scucharlo hablar, le afloj
decir eso porque la po
us oídos, prácticamente todo le parecía perfecto
sobre el taller, ya no había mucha gente, tal vez como 6 pe
otella? – le pr
- le con
que sería sano que siguiera bebiendo y más si estaba bebiendo de t
tardó mucho en hac
da, pero no tanto como para no e
rendió un cigarrillo, ella se levantó de la ca
fumaba, ya hasta ni recordaba cómo hacerlo, pero estar cerca de ese hombr
dad de un sueño rápido, Ricardo se recostó a un lado de ella, dejándose caer sobre su co
tocarla, pero no así, quería que ella se entregara a él, todo a su al
lpe, dejando a Ricardo sobre su codo,
os diez minutos, los cuales aprovecho dema
dormida aquí – ya no tenía el rubor a causa de la bebida, tenía completa
– le dijo Alejandro que alcanzó a escucharla y con ese come
era una llamada de atención por el escándalo que se escuchaba des
cia que les dieron, aunque ya no había much
s corrieron hacia la puerta de salida, donde también estaba
o contestaba el teléfono, parecían niños de
me despertaron – les decía sínicamente
tro, estaba prácticamente pegaditos, ambos podían sentir e
o, tenía el corazón acelerado, había lanzado su prim
olo para que sol
zones de ambos estaban desbocados, pareciera que fueran una carrerel mundo, giró la cabeza, viéndose directamente a los ojos, Ricardo bajo la mirada a sus labios, pidiendo permiso
o les falto el aire, se separaron, abrieron los ojos y ya no estaba n
traño, algo que ninguno había sentido antes, al
o sa
e la mano, regresaron a besarse, esta vez, abrazados, Valeria
a los ojos completamente cerrados, así que solo lo siguió, co
os ojos, estab
– le dijo apenas s
le, encogiéndose de hombros y
acabarse, sus lenguas jugaban la una con la otra
encajaban a la perfección, sus lenguas, s
parara abruptamente, el remordimiento le
soltó, mientras recu
– le confirmo deján
iosidad de cómo se había e
entendía la manera en que la miro su amiga
evamente, él no estaba pensando demasiado en e
ajeaban amablemente sus pechos, ambos tenían una sensación de adrenali
aba más que prendido, era una opresión que comenzaba a doler, p
e mere
eria, podía sentirlo al restregarse en él y eso solo enviaba corrien
más, necesitaba más, ¡quería más! intentó desabo
Ricardo, era obvio que ella no permitiría qu
esa manera, quería disfrutarla lentamente, besar cada rincón de
quiero sentirte – le dijo al oído
gusta hacerlo así – Ricardo no ter
sí? – le
almente el semáforo estaba en rojo, eso ayudó a que regres