o sueños, son realidad
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el peso ideal de una modelo. Para lograrlo, le programó una dieta obligatoria. Alana tuvo que cambiar refrescos por agua, dulces por tort
ue, aunque tenía poco tiempo en Nueva York, estaba harta de trabajar de mesera por las mañanas en una cafetería del dis
rtificaba esa excesiva preocupación de Kerry Anne hacia Alana. Ni siquiera cuando se dedicó a dirigir su naciente carrera, demostró tanto afán. Pensaba que si la principiante triunf