img Cállate y bésame (Trilogía TQST)  /  Capítulo 5 5 | 13.89%
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Historia

Capítulo 5 5

Palabras:3869    |    Actualizado en: 31/01/2023

ítu

uen

A

eraba que casi sesenta alumnos lo atendiesen con esa voz monótona y aburrida? Aunque lo peor no era la voz soporífera de su profesor, sino que este se lim

bría visto ya el periódico? Estuvo esperándolo esta mañana a la entrada con un ejemplar para ver cómo su cara se contraía en u

cia la puerta, donde estaba Damián con un periódico buscándola con

l juicio?! ¡Maldita mu

n amabilidad, el pelirrojo entrecerró los oj

do anuncio, sino que pusiste mi número! ¡En lo que lleva de mañana me han llamado cu

iendo estar sorprendida, él le mostró

bramó él con furia enseñándole la página d

ial mirando con admiración el anuncio como si fuera la primera vez en su vida que lo veía; el chico le lanzó

cómo poco a poco la cara del pelirrojo pasaba de most

a de miedo, algo que solo ella notó; Dafne se limitó a llevar

o por la fuerza; Dafne tardó un segundo en asimilar lo que pasaba, antes de come

haces?! ¡Bájame aho

a, pero por desgracia su «amiga» se limitó a entregarle su bolso negro

stán secu

r en tu lugar -contestó Beca mientras s

hico era un fastidio. Ambos abandonaron la

marchasen para comenzar a murmurar entre ellos. Una vez en el pasillo sujetó el

juro que te arrepentirá

tripper gay? ¡Anda, pero si ya lo hiciste! -declaró el pelirrojo con enojo,

s que los miraban, pero no la ayudaron, simplemente se pusieron a mirar las paredes en busca de una cámara ocul

ético, cualquiera no podría cargar con semejante peso. -Ante tal comentario contra su estupenda figura, siguió golp

la encontraba. ¡Demonios! Se la había prestado a Ann para algunos experimentos de

-preguntó Damián mientr

de qué

abía una copia esperando el momento oportuno para mostrársela al general y que este lo castigase de por vida, eso si no lo metía directamente en el ejército. Pero no pensaba hablar, no después del beso de ayer. ¡Ese chico había atent

me alistará en el ejército -habló el pelirrojo con voz seria mientras

«Oye, oye», est

me dices de ti?! -gritó ella con furia

no te he hecho nada

había hecho nada?! ¡¿As

zo en la espalda y lo escuchó quejarse, para luego

dónde escondiste el periódico -ordenó

mpre! Así que no, ¡no voy a decirte dónde lo escondí! -gritó enojada, el p

ola con furia y señalándola, luego volteó hacia una d

a?! ¡¿Oye, oye... pero

da golpeándole el

ra... ya sabes! -espetó él, Dafne lo miró un poco dudosa, juraría qu

fue porque me b

no lo hubiera hecho! ¡Ergo, la culpa es tuya! -proclamó él a los cuatro vie

a luego hacerle el saludo militar con la mano derecha, con or

pelirrojo tomándola del brazo con fuerza

carar a Damián, que le enseñó la lengua y cerró la puerta dando un fuerte

ahora mismo, estúpi

esperada, pero por desgracia a ese lado

escondiste? -preguntó D

Nu

su voz; irritada, apoyó la espalda sobre la puerta y se dejó caer al suelo-. Venga, si

do, sí que era pesadito con e

guido era que ambos acabasen en el hospital con una buena bronca de sus padres, pero nada más

nseñado que no debo

on cierto tono de sold

í hasta que me dé la gana! -Escuchó un fuerte golpe en la

sé a la perfección qu

o escondí y jamás lo aver

e estoy habland

lidades. No había palancas, ni hierros ni nada con lo que pudiera forzar la puerta; pero debía haber una escalera de emergencia o algo, ¿no? Caminó hacia el borde y se asomó en búsqueda de unas escaleras de metal, pero no las encontró; en cambio, lo que sí vio fue u

bajo saludándola y agitando su bolso con regodeo-

por muerto! -gritó apoyá

o se daba la vuelta y se subía sobre su monopatín, antes

ras Damián atado a una silla lo observaba todo. Pero para poder hacer todo eso, debía salir de allí cuanto antes; dio una vuelta examinando la azotea y buscando algún indicio

mbos pies sobre la escalera, esperando unos segundos antes de soltarse para comprobar que en efecto esa cosa soportaba su p

a pagar car

cia, aún estaba a varios metros de altura. Miró hacia el suelo con fastidio y vio con repulsión como b

or todo esto. Sin pensarlo mu

-

la espada de juguete en un oso de peluche, que había atado, amordaza

act

un perro por su habitación, hasta que

dándose sobre su cama, mientras ella cortaba d

sea tan resistente -contestó recogiendo la cabeza del peluche del suelo y tirándola a

reguntó Ann, pero en cuanto ella abrió la boca para responder su amiga le indic

beza y cerró los ojos mientras

ón de contactos y te tiró a un cubo de basura como

s al aire-. Damián vio la sección de contactos, irrumpió en mi clase y me abandonó a mi suerte en el t

ló Ann, Dafne se e

ado el bolso, se indignó mucho y dijo que en cuanto lo viese le iba a orde

hica dulce e inocente. Era tontería comentarle sobre el anuncio, el pelirrojo tarde o temprano encontraría la copia que ella escondió bajo su felpudo y no tendría pruebas de su supuesto trabajo com

io de Damián que pusiste, todas las chicas se volvieron locas al verlo; por dos euros les decía dónde estudiaba, su nombre y apellidos, conseguí casi cincuen

tre tos, Ann la ignoró por completo y la tomó

a despidiéndose de su madre, que en esos momentos escribía en una cartul

ctivista en pro de los derechos animales? E

se encontraron con Kyle esperándolas. Ann la soltó para darle un rápido beso a s

nos preciosos ojos verdes oscuros y un pelo castaño tan claro que casi parecía rubio; pero hasta ahí todo bien, para ella Kyle era demasiado tímido y callado, por no hablar de su obsesión con la química -ya había perdido la cuenta de cuántas veces los bomberos habían ido a desalojar su edificio, para desgracia de Dan, q

tió y comenzó a caminar junto a ellas hacia la parada d

ede más remed

iz os pillen -dijo mirando

tal de dar la exclusiva. No había sino que recordar lo pesada que se puso cuando Nora comenzó a salir con José... bueno, pero es que José se lo había buscado por

ra y viviendo la vida a lo loco, no n

la mujer que había gritado y vio como un individuo, de unos treinta a

pensarlo dos veces y

fiscal, no podía ver cómo le robaban a una mujer y no hacer nada para det

rza haciendo que el ladrón voltease levemente para lue

hacerle un placaje y derribarlo?

a un ladrón puedes dejar tu

enemigo corriendo a su lado, sujetando en una mano su tab

eguntó mientras giraban en una esq

rte disculpas! ¡Disculpas, a ti! -protestó él lanzándole una mirada de odio, ella le hizo burlas y siguió corriendo; el ladrón era bastante

-contestó deteniéndose frente al ladrón; el hombre al ver a

cio donde me anuncia

n señalándol

e tú me

tú me i

echando sus gritos; el hombre, que estaba a menos de un metro de ella, le dio un fuer

, ella se separó de él rápidamente y se puso a correr detrás del ladrón de nuevo mientras

ismo! -chilló ignorando

tregándole la tabla y su bolso, para luego saltar p

sum

ial que era y hacer que la gente lo mirase con envidia. Dafne miró la tabla y sopesó la idea de lanzarla contra el ladrón, pero ella no era tan bue

al ver como Damián aparecía de la nada y derribaba al ladrón, para l

entre los dos lo esposaron a una farola. Vio como el pelirrojo recogía el bolso de la anciana del suelo y posteriormente se secaba el sudor de

anotazo, para luego subirse sobre ella y dar vueltas a su alrededor lleno de fel

onótona borrando de un plumazo la sonrisa que il

a tu minicerebro es t

limitó a fingir un bostezo y el chico le dio capirote

patético -se lamentó el ladrón

ién lo miró y por primera vez en su vida ambos se son

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