y tibio en la frente era agradable. ¿Cómo había vuelto al hotel? Volvió a cerrar los ojos, levantó la mano para frotarse la cabeza dolorida y resop
a eso? ¿Heno? Cuando se puso de pie, un escalofrío y un jadeo salieron cuando su brazo se arqueó bajo su peso. Mirando hacia abajo, notó un vendaje blanco envuelto alre
pozo de fuego situado en el centro de la cabina que era monstruosamente grande, con hombros anchos y músculos superpuestos. También tenía cicatrices que corrían y se entrecruzaban sobre su vasta extde lleno de arena. Lo que necesitaba eran algunos analgésicos para este terrible
que todavía estaba en el festival, porque nadie vi
no había respondido a su pregu
habitación, ya través de los lados de la palangana, vio las llamas crepitantes y sintió su calor. Había una mesa de madera en una esquina, con tazones de madera y metal, utensilios de apariencia tosca y una canasta llena de vegetales y frutas. Huesos y plumas colgaban del techo, y vio armas cerca de la puerta principal, así como algunas colocadas esporádicamente alr
ionado. Una posición en la que se tambaleó, con la cabeza nublándose y empezando a palpitar ferozmente. Inmediatamente se sentó y se
posición sentada y desde la distancia que estaba, tuvo que inclinar la cabeza hacia atrás solo para mirarlo. Los pantalones de cuero que usaba le daban forma a sus en
efinido y lleno de cicatrices. Era como si este hombre fuera un guerrero de hace mucho tiempo. Sostenía un vaso, uno largo y descolorido, que tenía un aspecto extraño. Pero cuando s
ilados en proporciones divinas. Tenía cordones de cuero alrededor de sus bíceps