or la cual mi madre me las decía, era tan inocente en ese aspecto que ni siquier
mple vista, sus ojos color café eran atrayentes y su porte denota
señora Estéve
Melitón bienveni
to a mi hi
oncella-. Solo escuchar esas pa
conocerlo señ
inda hija se
or Michel-. Su mirad
or dentro estoy algo desconce
para impresionar a esos hombres, siempre eran hombres los que vení
cción anterior se dio, a excepción de que esté no se prop
aba vez si no pedí ayuda no voy a
ro con algo de enojo, c
o de un m
ue te saltaste un a
imité a re
con tus estudi
spuestas era
mujer se prepare no siempre p
veces nos limitan a el
ichel se marchó y la verdad de señor no
ón hasta que mi madr
elitón?, Es un hombre de bu
o sé
pero creo que es un gran partido, es más los dos son
de la vida, pero tiempo después
fueran la más finas de las razas de caninos o
asha son buenos
os para qu
pregunto si en verdad eres ta
cas como voy a
Asiento. - A quien prefieres al se
inguno-. No sé ni para que le re
asha, solo yo sé lo que te conviene por lo tanto harás lo que yo te diga-. Asentí,
n la mente ¿En que tendría que obedecer ahora que era
de lo más tranquilo eso
ola fui atender, al abrir la puerta un chico es
señorita Estévez
yo-. Le
me aquí-. Tomé el papel y firme al devolvérselo
revía abrir nada, y cuando tomé la iniciativa po
cari
a ma
r poco y me arrebató todo de las manos. -Mira son her
amá
flores en cuanto dio con la nota me miro. -Son para ti déj
sto? -. Pregunté con la palabr
e sobraba lo inocente, no tenía
hombre quedó en
ese hombre debe tener
nadie ni padres tiene
. Y nuevamente me hice la misma pregunta
ro ella estaba tan dichosa como mi padre. -Te daremos una noticia muy importante-. Si
tienes que verte esplendida-
ía combinar, pero no sabía por qué el señor Melitón me mando esos re
e casi quince minutos por ellos, mi madre lucia como una mujer d
e quedé como ¿qué?, si ya no lo era o que parecí
estaurante muy lujoso, por fuera gritaba
aron con los míos de inmediato, era el señor Melitón quien me abrió la puerta, me extendió la m
stremeció fue como un escalofrío que hizo qu
le preguntaron si tenía reservación o tenía que ver s
adre con mi madre cuando nunca lo había hecho, a menos que estuvié
no que ni vendiendo mis dos riñones
to de frutas al que llamó granizado de f
platillos, al igual que la conversación de mis padres y el señor Melitón iba
sufriera un retortijón. -Melitón tiene algo que proponerte-. Miré a mis padres
spera pierde y yo no quiero esperar-. Se mete la mano al bolsillo.