi Glock 43 para q
eneciente de aquella voz y ¡Oh sorpresa!, era mi víc