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Historia
SOY LA PERVERCIÓN DEL JEFE

SOY LA PERVERCIÓN DEL JEFE

Autor: Mayra Gisel
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Capítulo 1 Introducción

Palabras:2515    |    Actualizado en: 27/12/2022

*

a ser parte de este tipo de juegos, aunque, a

de aquellos libros calientes que me encantaba leer; sin embargo, eso no

soltero a experimentar diferentes practicas sexuales, por lo que, luego

eres y hombres se disfrutaban sin inhibiciones, por u

en mi interior un deseo incontrolable por l

, no teníamos nombre ni pasado e incluso, las sumisas ten

debía despojarme de todas las prendas q

solo pude distinguir una tarima en el centro y bultos alrededor. Supuse que se trataba de los diferen

eñor y eso mismo hice. De rodillas en el suelo, mis manos

las palabras de la recepcionista de esta sección, por lo que no quería desobedecer. Pensa

ncluso contaba para mis adentros hasta que

ocurriría después, hizo que una sensación punzante se alojara e

e, cuando él se acercó, se posicionó detrás de mí y tras su ord

do mi cuerpo se erizara

rees que debería hacer contigo? -No dije nada. Hasta donde me habían informado, no se le permitía la palabra a la sumisa a no ser que sea el señor quien lo permitie

í. Para ser sincera, no sabía si había dejado a propósito algo de visión, porque me di

ombre en cueros, con el torso bien marcado y la cremallera de su baja, lo que hizo que

ba detrás de mí de nuevo, pidiéndome que colocara mis manos detrás de mi espalda para amarrarlas. Para entonces, mi vagina palpitaba y mi tanga estaba empapada-. Levántate -ordenó y procedió a ayudarme con la tarea. Una vez que me puse de pie, me acompañó hacia la mesa y me hizo inclinarme sobre ella, con la frente presionada contra la dura madera. Me quitó la

me lo concedió. Pegó sus labios a mi oreja derecha y buscó más profundid

pausa y prosiguió-: veinte azotes. Dobles, p

solo 10

lar? -negué con la cabeza y mordí mi labio inferior expectante a lo que ya sabía que me pasaría. De pront

stremeciera y aquel dolor intenso de su

os nombres, pero tampoco me habían pedido uno por el cual

sin previo aviso, metió algo dentro de mí y comen

a vi

seo pedirte-me dijo y dió una fuerte palmada sobre m

e esa manera me fasci

ión familiar de hormigueo en mi glúteo derecho. La sensación más impactante vino del vibrador, que logró presionar

el anterior, pero la sensación de placer creció exponencialmente. Estaba tan excitada por las primeras tres nalgadas que mi discurso se volvió ininteligible después,

de», recordé una regla excepcional. No quería hacer nad

ngar la tortura, entonce

vara temblar descontroladamente a punto de alcanzar el éxtasis divino en sus

tomó mi cuello con fuerza y me

sin aire, y él solo mordía

para mis adentros pensado que en que había arruinado nuestro primer y quizás, último encuentro, pero cuando regresó y se posicionó detrás de mí, sus dedos tocaron mi sensible clítor

ería desafiarlo. Ya había hecho lo suficiente como para ganarme el boleto de salida y por alguna

o por que de una buena vez arremetiera contra ella con extrema violencia. La espera me estaba matando. No er

is. Mordí mi labio inferior, saboree mi propia sangre y me callé las ganas de

rada al tener el privi

r favor, tóqueme

í la lengua para no gemir a viva voz, pero tan pronto él me otorgó el permi

e mi hinchado clítoris y mis gritos

ió paso por mi recto, lo cual me hizo encorvarme hacia atrá

guntó con voz ro

ue recorría mi cuerpo, se alojaba con gran intensidad en mi centro. Me moría po

etiró. Maldije por dentro su ausencia, pe

e se refería y asentí jadeando. -Contesta, m

o sentir su hombría dentro

s dije, sus uñas se clavaron en mis muslos y antes de que pudiera decir al

ro de mi trasero: un dildo anal. Siseé de placer. Gracias a la humedad de mis fluidos y su saliva, el instrumento resbalaba con gran facilidad y durante largos minutos se mantu

lé. Luego sucedió algo que

e cuero de la muñeca derecha y me dijo que me acostara boca arriba, con los brazos estirados por encima de la cabeza. Luego, procedió a pasar el brazalete de cuero todavía atado a mi muñeca izq

e golpe en mi glúteo derecho me recordó que

o -advirtió y siguió jugando, pero luego de unos breves minutos,

e detuvo a mi alrededor. ¿Cómo es que sabía cómo

omo me encantó cuando hizo eso!», pensó mi yo pecaminoso y adicta al sexo. Luego, me esposó el tobillo derecho; a qué, no podía decirlo. Una vez que repitió el proceso con mi tobillo izquierdo, estaba casi s

su boca, sus manos, un vibrador y finalmente su polla. Mi

Ariana? -volvió a sembrar

dad ir a otro nivel, pero la otra

r -mantuve mi papel

as alturas, poco me importaba saber de quién se trataba, sol

stros de quienes estuvieron antes de mí -ubicó su pene en

e a pedirle más, pero en medio del acto algo extraño ocurrió, y es que comenzó a pronunciar m

emidos se empezaron a oír más lejos, luego un ruido estruen

s manos cubren mis orejas sin entende

. Rin.

s y comprend

jada, francamente me solía pasar; pero la diferencia fue que, por

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Contenido

Capítulo 1 Introducción Capítulo 2 Con el pie izquierdo Capítulo 3 Tócame. Capítulo 4 Parte 2: Tócame Capítulo 5 No lo olvides. Capítulo 6 Tendré que castigarte. Capítulo 7 Parte 2: Tendré que castigarte. Capítulo 8 él, soy yo. Capítulo 9 Lo mismo que a ellas. Capítulo 10 Sí, quiero.
Capítulo 11 En el infierno.
Capítulo 12 No me interesa.
Capítulo 13 El círculo y sus reglas.
Capítulo 14 Lo tengo decidido.
Capítulo 15 Sebastián.
Capítulo 16 En la boca del lobo.
Capítulo 17 Tu deuda es conmigo.
Capítulo 18 Como ordene.
Capítulo 19 Te necesito dentro de mi.
Capítulo 20 Intimidada.
Capítulo 21 Libérate.
Capítulo 22 Abnegada a mis deseos. Sebastián.
Capítulo 23 Estar con él.
Capítulo 24 En el infierno.
Capítulo 25 En el infierno. Parte 2
Capítulo 26 En el infierno. Parte 3
Capítulo 27 De rodillas a sus deseos.
Capítulo 28 Duro y salvaje
Capítulo 29 Dispuesta a todo
Capítulo 30 Tiemblo, grito y me libero.
Capítulo 31 Actitudes que delatan
Capítulo 32 ¿Cuánto por la sesión de ayer
Capítulo 33 Necesito saberlo todo
Capítulo 34 Una verdad inesperada
Capítulo 35 No se moleste en volver.
Capítulo 36 Tres veces idiot*
Capítulo 37 Quiero que te vayas.
Capítulo 38 El contrato.
Capítulo 39 A mí nadie me dice que no
Capítulo 40 Hambriento
Capítulo 41 La prueba
Capítulo 42 Lo que sea
Capítulo 43 Somos locos
Capítulo 44 Somos locos (Parte 2)
Capítulo 45 Una escusa
Capítulo 46 ¿Quién es esa
Capítulo 47 Si vos te metiste en esto . . .
Capítulo 48 Un caso difícil
Capítulo 49 Esta noche, será interesante.
Capítulo 50 Eres mío
Capítulo 51 Esto me genera morbo
Capítulo 52 Duro y salvaje
Capítulo 53 El lugar que te toca
Capítulo 54 Serás mi ofrenda
Capítulo 55 Es apenas el comienzo
Capítulo 56 Una sesión intensa
Capítulo 57 un precio a mi cuerpo.
Capítulo 58 Creo que te he ganado
Capítulo 59 Como una tonta
Capítulo 60 Que nos escuchen todos.
Capítulo 61 Perra.
Capítulo 62 ¿Estas loca
Capítulo 63 Hasta aquí llegamos. POV Sebastián
Capítulo 64 Confundida
Capítulo 65 En el peor momento.
Capítulo 66 En la cima del clímax.
Capítulo 67 Te odio
Capítulo 68 Pero... ¿qué le pasa
Capítulo 69 Matteo Sandobal.
Capítulo 70 Que tenga un hermoso fin de semana
Capítulo 71 Hasta esta noche...
Capítulo 72 No era nadie
Capítulo 73 La quiero a ella.
Capítulo 74 Esto no puede estar peor.
Capítulo 75 ¿Qué estarías dispuesta a hacer
Capítulo 76 No voy a cambiar
Capítulo 77 La traición.
Capítulo 78 Quiero que me odie.
Capítulo 79 Confusión.
Capítulo 80 Nunca más.
Capítulo 81 Conocer tu mundo.
Capítulo 82 Conocer tu mundo. PARTE 2
Capítulo 83 Él seguiría allí.
Capítulo 84 Golpe bajo.
Capítulo 85 Como te veo.
Capítulo 86 Una mala desición.
Capítulo 87 Esta noche dormirás conmigo.
Capítulo 88 En una hora pasan por ti
Capítulo 89 Ya fue suficiente.
Capítulo 90 No volverás a tocarme.
Capítulo 91 No puedo quererte
Capítulo 92 No voy a perdonarte
Capítulo 93 Tiempo más
Capítulo 94 SOY LA PERVERSIÓN DEL JEFE PARTE 2
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