Islan
u vida, no podía dar marcha atrás, dio s
ía la
uella joven que le enseñó a ver la vida de manera diferente, a su lado descubrió el verdader
sí mismo, llevándose las manos
. El joven contempló el hermoso rostro de la chica. Se reflejó en el verde intenso de su mirada, sin emb
ántica, no confundas las
é haces aquí?
smo, había pensado mucho antes de hablar con é
spero que suspendas tu boda, pero consider
triga, quizás más
irme? -interrogó
uy nerviosa, clavó su mirada e
absorto, no podía pron
ó que, al enterarse de esa noticia, el hombre se iba a poner feliz, la iba a a
joven frunció el ceño, lo observó con enojo-. Perdón, obvi
a la que no amas y ser infeliz por el resto de tu vida a cambio de dinero -recriminó llena de dolor, sintiendo como su corazón se rompía en miles de pedazos-. Me decepcionaste y si
aba-. Perdóname, pero no es posible romper mi compromiso de la noche a la mañana -resopló con tristeza-, entiende mi f
cio, siendo consciente que tenía que ser fuerte para sobrellevar todo lo que se le venía encima. En primer l
ver al hombre que ella amaba, al padre d
*
ía que el día de mañana sería el más importante de su vida, pero ella no lo sentía así, entonces se imaginó enfundada en aquel traje en corte princesa, bordado a mano,
exclamó la voz de aquel hombre, que provo
on solo escucharlo, giró
de mirar a sus ojos-. Te dije que no quería volver a vert
odo lo que quieras, no me importa. -Se encogió de hombro
esionó los puños, indignada
s idiota! -amen
o saber cómo le vas a explicar a tus padres que una noche antes de
ó, cruzando sus b
? -inquirió él, sin perder de vi
ella sin tener el valo
o orgullosa, para admitir lo que en realidad sientes. Vas a ser
la. -¿Por qué piensas
te lo demuestr
de pie, caminó hacía ella, la tomó entre sus brazos, y sin darle tiempo a reaccionar, l
asaba, su cuerpo respondía a sus besos y caricias, haciendo acopio
mi habitación -supl
o de bodas y no me voy a
que sea y vete -
nuevo a ella y v
vas a pensar en mí, vas a extrañar mis besos, mis caricias, vas a imaginar que soy yo -afirmó reflejándose e
todo su ser sintió un cosquilleo, su corazón pa
esas mujeres con las que...? -presionó sus labios-. Ni así fueras el último hom
ni siquiera vas a recordar el nombre de tu noviecito, porque el únic
abrió sus labios para pronunciar una frase, y él aprovechó ese momento para besarla; su lengua fue
para que me odies tanto? ¿Por qué no me dejas ser feliz? -preguntó, mi
echo arder de dolor-. Todo fue una mentira -expresó agitado-, te esperé durante años; no tuve ningún relació
os niños! -
n un muñequito de pastel -bufó-, con un pobre hombre que no da
nes ningún derecho a cuestionar mis d
mento, ya nada le importaba, solo tenían en me
des ojos se abrieron de golpe al escucharlo, pero eran t
bra -declaró ella con
e su proceder, entonces al verla tan frágil, sintió su corazón est
ue me sentí? ¿Cómo crees que me siento al pensar que te vas a casar con él? -cuestionó con la voz fragmentada. -¡N
ca temblaron, su ser
o.
bre la boca de ella, p
surrando, mientras unía su frente con la de chica-. Res
e no amaba a su novio, pero había dado su palab
gundo, se lanzó a los brazos de él, tomó los labios del chico en un desesperado beso, como si fuera el ú
os! -exclamó, con brillo en su mirada-. No v
*
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