me
h justo en ese instante y realmente esperaba ser su hombre. ¿Por qué no habría de serlo? Era joven,
grandes del país, mi padre se había negado a contratarme cuando complete el curso de contabilidad y le dije que deseaba más que cualq
do real. Zambullirme en los desafíos que proporcionaban una oficina pública tan grande como la defensorí
o en una de las mejores universidades de derecho, ni t
con la idea de comprometernos, pero la verdad era que en la posición en la que estaba no tenía mucho que
trajes nuevos, corte de cabello impecable. Nos observábamos de tanto en tanto lanzándonos miradas
s que estaban sentados a mi lado comenzaron a mirarme raro. Negué con la c
o que supe que no tenía otra opción que atender
oy muy ocupada, tengo que entregar las no
dre, organizando asambleas
-Estoy esperando para la entrevista en e
prometedor, espero que lo consigas, estoy cansada de estar todo el día de aquí para allá haciendo recados a mi padre. -Hizo una pausa eterna, durante la cual la imaginé mordiéndose el carrillo, debatiéndose entre si decirme o
profun
un porcentaje de sus acciones con de
que me gustaría casarme
ase con su madre e ir al club a diario a pasar las tardes. Por desgracia yo no era ese hombre por el momento, aunque esperaba poder serlo. Ell
bamente an
s un gran detalle que lla
mpleaños de mamá y nos espera a cenar en el club con ellos, a las siete. -Su madre no me gustaba, ni un poco, aunque no dije nada. -Neces
eses para ver si podían encarrilarme, haciéndome entrar en el bufete de dudosa integridad de un amigo, o como alcahuete de algún político.
on locura, estaba cansado de que me obligase a comer con s
ines. -Me advirtió. -Te amo y suerte. Debo irme, por la noche ll
o sin antes colocarlo en silencio, para no te
ió la puerta del despacho del decano y nos mi
ton Global. Ignoré sus murmullos y me acerqué a ella, que me observaba con una sonrisa radiante. -El señor Griffin y el resto de socios decanos lo esperan
la confianza posible. -Es un verdadero gusto conocerte, Cam. ¿Puedo llamarte, Cam, verdad? -Me tomó del hombro y me l
efusivamente de lo que pre
ratarme. Todos parecían estar bastante animados, me ofrecieron café y agua, cosa que hubiese aceptado porq
mesa y apoyó los codos sobre la madera resplandeciente con una sonrisa radiante. Im
a de las hojas impresas donde se reflejaba todo lo que era en letra pulcra, pequeña y doble espaciado. -Aquí dice que jugaste al fútbol, creo que eso explica mucho. ¿Por qué decidiste
des del país. Por lo que no podía dejar pasar ser el Quarebat de mi equipo, el mejor de la escuela y el prospecto para la universidad que se esperaba para mí. Las expectati
us notas eran
que el mejor. -Convi
bilidad tributa
de director de operaciones de Hamilton Global. -Me llevé la mano a la boca para fingir que aquello era confidencial. -Spoiler; no me consider
aquí se hace el verdadero
le mintió. -Sonrío uno de los decanos y
s, se quedaron mirándome expectantes, esperando que hiciese la gran preg
tendría un magnifico sueldo de ser el
rante un largo minuto y f
a rechazado hasta la fecha. -Ellos rieron como si fuese un cascarillo interno que solo yo no conocía. -El segundo año, si todo sale como esperamos,
so
le. -Asinti
. -Mur
, restregarle el Aston Martin a mi herm
miró ser
de base. Nos gustaste desde que vimos tu fotog
ta en investigación. -No l
e eres un hombre que cuenta con un fideicomiso que p
de esos herederos soberbios que matan su t
odos se mostraron divertidos y pensé que l
no que fueron los reyes del baile. Además de eso tienes siempre la misma rutina, día tras día y nunca te sales de ella. -Cuando lo decía de esa forma, se escuchaba terrible, era simple y llanamente un pa
Pregunté
amiliar, no podemos contratarte si no eres parte
posa de aquí al lunes? -Sonr
ez y conviértete en parte del equipo. ¡Qué rayos, puedes proponerle ir a Las Vegas y cerrar el trato! Seguro que lo considera muy romántico y eso te