d, E
o ojo en to
r hacerme sentir así
e encantado amanecer con ella. Tomo la pulsera que dejó caer aquí entre mis m
iento que ningún motivo me hará olvidarla. Sensual, inocente y adictiva. Así le sentí. No me besó como una mujer experi
levantarte -
nsar en quitarle la ropa y hundirla dentro de ella, no
apá, nos veremos después -int
una mujer, vestida inapropiadamente y solicitando una audiencia contigo.
dura aún. Quiero ver que
no sabe que acaba de
irmar y él asiente serio -.Dile
del rey de Alfaslan -es una orden y baja la vista a mi
dulo -. Solo voy corto de tiempo y tengo que h
orque él así lo quiso hace cinco años. Se ha dedicado por entero a mi madre. Y a educar a mi hermano adoptivo que al no ser musulman de nacimiento le ha costado un poco má
al de atrevida y no creas que no los vi en el patio -¡Joder! -; pero ahora está medio de
que dormirá en p
que me saluda y sube directamente a mi cama. Es un anima
gélido del agua me abrace el miembro y ba
cepillo los dientes y envuelto en una t
odías vestir
ero se le ven las cachas de las nalgas, en teoría está en bragas. El pelo esta vez esta recogido en una coleta que me encantaría jalar hasta que su boca
o puedo estarlo en mi habitación -m
do en ellos y la miro y la miro hasta que se muerde los labios como nunca
haciendo mella en ella. No se esperaba verme desnudo, ni con el pelo escur
, no visto como ustedes -le tiemblan l
Observo cada poro de su preciosa
s aposentos del Emir de Alfaslan
dicho que debía verlo para eso -seguimos
-me permito mirar los montículos en su escote -. Tengo tu pulse
ios de locura. Tocarla, quiero meter mis dedos dentro de la piel de esas nalgas y abrir se sexo
ay algo extraño en ellos. Se leen distintas cosas y tan pronto como veo pasión y lujuria, ganas de que la tome, veo mie
nunca lo ha hecho, con las ganas de hacerme con el co
. Comunicaré a tu familia que estás bajo la custodia del gobierno de Alfaslan por reincidir e
lastima. Algo dentro de ellos me gritan que la salve, que la ayude; pero me debato entre la ley qu
r, no me h
o la esposa mis guardias que se mantiene afuera de mi alcoba -. D
s de mis vigilantes y tirarla en mi cama hasta que se quede sin voz de tanto gritar mi nombre