que llegarán a Gales la próxima semana, por lo que no podemos darnos el lujo de que hayan distracciones. Por eso, dejé a tu cargo to
Dime en qué te puedo ayudar y lo haré, sabes que cuentas conmigo. -le
s. Perdónenme por estar tan distraído el día de hoy, no sé qué me pasa. Tal vez, tantos preparativos que aún te
e ha adueñado de tu mente. ¿Qué está pasando? -l
enzó a decir Lexter, pero el R
todo. Hace unas horas, Seong-Jin y yo te vimos en el salón de
que te refieres. -dijo Le
una Dojagi de palacio, la oportunidad de recibir su primer beso y ser querida sólo por un momento, dime que todo lo que le dijiste y las promesas
ado por el calor del momento, o por algo pasajero. Sin embargo, me temo que lo que sien
de Alondra, hermano? -le preguntó el
pienso ocultarlo más, porque lo que siento por ella es tan profundo, que se
n una de ellas. Ellas tienen prohibido desarrollar sentimientos románticos hacia cualquier hombre; y tú lo sabes, por lo que ahora no puedes ven
contra, yo pretendo luchar por mi felicidad a su lado. Padre, mis intenciones con Alondra van más allá de tener un romance pasajero, tampoco deseo convertir a la mujer que amo en mi amante oficial, o en una esposa secundaria, porque lo que yo deseo es tene
ra Reina de la nación? El simple hecho de que quieras tener una relación formal con ella, ya es un
una nación y a una clase social muy diferente a la que pertenece la Realeza Galés. Tú estuviste dispuesto a pasar por encima, de todos los que se opusieron a tal decisión, e hiciste valer tu autoridad como Soberano del país. Tú eres el que nos has enseñado, que la verdadera riqueza de una persona, se encuentra en su interior, en su buen corazón y en sus nobles sentimientos, no e
sito a mi lado a una Reina con los sentimientos más puros y hermosos del mundo, una Reina que sea capaz de demostrar que le importan las necesidades de sus súbditos, por encima de las propias, una Reina que se convierta en mi complemento, en mi ayudante, en mi consejera y e
ga pública, será un escándalo tan grande y de tales proporciones, que el mismo Gran parlamento Europeo podría pedirte tu abdicación al trono y desterrarte de Gales, si no logras convencerlos
no pienso renunciar a este amor, que ha logrado que por primera vez en mucho tiempo, me sienta vivo. -le respondió Lexter convencido, pero an
permitir que él abdique por mi causa, aunque él crea que es lo correcto y necesario, eso nunca me lo perdonaría, por lo que si usted me lo ordena, yo estoy dispuesta a... a renunciar a mi relación con Su Alteza Real en este momento, porque por más que yo... lo ame como lo
por favor. -le susurró L
vir en paz, sabiendo que por mi culpa usted sufre. Lo siento mucho. -le susur