ITU
neras, dejaron de hacer su trabajo. Me senté rígidamente y me giré hacia a él.
-pregunté ca
exclamó, sus puños for
nos metros de la mesa y por el rabillo
les así a
enojo por habe
n ella -respondi
aminó hasta ponerse frente a él y com
-susurré, con la esperanza
e, poniendo toda su aten
omo una mujerzuela... -sus palabras fueron abruptamente ree
labio inferior para limpiar las gotas de sangre que brotaban de esa zona. Gruñendo de ira, se lanzó sobre él y empe
Era lo único que eran capaces de hacer porque estaba segura de que nadie se atrevería a acercarse. Había quedado claro desde un inicio que me tendría que
observar a Alexander quejándose y tratando de cubrirse de las agresiones. El pecho me dolió tanto que temí sofocarme. No podía
quedó desprevenido por un instante, seguramente por que n
camino o si n
dió, pero la adre
dije, sintiéndome i
abeza-. Eres débil, como todas las personas de aquí. Podría te
ectó directamente a su ojo. Sentí que el tiempo se detenía. Los demás soltaron un grito ahogado, impactados por m
cercó a mí bruscamente de tal modo que quedamos de frente. Su altura me intimidó mientras percibía su respiraci
tor resonó por toda la cafe
asustada, pero permanecí firme hasta que finalmente se apartó. Tomé la oportu
jo Max antes de salir de la caf
on de sus lugares y se acercaron a nosotro
Me parecía absurdo que se deja
Alexander cuando comenzó
áculo. A nuestra coordinadora le avisaron lo que había pasado, por lo que nos dio el permiso de irnos a casa para que un médico atendiera a Alexander. Kim y C
ero. Las clases habían reiniciado y los pasillos estaban vacíos. Medité los acontecimientos anteriores
Max salió acompañado de un oficial y me miró con la misma intensidad de antes. Me estremecí y apresuré el paso. Tenía que calmarme, no podía hacer nada con un agente del Gobiern