Thea sintió que nunca volvería a ser feliz después de verse obligada a casarse con el infame y misterioso lisiado, que se llamaba señor Reynolds. Se rumoreaba que su nuevo marido era feo y muy malo. Como resultado, Thea se preparó para soportar su matrimonio infeliz. Pero poco después recibió una gran sorpresa. Su marido la colmó de todo el amor, haciéndola sentir tan especial. El señor Reynolds era su caballero de brillante armadura. La protegió de todos los que vinieron por ella. Cuando su propio padre la maltrató, él incluso destruyó el auto del viejo. Todos sus enemigos la odiaban hasta los huesos. Mientras se lamían las heridas, la maldecían en sus corazones. ¡Qué mujer tan desalmada! Sosteniendo a Thea en sus brazos, el señor Reynolds declaró: "Ella es el amor de mi vida. La amo tal como es. ¿Alguien tiene alguna objeción?".
En un pasillo poco iluminado, Thea Russell estaba borracha mientras se apoyaba contra la fría pared y observaba a un hombre que se acercaba.
Era alto y delgado, con una cintura estrecha y un encantador trasero. Luego, la chica vio su rostro.
¡Qué atractivo!
Los acompañantes de ese club eran famosos por su apariencia y él no era la excepción.
¡Siendo un hombre de unos treinta años, era increíblemente guapo!
Thea no pudo resistirse y se lanzó a sus brazos. Su familia la había obligado a tener un matrimonio arreglado con un viejo, así que, ¿por qué no gastar dinero para disfrutar de la compañía de un apuesto hombre primero?
"Mil dólares", sosteniéndolo, Thea alzó la cabeza y dio un precio, sin dejar de observarlo.
Colton Reynolds, que había estado buscando a alguien, de repente se vio envuelto por el abrazo de una joven mujer. Su calidez y el olor a alcohol en su aliento hicieron que frunciera el ceño. Justo cuando estaba por alejarla, vio su rostro y se dio cuenta de que le resultaba muy familiar.
Hacía un par de semanas, Talia Reynolds, su madre, lo había bombardeado con fotografías de posibles novias de familias adineradas, exigiéndole que eligiera una.
Fue entonces cuando llamó su atención una chica con un encanto tranquilo y cautivador.
Después de hacer su elección, regresó a Akarough por un asunto urgente y envió a alguien a la casa de la familia Russell para que formalizara el acuerdo. Pero no esperaba encontrarse con la misma chica que había elegido en ese club.
Al ver que el hombre seguía en silencio, Thea se armó de valor y aumentó su oferta. "¡Mil quinientos dólares!".
Colton siguió mirando a la mujer en sus brazos. Su rostro enrojecido y el desconcierto en sus ojos sugerían que había consumido mucho alcohol.
"Déjame llevarte a casa...".
Antes de que Colton pudiera terminar de hablar, Thea se puso de puntillas para besar sus labios.
El beso fue suave y dulce, y lo tomó por sorpresa.
Thea no pudo resistirse más, lo empujó contra la pared y se abalanzó para darle otro beso.
"¡Dos mil dólares! ¡Es mi oferta final!".
Le faltaba dinero, así que no podía pagar más.
Antes de que Colton pudiera reaccionar, ella volvió a acercarse y sus labios se encontraron con los de él en un beso apasionado.
La chica que tenía en sus brazos estaba excitada por la embriaguez, y el olor suave y fragante era toda una tentación. Colton había permanecido célibe durante años, por lo que se vio incapaz de resistir sus avances. Como era la esposa que había elegido, bajó la cabeza y preguntó con voz ronca: "¿Sabes lo que estás haciendo?".
"Sí", respondió Thea.
Sabía muy bien lo que quería.
Antes de casarse con el señor Reynolds, deseaba acostarse con un acompañante. Para no dejar que un hombre tan guapo se le escapara, abrazó su cuello y prometió: "No te preocupes. Me haré responsable de ti".
Antes de que pudiera inclinarse para besarlo una vez más, Colton tomó la iniciativa y le dio un beso.
Unas horas después, Thea se despertó mareada y con un dolor punzante de cabeza. No recordaba lo que había ocurrido anoche. Pero cuando intentó levantarse de la cama, le dolió el cuerpo y le temblaron las piernas, por lo que estuvo a punto de caerse.
Antes de irse, observó al hombre que todavía dormía en la cama. Revisando sus bolsillos, apenas encontró cien dólares.
Fue solo entonces que recordó que había usado la mayor parte de su dinero para cubrir los gastos médicos de su madre. Eso era todo lo que le quedaba. Sonrojándose de vergüenza, dejó una nota y huyó a toda prisa de la habitación.
"Discúlpame, señor guapo. No traje mucho dinero, pero te pagaré a plazos".
Cuando se despertó, Colton leyó la nota y vio una escasa suma de dinero en el velador, un cruel recordatorio de su encuentro.
¿Le había dado dinero por su noche juntos y luego se había escapado? ¿Era eso lo que ella quiso decir con asumir la responsabilidad?
"¡Señor Reynolds!".
Greyson Brooks entró a la habitación y vio a su jefe mirando una nota con el ceño fruncido. Rápidamente retrocedió un paso y vio los chupetones en su cuello. Tras una breve pausa, no pudo contener su emoción.
¡Por fin su jefe había renunciado al celibato!
"Haz los arreglos necesarios". Colton arrugó la nota y la guardó en su bolsillo. Luego, agarró un cigarrillo, lo encendió y exhaló una nube de humo. "Ve a la casa de la familia Russell y tráela aquí".
¡Tenía que darle una lección!
"¿A quién desea que traiga?", preguntó Greyson, un poco desconcertado. De repente, recordó que Talia había obligado a su jefe a elegir una novia, por lo que debía ser una de las hijas de la familia Russell.
"¡Maggie Russell!".
A veces el amor aparece de la manera más inesperada y en la forma de la persona menos pensada. Para Daniel, la vida a sus 40 años es una rutina entre sus tres hijos y su cargo de CEO de la empresa familiar. El fallecimiento de su esposa lo deja inmerso en la tristeza; creando, con el correr de los años, una coraza fría a su alrededor. Deanna tiene una vida normal, trabaja medio tiempo y estudia en la Universidad de Artes porque quiere lograr su sueño: cantar en la ópera. Solo le falta un año para terminar su carrera cuando su amigo Harry le pide ayuda desesperado. Una antigua regla familiar le impide casarse con su novia, la cual está embarazada. Para hacerlo, Daniel, su hermano, debe casarse primero. Para ayudarlo con su problema Daniel y Deanna acceden a fingir una relación y un matrimonio. Son tan opuestos que la atracción es inevitable. Él encuentra en ella la calidez que faltaba en su vida y Deanna el amor luego de una ruptura desastrosa. Finalmente, Daniel puede volver a tener una familia. Pero hay muchos intereses ocultos que buscan separarlos y alejarlos. El viaje es difícil, deben enfrentarse no solo a terceros que les complicaran las cosas, sino también a sus propios miedos e inseguridades. No es sencillo equilibrar 15 años de diferencia. Pero el corazón tiene razones que la misma razón nunca entenderá.
Después de ser incriminada por su novio y su mejor amiga, Nicole terminó pasando la noche con un misterioso extraño. Ella disfrutó mucho de la cita inesperada, pero cuando se despertó a la mañana siguiente, no pudo evitar sentirse mal por lo que había hecho. Sin embargo, toda la culpa que sentía se le pasó al ver el rostro del hombre que yacía a su lado. "Es realmente... hermoso", susurró, asombrada por lo que estaba viendo. La culpa se convirtió rápidamente en vergüenza, y eso le hizo dejarle al hombre un poco de dinero antes de irse. Kerr estaba asombrado. "¿Esa mujer trató de pagarme? ¿Como un prostituto?', pensó ofendido. "Pide al gerente del hotel el video de vigilancia", le ordenó a su asistente con tono autoritario. Tenía una expresión decidida en el rostro. "Quiero saber quién estuvo en mi habitación anoche, y cuando encuentre a esa mujer, ¡voy a enseñarle una lección!" ¿En qué terminará esta historia? ¡Averígüelo en El CEO Y SU ENCANTADOR HIJO en Manobook!
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