al de Diego Valencia. Hoy es el inició de
esde muy pequeña presencié el trabajo de mi abuela y mi madre por lo cual
iencia. Por ello agradezco la oportunidad que me otorga el señor Aníbal sé que más que nada lo hace para darle una lec
iana quién es su prometida y la hija de uno de los principales socios de la empresa. Supongo que con aque
s por ello me oculto detrás de unas gafas ostentosas y en reducidas ocasiones cepillo mí cabe
a secretaria de Diego está recogiendo sus pertenecías. La mujer
presidencia, ella seguiría en su puesto de asistente personal. Don Aníbal antes de ceder
do, adefesio -Espet
é la mirada en una mujer rubia con sonrisa luminosa qu
a secretaria del licenciado
encia ya llego a la emp
iego? -Pregunt
har ese nombre me que
rante algún tiempo-Me aclara-Conozco sus antecedentes, suele ser m
conozco a Di
o favorito lo encontrarás en el restaurante Real. -Me informa y tome notas en
gracias,
transcurrir la hora que indico Cielo lle
. Su azul me recuerda demasiado a su hermano. Odio que se parezcan
ia cambio rotundamente conmigo y ahora me odia. Nunca entendí su cam
rincipales Aníbal Valencia el padre de D
ma edad que mi solecito y Diego, su primogénito y su único hij
ue el padre de Fernando, pero murió hace
e caso con Edward Galván, su socio y dos años después Mariana llego a est
ro me resulta extraño. Creo que su matrimonio es un acuerdo
ja culminé el beso y posteriorment
o? -Inquiero centrando mi mirada en la suya, pero él e
es y burlarse de ellas. Nunca más caería con un hombre de su familia por ello solo
plico subiendo
io, no durarás mucho-Re
debo manejarla-Le solicité ignorando amenaza
su agenda en mi ordenador además de recibir llamadas y comunicarlo. Además de
censo. -Me saluda con una sonrisa Ariel Cisn
as - Asentí c
o fue parte de la apuesta. Ellos son similares en su personalidad, en el sentido que, con mujeres hermosas, son
hace algún tiempo a causa de un fraude y po
al entrar en la oficina, él
amado, Adefesio - Resp
Belinda-Le r
migo ignorando por completo mi presencia.
lique con la poca
harás, empleadita- Se burla y me entrega un papel-
otro lado de la ciud
lmorzar. Aunque pensándolo bien no te caería mal bajar unos ki
edo ver lástima en la form
l, por mi solecito. Soy consciente de que solo es el inicio de las hum
en la ciudad y aceptó llevarme al restaurante. Allí compré el almuer
continuo con sus labores y yo me dirigí al ascensor. Est
allí me empujó y caí al suelo. No me importa lastimarme, sin embargo
mano hacia mi, pero yo me
e mi pecho. Odio que a pesar de los años este ser tan despreciable cause estos
regreso al país, pero había tenido la buena
todo el daño que me provocó su desprecio. Es increíble que detrás