autobuses y esperó el autobús que la dejaría en la casa hogar donde creció, y
o lo que más amaba era darles su canciones, compartir con ellos una ilusión que mantuvo cuando estuvo en ese orfanato. Cuando Mir
miró y se e
odrás ser lo que tú
a, al bajar de su auto, Gonzalo Hudson sacó de su estuche una guitarra y se
ecidieron adoptarla. Cuando Viridiana cumplió doce años, pidió que adoptaran a alguien más, quería hermanos y hermanas, ellos le conf
parece Viridiana, debes descansar, eres una ni
ami, no se siente co
pasas horas sin comer ni dormir con esos apara
chaba al piso, manipulaba, dejaba de comer, hacia huelgas y amenazaba c
calma y luego la levantab
eres nuestra hija, tienes padres, no
ero ser en la vid
y que comer, ven, no
tomar mis cla
N
Pa
nscribí en esas clases sin darme cue
ría dominar tantos instrumentos como fuera posible, a la menor eda
la ciudad, debía regresar a las cuatro, eran las seis y no aparecía, no se alarmaron has
rlo por la niña, pero ella sabía que su padre estaba colapsando por dentro, pues su madre nu
ó hasta la entrada y abrió, un policía la saludo y preguntó si su padre estaba en casa, ella
on tu padre, niña
su padre, apretó sus manos y
frido un acciden
gaba sin de
do de su casa a toda hora, consolándola, llevándole comida, pidiénd
y madre, pues a su madre querida, la única que conoció no la vio más y su
fue casi a la quiebra, ella tuvo que poner al frente de una empresa que fabricaba mueb
que podía y el trabajo se lo permitía. No iba en auto, pues el orfanato quedaba en la misma dirección e
ño en una cola alta y se puso el abrigo con el nombre del orfanato
an que llevaba dulces y golosinas en su bolso, no demasiadas, según le pedían las mon
la madre Hild
muy buena, n
taran y después desde la muerte de mi madre, sin ustedes no hab
va a compensar con
un cheque, se lo entregó a la
no es n
personal. Ustedes también. No me cuesta nada. Una parte la pone la fábrica, otra yo y a
a, sus labios temblaban
. Por cierto, la razón por la que quería que
orp
hablé de ti, es influyente, está aquí hoy, sie
Qu
llas, es famosa, conoc
noches soñaba con eso, con ser descubierta, con can
adre, y mire que me cuesta, el hijo de su socio me quiere sa
que recurrir tu padre cu
pero él se murió, y los hijos, los hijo
us sueños. Nada pierdes con
sonrió de medio lado,
uitarra, nada pierdo -resp
cina, abrió la puerta, Viridiana vio a una muje
la monja-, ella e
la madre Hilda me ha ha
o -replicó entre risas. La m
escuchar
uella que le dedicó siempre a su madre fallecida y a aquella a la que no conoció, cuando terminó, la muj
la madre dice que es lo
, l
estrella,
quién era la mujer frente a ella, por eso su cuerpo no dejaba de temblar,