Ãtu
quedará el
no tendrÃa ningún caso del que encargarse cuando cuadrara el trasero en la silla del infierno. Fue una satisfactoria sorpresa
a que se morÃa por un acercamiento más Ãntimo- disfrutaba yendo y vinien
que podÃa resolverse por sà mismo. Y eso habrÃa estado bien. Lea no habÃa aspirado a más cuando era el pelirrojo quien debÃa darle responsabilidades. L
dÃa verlo desde su cubÃculo si se ponÃa de pie: era él quien se encargaba
lado de la lÃnea, probablemente sacando la lengua. L
ndo la luz roja se enciende, señor Mira
la luz, soy daltónico. Y sobre lo de tu silencio... Por Dios, no me digas que no ha tenido gracia. O peor: q
ono evocando joyas del cine
con eso que quieres que te deje colgada al auricular diciendo «hola» du
sociados no querrÃan presenc
lar como si le hubiese mordido, y aunque se planteó mandarlo al carajo en person
era su deber hacerle caso a
ira
a voz desgastada de Anthony Hopkins-.
da y, en su lugar, solt
afectado. Jesse se rio al otro l
rápida, porque en quince minutos empiezo las entrevistas a los junior. Aunque estoy dispuesto a
ladas» -concluyó-. ¿Quién no h
a, y se tomó un se
aba o que se morÃa de ganas de que hiciese algo mal para buscarse otra adjunta. Y no, parecÃa que lo único que siempre quiso fue que... ¿se plantara en su despacho y le dijera cuatro verdades? ¿No se suponÃa que los hom
perro en solitario? En su defensa
de los perros, tampoco
inte y sin pasarse el pulgar húmedo por las cejas. No es como si ahora fuera a darse cuenta de que se las depilaba de maravilla porque
ndo la vio. Bajó el cuaderno de su interés, permitiéndol
el ceño auto
túpido con juegos mentales? Le
Jesse-. Lo elegà pensando en
ta no es lo que me de
altura de tus
xclamó-. Ese es justo el
a diario en lugar de lavarla porque me aterroriza la l
Ãa sentido preguntarle a qué se debÃa ese cambio de actitud. Lleva
ponÃa él: a ella le gustaba ir al grano-. Pedà un poco de reconocimiento y que dejaras de trat
señor Robbie Bennett en person
iró sin
demanda colectiva a una sociedad privada por despido masivo. Cherry's f
na denuncia contra ellos sin sentir que se me parte el corazón. Además de no identificarme con la causa, estarÃa
No puedo ganar algo asÃ. Jamás he negociado, y en el caso de llegar a juicio, no lo harÃa bien porque jamás he hablado en el estrado. Ni siquiera en la univ
a la altura de lo que ped
ar por algo menos exigente para aumentar la probabilidad de éxito. Todo lo que merece la p
e ves lo bastante buena para manejar el caso de Cherry'
nca di
gusta pinchar teléfonos. ¿En qué eras la mejo
u nombre en el café. No puedes pedirme que sea la mejor abogada cuando nunca he dado la cara y se me da mal el público. Pensaba que me asig
erÃas un reto que te pusie
o cuántas veces me has llevado a mirar juicios y cierres de acuerdos: tres. Tres en año y medio, mes arriba, mes abajo.
es un reto, sino un suicidio. Lo es incluso para mÃ. Por eso necesitaré refuerzos -aclaró, poniéndose de pie. Empujó la carpeta con los dedos y le dedicó una mirada elocuente-. Te quejas de que te t
rme iba procesand
la información, ninguna de las dos partes pensaba ceder. Lo que se traducÃa en meses de experiencia, agobiada y estresada, sin poder dormir porque no dejarÃa de p
su intelecto o una caÃda cuesta abajo y sin frenos. No dudaba que podrÃa conseguirlo si estuviera en otra situación, pero en l
hacerlo. No
los tirantes que mantenÃan el pantalón de Jesse en su sitio. No llevaba cinturón, igual que
sta para s
l que te asociarÃa serÃa Batman. ¿Qué
a, y tú lo sabes mejor que nadie. Mira cómo lo tienes, enjau
toy impaciente por descubrir qué
as. Dejaron de llevarse con c
ombre de lo
lby, y no te convi
de los Peaky Blinders o me
dedos en la mesa y se balanceó hacia delante. Los múscul
es y envÃamelo por correo. «Que la fuer
squeó l
Galaxias no es mi
o haré, pero no
aumento? -p
écnicamente imposible, porque todos estaban al tanto de que Jesse ignoraba a Lea. Se plantó de nuevo en su cubÃcu
cuando menos-, pero no le iba a hacer daño ilusionarse, ¿verdad? Si resolvÃa aquel caso con éxito y demostraba que podÃa manejar al cliente, ya podrÃa empezar a trabajar de manera independiente. Y desde ahà ganarÃa experiencia y una cartera de contac
rselo antes de que se distrajera con alguna mosca traicionera. Era sorprendente que Jesse Miranda fuese abogado cuando parecÃa un crÃo friki con déficit d
ulo-1» y envió después de tec
malo echarse unas risas con los compañeros de trabajo. El problema era que Lea no acostumbraba a reÃrse con nadie, asà que cuando lo hacÃa debÃa encargarse de llevar en el bolso el mando teledirigido con el botón «autodestrucción», por si la cosa se ponÃa fea, y siempre se ponÃa fea. No fallaba: se pillaba de c
nadie pensaba en los niños? ¿O es que ella estaba muy salida?- y fue a borrar el do
xposición de los hech
o e
ndo los ojos de golpe-.
eraba y no una descripción tórrida de cuánto le apasionaban sus glúteos. Para sà misma recitó alfab
te», decÃa Je
rme», pensó
la pantalla-. Dime que no es
to un pasillo en su vida. Lea reconoció sus identificaciones: los aspirantes a junior. Torció la cabeza hacia el despacho de Jesse
ún y, si ella podÃa evitar
ulo pensando en tod
ema operativo de Apple. O podÃa tirarlo al suelo sin querer, saltar sobre la tapa también sin querer, hacerle un placaje con codo de por medio, caérsele una cerilla encendida... ¿Y si le pedÃa educadamente que borrase el documento porque se habÃa e
aciendo el delicioso. ¿Qué te parece? Una l
ra segura de que fuese a funcionar. Total, Jesse no despedirÃa a Julie por eso. Era muy comprensivo. Tanto que tal vez se la tirase. A Julie, no a ella. Una chica guapa y e
bromitas. Pero si pidiera auxilio a alguien a quien no conocÃa y tuviese pinta de ser rechazado en el bufete serÃa como si nadie en el trabajo hubiera conocido su secreto. Lea hizo un barrido panorámico, ubicando a los futuros juniors sentados en los sofás frente al
l alquiler desp
co, Lea se dijo que era una mala idea, que no tenÃa ni pies ni cabeza y que no estaba preparada para destrozar la carrera de un aspirante haciéndole eso. Tal ve
lquier cosa. No era muy difÃcil en ese sentido. Aunque tampoco podÃa ser demasiado guapa, porq
r ti?», se regañó. Pensó en olvidarlo, pero al ver que Jesse pasa
descubrÃa lo que le gustab
ujer guapa no muy interesada en mirar co
o asociada, y el señor Miranda me eligió para ser su... abogada auxiliar. Sé que esto va a sonar raro -continuó, ba
enos un abuelo o abuela. Era curioso cómo era todo artificio -no sabÃa si llevaba lentillas, pero el pelo lo tenÃa teñido de rojo, se ha
¿es una especie de prueba para los aspirantes o hay alguna cámara oculta? Porque las cámaras me hacen gord
ueno, estaba un paso más cerca, eso ya era algo... y Jesse seguÃa tonteando con l
no, n
ocado a mi jefe y el contenido
jas. Lea se fijaba en esas cosas: las mujer
orque me ha pasado muchas veces. Pregúntale si le gusta
mordió el labio, ignorando el «¿qué era?» explÃcito en la mirada de
s venido porque, como va a hacerme una entrevista, a lo mejor puedo distraerlo e inclus
a de que su contraseña serÃa el nombre de su perro y una serie numérica, probablemente los doscientos quince puntos que anotó
ses que no mirara el ordenador en la próxima med
r qué no hablas con el informático del bufete? Debe tener todas las contraseñas de todos los
illa se le encendió de nuevo. A final del dÃa acabarÃa
riendo la puerta e hizo un gesto para que entrase el siguiente. La tal Otto miró su reloj de pulsera y le guiñó un ojo
ejor y cogió el móvil personal; quién sabÃa si Jesse no aprovechaba que no podÃa verlo para volver a inmiscuirse en sus conversacio
ino. El maravilloso y encantador Humphrey -solo lo llamaban asà porque se parecÃa a Bogart- que aporrearÃa su puerta hasta echarla abajo si se lo pedÃa
y la dejó sola en la lÃnea mien
algo asà dijo Shan cuando el vecino interrumpió sus dulces s
trata te ha elegido para protagonizar el próximo escándalo patriarcal voy a meterte este tenedor de plá
ho peor -cortó, aligerando-. Peligra
toda
hackees un cor
nteresante de la historia para jugar a piedra, papel y ti
il, hazlo y vuelves
tra casa. ¿Le has mandado al casero un virus? O peor: ¿una de esas cadenas de «si no l
os para lograrlo. Me he equivocado enviando un e-mail y si l
anda que te respete, no me referÃa a que le llamaras ca
es de que lo vea, ¿me entiendes? No solo me despedirá, sino que seré el hazmerreÃr. Jesse Miranda no es muy discreto cuando algo le hace g
te lo r
rogar. Vivo de
tado más peso de encima con esas palabr
esita
randa haya utilizado para usar el cor
iblioteca. SÃ, de hecho, sÃ
administrador de utilidades. SerÃa más fácil hacerlo desde allÃ, no tendrÃa que hackear un ordenador entero, pero
suyo en casa, como si esperase que en la pantalla apareciesen las palabras «tu culo está a salvo» y apretando el teléfono contra la oreja sudorosa. Más le
lparla en el futuro
¡¡¿Contigo de protagonista?!!! ¡¡¡CON EL JODIDO JESSE!!! -gritó Shan diecisiete m
o, aún no entiendo cómo os gustan los cerdos que no os valoran. Santo Dios..
ejillas coloradas. En realidad, eso era
evadÃa y podÃa ser algo más que la empollona.
arÃa cual
sado en mandarlo a algún concurso de
s borra
do el documento y lo he archivado en mi carpeta
spalda donde deberÃa estar su trasero, y se puso una mano en el corazón-. Me da igual
explorar su sexualidad y estoy preparada para escribir artÃculos algo más picante
nes
. Se equivocaba al suponer que Shan serÃa la única
más, Sha
Un año y medio de fantasÃas daba para mucho. Bueno,
ibÃa guarrerÃas sobre Jesse Miranda tenien
cido. Joey la dejó porque leyó uno de los
keo tu ordenador
oder, Galilea. ¿Cuánto llevas sin follar?
todo en la vida es a
des que vives con una persona que tiene cuadros depresivos. El sexo, la comid
no sé qué decirte cuando banalizas cualquier enfermed
e dejo, voy a ver si me tiro al nuevo del rol en ficción. Es una mascarada vampÃrica y
oro de Harry Potte
bu
Lea. DeberÃas animarte. No pierdes nada. Y al dÃa siguiente no tienes de lo que preocuparte, porque se levantará en cuanto h
jo, creo que me sient
in esperar
ra lo bastante guapa para ligar en bares, y si fuera a la discoteca a intentarlo, tal vez lo conseguirÃa, pero no podrÃa disfrutar la victoria del orgasmo por andar demasiado pedo. Lea no sabÃa dónde estaban los lÃm
ahÃ, «algún dÃa se reirÃa de eso». Ese dÃa no era aquel, ni lo serÃa mañana. Dudaba de que fuera a reÃrse de algo
umento de Word como si fuese algo divertido, algo para matar el tiempo cuando, en realidad, no estaba feliz con ello. Lea
que volar hacÃa mucho tiempo. DeberÃa haberle rogado a Joey que se quedara, que hiciera caso omiso de su devaneo erótico. El sexo c
lÃa nadie más. Imaginaba que era algo que estaba en su ADN. No que le fuesen pelir
o, sino que las deseaba con mayor intensidad. Tampoco eran metas o sueños. Era lo que ella pensaba que llenarÃa un hueco. Un hueco, ¿de qué? Quizá de inseguridad. Probablemente quisiera in
te activa. La suma era bastante sencilla. Pero como lo de Jesse no iba a ninguna pa
Velour iba a encontrar a otr
origen de los gemidos. El estómago se le revolvió al pensar que tal vez se estaba volviend
, má
Má
.. S
lguien lo pasaba bien. Mal por otro. Alguien lo
ga. ¿Qué iban a saber ellos? Pues tendrÃan que saberlo si planeaban acostarse en
unque le sonaba, le costarÃa mucho más reconocerla, mientras que el hombre era una cara conocida. Conocida a med
de no pensaba quedarse, por supuesto. El gerente estaba teniendo un momento apasionado e Ãntimo y ella no debÃa verlo. Pero no se movió
ormes. ¡Enormes...! Las suyas no eran
mordió el labio y entrecerró los ojos para captar el espectáculo al detalle. ConocÃa a la chica. HabÃa hablado un par de veces con ella. No recordaba su nombre. ¿Mia, quizá...? Daba igua
calle y conocer a alguien interesante. Su estado actual era lamentable. Pero era el que era, y le sacó provecho desabrochando dos botones más. Metió las manos -que ahora eran de Caleb Le
Y muy cachonda. QuerÃa tocarse allÃ
ta vienen aquÃ. Esta parte del
ó las manos del sujetador tan rápido como pudo y se giró
nen aquà a hacer lo que
me conviene que dejen de venir, a
tanterÃa y la miró con una sonrisa ladin
é no te
nte más permisivo, lo que significa que puedo hacer lo que
los ojos
haciéndolo. Y yo normalment
a-. Te lo juro. Se me habÃa metido una miga d
añana. ¿O llevas con la miga de pan escondida desd
ro porque me sorprende ver a Leighton asÃ. Y yo, p
venir? Tengo todo el derecho a estar aquà y me gusta el porno romántico. El otro me parece muy forzado. Las cintas caseras de
r Dios, si Jesse Miranda no era sexy masturbándose, no podÃa imaginarse qué lo serÃa. En su fantasÃa pasajera se vio a sà m
eza, tal vez capt
que hablemos de e
tus padres decidieron hacer lo mismo que Leighton y mini San
ndo en horario laboral, cuando
a buscarte para practicar y me han dicho que estabas aquÃ, y... -Sonrió de lado-. SÃ, aq
sto -acotó con voz temblorosa-. ¿No
sco. Con lo tiquismiquis que es, se lavará diez veces al dÃa. Por eso se acuesta con su novia en el archivo: es tan limpio que
ella. Ya. Justo en es
mi cubÃculo -dijo-. Voy a vo
o -comentó, sorprendiéndola-. Estas
stómago hecho un nudo. Cuando le tocó cruzar por la parte de la galerÃa p
duro de pelar. Ya tenÃa mate