r la emoción de verlos de nuevo. El frío de la noche no hace nada por calmar mi ansiedad. El ner
as ruedas del taxi detrás de mi tenso cuerpo emocionado, rodando con rapidez
y si no fuera por la luna y las pocas casas con vida de la cuadra, no podría ver el camino por donde mis pies pisan. Mis piernas se sacuden, impidiéndome caminar có
ad de dinero suficiente durante años. Iban insistiendo a mi padre para dejarlos marchar, y al fin se fueron a otra ciudad para vivir con mi tía, quien desgraciadamente murió hace poco más de un año por un cáncer de pulmón. Por supuesto, ante el cariño hacia mis hermanos y la familia en general, en su herencia aclaró que el departamento
r obsequios estando en presencia de su familia. Los extrañaba tanto. No sé cómo es que pude sobrevivir tanto tiempo sin mis hermanos, sus llamadas eran mi sustento, mi alegría del día. Me prometían que iban a volver solo para verme, dándome esperanzas de tener de nuevo la familia que antes éramos, pero no lo hicieron. Cada cumpleaños qu
supuesto, sin afectarle nada a su cuenta bancaria-, con el mejor entretenimiento y comida que una chica podría pedir. Y al fin, aquí estoy. Y a pesar de saber que mi padre ni siquiera pensó
ión y todo lo que conlleva el trabajo de su nuevo hotel de lujo. Su trabajo carcome todo su tiempo y, no muy a menudo, lo veo en casa. Cuando él está, pocas veces nos dirigimos la palabra. Su cansancio es enorme, sus espantosas ojeras y ojos i
bre del piso de Sam
eron con mucho poder sobre mí cuando era pequeña. En los juegos, había veces que me dejaban ganar, pero otras, cuando yo les ganaba por voluntad propia, decían que por ser los más grandes, ellos ganaban. Me obligaban a darles algún que otro premio por ser los vencedores. De acuerdo, no era tan malo
on el curso por... No tengo una clara idea de por qué, pero como sé con certeza que son muy ho
a sorpresa. Sacándome de mi trance, en mi vista aparece Tyler solo en bóxe
la cabeza sin poder creerme lo que tengo frente a mí y él sonríe antes de abrazarme con demasiada fuerza para mi gus
sacando el aire, Ty... -él me suelta con rapidez al escuchar mi voz entrecortada.
-mira hacia los lados y frunc
pasar? Me estoy
enthouse realmente hermosos y que no hay vecinos cercanos para molestarte con locuras sin sentido o quejas
l es el impulsivo y problemático. Tyler siempre fue tranquilo, o al menos eso sabía yo, y Sam el loco que destruye todo. Aunq
a se encuentra la sala de estar amueblada con un sillón gigante oscuro y una televisión impresionante. A mi derecha la cocina, con mesadas de mármol que, milagr
con picardía, dejando mis
de los dos. Por lo que, para mí, un buen momento es cuando revivo lo vivido con ellos. Sin embargo, no creo que duren mucho estos juegos infantiles porque en algún momento m
anto confuso por l
Cuál es su
ta, para luego quedarse callado y poner esa mirada
nr
ando una ceja-. Entonces voy a despe
lando en sus ojos al ver la inocencia fingida en mis facciones. Me rodea con sus
e acompa
ro tengo que i
y los voy dejando en la encimera sin siquiera prestarle atención a las miradas confusas pero divertidas de mi hermano. Recorre con los dedos la cacerola de metal y los grandes cucharones del mismo material como si nunca
n mi hermano sin quitar mi
n extrañeza mi mano qu
ente aún sin comprender de qué va todo esto, busca algo en un gabinet
ar un enorme ruido que despertará a Sam, y la cuchara, para luego subir en busca de mi dormilón hermano. Caminamos por el largo pas
ra de que eso se r
presencia. Tapando mi boca un segundo después de escuchar su gran ronquido, me esfuerzo por no reír. Con la mano derecha sostengo el plato re
es, tienes que tocar b
tie
S
r, mirándolo e intentando
aciendo que Sam abra sus ojos y se incorpore. Su rostro de estrella contrapenas puedo ver a mis hermanos en la oscuridad de la habitación. Las ligeras luces que la luz de
a cara y gruñe maldiciones, parpadeando furio
hicieron e
ludarte -digo agarrándome el abdomen y tratand
limpia la cara con la toalla que Tyler le alcanza. Me siento en la cama eno
onstrucción y toda esa mierda para su nuevo hotel -contesto aburrida-. Y com
a maniática a la hora de imaginar un plan malvado para ha
enen que aguantar mis llantos, caprich
ontigo? -Sam pregunta cautelos
e me olvi
cia mis pertenencias y abro el bolsito para perros en la que Burry está. Burry es mi perrita de
n una facilidad increíble. Ambos tienen el pelo castaño oscuro, los ojos color verde azulado, mandíbula cuadrada y un cuerpo envidiable para los hombres, solo porque juegan al futbol americano desde los trece años. Los dos son muy b
pequeña abre sus ojos y bosteza con fuerza. Feliz, se los dejo ver a los gemelos, pero al instante mis hermanos chillan como niñas asustadas y salen c
arlo bajo con tranquilidad las escaleras. Paro
anos tirados en el suelo, reto
ho a Burry. Esta se acurruca y entierra su cara en el hueco de
-Sam apunta a mi bebé. Lo miro asusta
muy linda y e
s aquí! -gritan
pido. Nunca antes, mientras estuvieron fuera de casa, les pedí algo a excepción de que me visitaran -lo cual, efectivamente, no hicieron. Por lo que, creo que tenerme a
- pregunta Tyler, fulminando con la mirada a mi perrita m
peor -comento mirándolo fijamente y me quedo pensando en mis palabras-. Aunque eso sería genial ah
to y es mejor que no haga el más mínimo
mascotas que corretean por todos lados y dejan sus desechos por ahí. Ellos soportan m
tes se relajan un poco-. Bueno, ahora me voy a dormir porque el viaje me dejó muy cansada. Nos vemos -les doy besos en sus mejillas y subo
a mi atención y cuando abro la puerta me sorprendo al encontrar que todas las cosas que tenía en mi antigua habitación cuando est
o, la cama que antes tenía era pequeña y delicada, perfecta para una niña, ahora es extremadamente grande, con colchas blancas y suaves; la cabecera es, al igual que las mesitas de noche y el armario, de color negro. Repaso con la mirada aquellos juguetes y peluches
os que encuentro en el baño y los coloco en una esquina para que ella haga sus necesidades ahí. Luego, busco mi pijama de franela color azul, ato mi pelo e
ncuentros son tedi