buses, mientras los letreros titilaban sin parar. Durante estas noches largas y solitarias, much
ropa se paseaban de acá para allá. En este lujoso establecimiento, el olor a alcohol y toda clase de perfumes
pecto inocente y fuera de lugar. No llevaba maquillaje y, como era de esperarse
n poco pálido. Con la mano derecha,
guntó amablemente un camarero que la obser
fugaz y dijo: "No, gracias". El corazón del cam
era bastante serena, con
ta, el camarero se ale
todo volumen. Mordiéndose el labio, abrió la puerta con todas sus fuerzas. La música estridente, la risa estruendosa de los
e le echaban encima a un hombre de aspecto desaliñado. El hombre era increíblemente guapo, de nariz griega, ojos tentadores y una so
ojado. Sostenía a dos mujeres en su brazo y n
r nada. Pero lo miraba fijamen
ientras observaba a Ivanka con sus ojos lustrosos, luego, con e
do lo posible por contener su ira y por fin d
iste? ¡No te oigo!". Al decir eso, rodeó con el brazo la cintura
la calma. Levantando la voz, repitió
e Mary?". Luego, dio un mordisco amoroso a la mujer a su derecha y dijo en un tono juguetón: "¿O quizá la casa de Candy?". Echó un ojo
elto pálido, pero las luces de la habitación l
y expresó en tono burlón: "Ivanka, ¿de verdad crees qu
a", repitió Ivanka
de la hermosa mujer a su lado. Todo el mundo los estaba obs
docena de copas de vino en la mesa. Prosiguió: "Si pu
ideció aún más. ¿Doce copas? ¡Ni siqu
de ella y le preguntó: "Entonces, ¿lo
vino y se la bebió de un trago. Se sentía desagradable, como si el vino le hubie
ienes que beber las doce copas!". De repente, la multitud comenzó a vitorear ent
dida que pasaban los minutos, se veían más copas vacías sob
is.
te..
ho.
ve..
ez.
ce.
do, sin percatarse de que Ivanka estab
entía el estómago caliente, al poco ti
ya no podía se
se a casa! Porque...'. Si él no volvía con ella
o en la mesa. Con la cara enrojecida por el alcohol y las man
observaban entusiasmados cómo Ivanka se tomaba la últi
estar pasando el mejor momento de sus vidas, e
na gota de vino. Luego, miró a Bruce y le sonrió
ado, palabra por palabra, como si no estuviera borracha en absoluto.
astarla. Quería verla llorar arrepentida y pedir perdón, ya que de no haber sido por esta muj
puedes aguantar el alcohol después de todo, Ivan
por completo la paciencia. Después de decir eso, abrazó a una mujer hermosa y la besó apasionadamente. Le acarició la cara con delicadeza y le dijo con pesar: "Cariño, tengo qu