a su hermano por el bosque, esquivando los árboles con dificultad sobre el terr
salido de la conmoción de ver las circunstancias en que estaba el anterior líder de su manada cuando volviendo a sus alcobas habían visto a su hermano mayor y primogénito de los cinco, Matías
abían terminado la frase y los había dejado con la palabra en la boca desapareciendo por el pasillo, ignorándolos como siempre. Entonces cinco
nada a Fallen o a Laira. Tenían que salir de allí y pedir ayuda a la única per
ada de Plata cuando tres lobos habían saltado sobre su espalda y
*
aspecto desgastado y marcadas ojeras debajo de sus ojos. El alfa le hizo s
r lo que descubrí-quedó en silencio, bebiendo el trago y
e ordenó c
*
helaba estar al lado de ese lobo desde que habían estado delante de aquella puerta. Su cachorro interior se sentía intranquilo, queriendo volver a esas catacumbas y arañar la puerta hasta poder atravesarla y sabía que su hermano menor se sentía
los puso alerta y levantaron la mirada
anse cómodos- Dante se sentó en el sofá delante de ellos y c
consumir nada desde que llegaron
respuesta
ndé a uno de mis lobos de confianza a infiltrarse en su manada y vaya sorpresa me he llevado. ¿Quién diría que hay una Revolución formándose en
. Solo habían pasado dos días y aquel lobo estaba in
que les entregara esto a ustedes- el alfa disfr
el sobre y leyó el papel estrujado con la letra de su hermano
ía la carta, había hecho movimientos para lazarse con el resto de los miembros de la manada. Fallen les pedía que hicieran lo que estuviera en sus manos para ayudar al alfa, que depositaran su conf
timos detalles para el supuesto golpe de estad
iro, relajándose después de días de tensión- Gracias alfa Dante, no sabemos có
á- Nunca dije que mi ayuda fuera g
abían que en la vida las cosas
é que convencer al Consejo y además no recibir nada a cambio. N
go lógico. Si un alfa retaba a otro y ganaba
iente -miraba a uno y a otro
ue más querían, no podían dar má
o omega puro de sus lobos- los chicos asistieron temiend