itu
er brillaba con la promesa de una tarde agradable para t
boles estaban cubiertos de verde brillante de un nuevo follaje. Pero allí, en las calles de la Isla de Marg
hogar para ella y no quería estar en ningún otro lugar que no fuera en ese dónde estaba, en
atir su corazó
deraba perfecto para ella, un hombre muy inte
ero las casualidades de la vida hicieron que se conocieran en el salón de un hotel, una maleta caída le había hecho muchos cambios en su vida por completo al recogerla y ver el hombre que se detuvo junto a ella con una suave
imposible crees que a él le ocurría lo mismo, pero lo cier
o como para re
xi que se detenía junto a la acera, acababa de llegar a la
pero a pesar de no ser tan grande era un lugar agradable y cómodo para una boda, cuando solo estarían presente ellos dos y un testigo que la l
e encont
a a suceder. Los hombres como él, guapos, exóticos, poderosos, no sé casaban con chicas como ella, bastante la había sorprendido verlo mucho que la deseaba al irse con él a la cama sin mirar atrás y sien pensar por
un pantalón negro y una camisa blanca y una espléndida sonr
lega
un poco ella, presa de los ner
momento - dijo él
movían inquietos, impacientes, con deseo de entra
? - preguntó él, o
ejando que sus manos se
un momento
e flores, as
única flor ro
usurro ella llevando la flor
tan hermos
r, hacía que se olvidará que no había tenido tiempo, ni dinero para comprar un vestido bonito, sino que había tenido que con
abía creído que lo que tenían estaba llegando a su fin cuando ya había temido que tendría que regresar a su
s cas
por
iera en ese momento, no dejaría que
ó que se casará con él, lo había dicho de forma despreocupada aun cuando estaban tumbados en la cama con la cabeza apoyada en las manos el torso bronceado en contraste con las blancas sábanas de la cama que le cubrían de la cintura para abajo y ella quien esta