presa, aunado al hecho de que creían que dormía y, en cambio, había
a estruendosa una serie de objetos que Samantha alcanzó a identificar como las campanillas de viento que
ntras se sentaba en la mesa y s
e aún humeaban un poco, eran de distintos tamaños, formas y colores. Su abuelo sostenía una caja rectangular de madera desgastada y agrietada en sus manos, tenía un candado otrora dorado asegurando lo que estuviese adentro que,
iluminación. Samantha se acercó a la pared y encendió los bombillos de la cocina, la luz le hirió la vista y tuvo que parpadear vari
atrones nunca antes vistos. La imagen secó su boca con rapidez y tuvo que sostenerse a la pared para no caerse. Todo eso era mucho más de lo que había
enton
. Sus sentimientos hacían un escándalo en su cabeza y las
escuché, ya ni se atrevan a mentirme de nuevo –sentenció apuntándolos con su dedo y comenzó a pasearse por la cocina a gran
on... ¡Era esto! –balbuceó
que tuvo que retroceder hasta la silla más cercana y se dejó caer con el peso de todo lo
-susurró Samantha dejando
cho tiempo. Entendiendo lo que vendría, Thaly se limpió las lágrimas con el dorso de su mano y tomó una silla para sentarse al lado de Samantha. Enrique y Elia avanzaron
irmó Enrique posando su mano sobre el
llena de lágrimas de su hija, temiendo su rechazo, fue tan sincera co
ra está compuesto por energía y que la energía puede ser manipulada por algunos, t
do ésta tomó aire y abrió su boca para refutar con palabras y preguntas, Thaly alzó su mano para pedir silencio y se masajeó el puente de la nariz tratando de buscar las palabras correctas para expli
mostrar indicios de su energía sus papás hablaron con ella pero no le revelaron un nuevo mundo, solo aclararon algunas dudas que surgieron y le dieron una perspectiva distinta a su futuro hablandole sobre las cargas, las reglas y las normas de La Asamblea y sobre la r
esto va para largo –dijo Enrique
taron en las restantes sillas vacías del co
aly cerrando los ojos y tragando la
ordenada, por ello no las permitia pasar evitando un torbellino de frases angustiante
ella continuó-. No te olvides de todo lo que sabes del mundo tal como lo conoces hoy, solo inclúyele todo lo que te diré. Por el silencio que te pido mientras te explico prometo, a cambio, responder todas tus preg
tía una profunda curiosidad por lo que le iban a contar y ese sentimiento era el que predomin
–le preguntó T
ó que su mamá comenzaría sin más dilaciones con las expl
ella salió flotando con delicadeza la jarra de jugo, pasó delante de su cara dejando una pequeña estela d
vez era Enrique, quien le sonreía sin pudor y con una pequeña inclinación de cabeza le señaló los vasos haciéndole saber que era él quien los movía. El sonido de las galletas al abrirse evitó que Samantha c
uno de los vasos sin desperdiciar ni una sola gota y sin ayuda. Los vasos se deslizaron por la su
u vaso y revisar que no tuviese ningún truco. Cuando volvió a posar el vaso en la mesa, los demás comenzaron a tomar su jugo y por turnos tomaron una galleta. Estaba claro que eso
a vez con miedo y ante la mirada atenta de su familia sorbió, el jugo obró maravillas para su creciente calor y cansancio, sintió que la refrescaba como
o ya no queria seguir esperando las explicaciones asi que miró de
có Thaly con una floritura de su mano señalando los objeto
te? -respondió
nuestra voluntad y manipular la energía de los objetos. A esas personas con niveles normales de energía y que no pueden canalizarla los llamamos Noides. Ellos que no comprendían ni comprenden lo que hace
Enri- pero ya hablaremos... continúa hija -le dijo
ly no dio tregua y aún rebuscando
nsiva dentro de nosotros -agregó un poco más bajo antes de proseguir-, pero sí hubo una energética y su hija. Los Noides nunca vieron magia negra ni rituales satánicos como describen, lo que con seguridad los pueblerinos vieron fue como la pequeña manipuló la energía y entraron en pánico; la mamá y la niña lograron es
igada a agarrar una galleta porque el hambre comenzaba a despertarse en ella, no sin an
acer, algo sale mal. Por eso Samantha y esto es muy importante que lo sepas, los Energé
a Asamblea indican que somos un 30% de la población mundial -se apresuró a decir Enrique con orgullo-
r toda la información que estaba procesando, empezaba a temer
n realidad nos dirige una Asamblea que fue escogida en algún momento por la población de Energé... Enérgicos -se corrigió rápido mirando a Enrique antes de que la interrumpiera otra vez- y cada miembro de la asamblea nombra a su sucesor
y hacerla calmar. La política era un tema que siempre apasionaba a cualquier Energético, sob
der más sobre las leyes, lo que quiero es que tengas una perspectiva general... -hizo una pausa y siguió- Para que tengas una idea, los energéticos estamos en todos los ámbitos de la vida de los Noides, tenemos reglas sobre la intervención directa e indirecta, y nuestra A
ía llegado la hora de la ronda de preguntas y no se sentía preparada para la
lguna pregunta? -
ticos?, ¿Energía?, ¿Asamblea?, ¿Nuevas Leyes?, ¿Nuevos estudios?, ¡¿Magia?!». Creyó que iba a colapsar entre tanta información y preguntas, quería hacerlas todas y que no se olvidara de ninguna por lo
o sabiendo lo complej
e sería lo primero que tuviese que responder. Sin embarg
rofundizar en nuestros poderes, su control y su aplicación sobre las distintas carreras Noides y Enérgicas. Yo no fui a ninguna de las dos universidades, quería un año sabático de los estudios que nunca fueron lo mío. El Enérgico durante toda su vida cursa estudios paralelos y es bastante agotador por eso muchos nos tomamos un descanso antes de ir a la universidad... pero en ese año de descanso conocí a tu papá -afirmó Thaly sonriendo con el recuerdo y después de unos segundos retomó su largo discurso-. Conocí a tu papá en un supermercado, lo había visto en distintas oportunidades pero a l
cont
tico, tan poco creyente que le di largas a la situación, hasta que un día tú te enfermaste, Sami, y ningún médico Noide ni Enérgico sabía lo que tenías -la voz de Thaly se quebró ante el
ojos de Thaly pero nadie la interrumpió. Tomó una b
ámenes. Llegaba a la habitación cargado con infinidad de libros de medicina Noide tratando de encontrar lo que tenías para poder curarte, íbamos a perderte Saman
mpasión, la llama de ira q
ce tiempo-, trabajaba en la sección Judicial de La Asamblea, conocía muchos secretos gubernamentales que en ese momento eran verdaderos secretos,
ó continuar
tu expediente médico con autoridad. Revisó todos los informes y aunque no dio con un diagnóstico, dijo que podría ayudarte -señaló Elia con esperanza en su voz-. Enrique, Thaly y yo nos reunimos con él sin decirle nada a Dilas, pues debíamos saber primero qué
ecompuesta inte
plicarle todo lo de nuestro mundo que él aún se negaba a aceptar, así que solo le dije que Ánthon trabajaba en un laboratorio, que hacían experimentos y que podía hacer algo por ti. Dilas tampoco dudó porque deseaba verte curada y tu cada vez estabas más débil, la fiebre te hacia delirar, no respirabas bien -le contaba Thaly tomando la mano de Samantha y estrechándola con fuerza entre las suyas-.
no pudo evitar contagiarse y sentirse emocionada por la histori
*
joría era diaria, a la semana ya estabas radiante y recuperando todo el peso perdido. Yo est
la mano, entonces Enrique retomó el cu
que las especies que consiguieron fueron sacrificadas por humanidad, todo lo demás fue destruido y los culpables que intentaron escapar habían sido perseguidos y encarcelados.
ntrado su cuerpo, se había suicidado... pero la muerte de mi hermano es un tema arduo de superar. No es porque fuera joven, aunque también eso nos pesa, sino porque nunca sentimos que nos dieran una respuesta sensata de lo que pasó. Él había cambiado y se alejó de la familia p
n fuerza. Elia lloraba en silencio, el recuerdo de la pérdida de uno de sus hijos resultaba tan doloro
bueno, nunca me dijeron cómo... -balbuceaba Samantha apenada-, sie
o, si Samantha no sabía las verdaderas circunstancias de la muerte
gó como grotescos. Pero nunca lo sabríamos a ciencia cierta, así que decidimos callarnos. A todos nos investigaron, exceptuando a Dilas, y no consiguieron nada, Ánthon se
ora unidas sobre la mesa. Recordar aquella
s secundarios? -Dejó la pregunta en el air
ornudar, con cada estornudo destrozabas la vajilla -Enrique y Elia rieron contagiando a Samantha, Thaly en cambio permanecía inmutable-. No vimos efectos secundario
como lo pidió la Asamblea, algunas de esas personas nunca aparecieron y eso fue lo que nos hizo temer que si algún día descubrían tus niveles de en
do de digerir la información poco a poco. Por increíble que pareciera el relato ya no sonaba tan ridículo en su cabeza, pero en definitiva había mucho que procesar, tenía muchas preguntas que hacer, muchas dudas, y ni
an haciendo
ibiendo el tono enojado de su voz y acomodó su
mos una cárcel, pero no tiene sentido encerrar a alguien que con su poder puede escapar; así que le atan los poderes m
mantha y Enrique s
que significaran tanto para ella sus recién descubiertos poderes qu
re, es solo momen
tiempo? -Preg
deres, la energía se va regenerando y por ende su poder. Con la atadura quitas la energía sobrante y colocas ciertos impedimentos para su ráp
esó la respuest
s debería... tener pod
e veintiún años o más, y eso en definitiva no es normal... -antes de que Samantha comenzara a reprochar, agregó con rapidez alzando las manos- Pero, más adelante aunque tu energía haya crecido inc
saber de mi energía? ¿Acaso l
ar las ondas de energías de los chicos como tú. Existe un registro de los hijos de los Energéticos para que estos sean sometidos a revisiones periódicas de energía, de educación
-aclaró Enrique-, por eso tuvimos que atarte los poderes hoy. La última vez, con l
Elia susurraban en privado y Samantha logró escuchar el nombre de su tío Ánthon pero no quiso saber de qué se trataba esa
su cabeza se comenzaban a reducir, pero seguían siendo demasiadas. Se empezó a sentir abrumada y muy agotada. «Así que tenía energía y podía manejar
s y entonces ¿qué? -dijo-
xpuso Enri- en cambio, podríamos concentrarnos en que aprendas a controlarlos
ingresar en la universida
sonreír, porque a pesar de todo lo explicado y lo confundida que se
tía victorioso de que al final no existieran más secretos en la casa, un enorme peso había desaparecido de sus hombros.