img El convicto  /  Capítulo 2 2 | 3.51%
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Historia

Capítulo 2 2

Palabras:2172    |    Actualizado en: 25/04/2022

para inquirirle por estar en mi casa y haberme dejado tan expuesta que tuve q

poco y entró en mi propia c

a por la escalera del servicio

to que había entrado antes, sé que el guardaespaldas de mi hermana no es muy comunicativ

cas del servicio, dos de ellas, me observan asombradas y les chi

que salía directamente hacia su guardaesp

y su presencia en la parte de abajo de mi casa, era enloquec

me a la cama de un desconocido pero a pesar de no recordar nada, la sensación que me recorre el cuerp

largas y un cruce sensual entre mis muslos por su parte delantera, tacones Dior altos y negros y solté mi

n el futuro y sabía que no podía confiar en él,

mbargo, sentía que podía verme al desnudo incluso estando vestida

no podía sup

la situación y ha

.

ierda que antes no había escuchado -mi existencia no tendría la importancia internacional que tiene -dice con arrogancia -si todos tuvieran un acceso al convicto como lo ten

me provoca náuseas. Este maldit

orque es demasiado irritante él. Sobre todo el saber q

el imbécil de mi novio y me contengo de carraspear insultada. No sé como puede ser tan

voz alta, a lo que el francés del demonio sonríe mirándome a mí con todo el descaro del mun

escarado, y concluye devolviendo la mirada en esta ocasión con oscura seriedad a mi prometido -pero aún así, es obvio que un político de mi nivel y un poderoso intermediario como yo, no comparte secretos con nadie y mucho menos mientras follo. Si vuelve a hablar de algo que me incomode me levanto y no vuelven a verme en la vida. No tengo tiempo pa

a por la habitación e

ie se atreve a tomar la iniciativa. Todos ag

mo movimiento, lo conozco. Mientras David lleva poco a poco la mano hacia su pistola y cuando está haciendo el primer movimiento para saca

ino -le pido que retire lo que ha dicho, pues ha dejado implícito que usted me interesa señor, y me parece además de una falacia, una falta de

hófer a ratos de mi hermana. Y nadie hace nada. Solo aguardan la respuesta del francés, que no deja de mirarme serio, dando t

convicto y se organice la próxima entrega, volveremos a vernos -empezó a caminar hacia la puerta para irse como si nosotros no fuésemos más que monigotes que él manejaba a su antojo. Y cuando estuvo a punto de irse, dejando más silencio detrás de su ida, se giró y con la puerta entre sus manos dijo mirándome por encima del hom

l cenicero que había usado antes y lo lancé contra la ventana, rompiendo en pedazos los cri

te dolida y asombrada con aquella noticia con las manos echas puño -has vendido a tu propia hija por un puto negocio y tú -señalé a David

y podía escuchar perfectamente como papá daba por hecho que yo no tenía más opción qu

ita cosa podía ha

do una víctima de mi propia familia, que por otro lado, había dejado más que claro que no todos estaban al tanto, pues según mi hermana, mi padre y David había pasado la noche desquiciados por mi ausencia, sin embargo, la realidad er

sco de

mí que no parecía muy justificado y que averiguar lo que en realidad estaba pasando, era

y por eso, había ido sin seguridad. Porque claro, había otra persona qu

ía dicho nada y yo jamas habría descubierto la verdad de aquel complot

mencionado convicto, y para llegar a este, había que pasar por el francés que me usaría como quisiera, cuando quisiera y deci

miné hasta él y lo arranqué del cargador

úmero privado que me llamaba, c

to no tiene que ver c

no se me despintó para nad

no importa -afirmé.

ecordar como se siente tenerme dentro de tí. Ven a mi hotel esta noche. Te contaré

to. Y era la posibilidad de entender hasta donde podía negarme o no a ser su amante, además de saber los detalles

sentir como una puta. Ni

r y podía jurar que tenía los ojos cerrados -y lo que pretendo es venerarte como a la diosa que eres, venus. Ven a verm

arme a mí misma que tenía ganas de saber cómo había acabado siendo moneda de ca

ue no habrá sexo, no q

tengo cerca puedo hacer que supliques d

rdiéndome una uña, mientras me sentaba en mi cama cubrié

hacerte mía si me lo pides.

tu ubic

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