na subió las escale
de estar se quedó e
ntes de la villa se atrevieron a salir mie
estaban muy callados. De alguna manera, algo en el lugar se
n al dormitorio principal. "¿Qué sucedió aquí?", l
l hombre. "Ella y la señora Hayes no tuvieron una buena conversació
nte inexpresivo en todo momento, mostró un gran
ón de la familia Hayes y había visto crecer a Elmer. De he
raba en la villa, por lo que se enteró de lo q
e agregó: "La señora Hayes no ha comido nada en todo un día. Los sirvientes hicieron
ve
ano a los sirvientes y les indicó que p
domo: "Hay un regalo en el
elo le había pedido que le comprara u
ese día, así que no se lo dio a su
ra que él diera el regalo. Entonces, estaba un poco
h se dirigió de inmediato directamente al garaje
Elmer, el mayordomo pensó que el
uavemente a la puerta del dormitorio principal, espera
dos botones de su camisa, antes de de
no mucho después de eso, Leona respondió con voz
jo nada en
ras con la llave de la habitación, con la cua
notó que todas las cortina
de la puerta, iluminando el cuerpo acurru
ojos, ella miró at
e abierto, lo cual lo hacía parecer mucho más casual y despreocupado. A pes
ena de frialdad, ella no p
no quiso hablar con él, pues tenía miedo de que él defendier
olver a escuchar esas
magnética era mucho más sutil de lo normal
ona se sentía débil. A pesar de eso, ella forzó una sonris
abía reprendido, todos los sirvientes de
e a ella, la idea de que estaban al tanto de lo que h
dé de comer?", preguntó
udiendo la cabeza vigorosamente, pues te
, ve abaj
de la fina cobija sobre su
como si la bofetada que su madre le había d
miró su rostro deprimido y n
, Keith tocó la puerta y entró. "S
alo y se la entregó a su esposa. En
, pronunció. "No te lo entregué antes. Éc
on incredulidad. Luego, con lentitud,
ía algo de colo
la chica asintió y, con voz baja, respo
cualquier regalo qu
ó para su cumpleaños, ¡y aún más, no esperaba q
e era su abuelo quien le había p
ó la caja de la bolsa
cado, además el colgante en su extremo era único, dent
regalo fue hecho
la hizo estalla
de arte, por lo tanto, una vez men
o creer que hayas rec
ama, al tiempo que lo observaba c
ondió: "Sí, la recue
do, él tenía
hubo una obra de Aurora colgando en el mismo l
ta última se sint
n su mano, ella dijo nu
rse y agregó: "Qué bueno. De hecho, est
esó a sus ojos. "Sin embargo, no camb
ígido. Resultó que su alegría duró poco y