n fruto de su elección; y que esos desventurados b
rsos D
...
la peque?a habitación, el objeto inanimado está listo también. Ahora, toda la furia de más de una década, se decanta sin parar hacia un inevitable final. La luz d
es, vacilante le apunta, las lagrimas inundan sus ojos; al fin te tengo, musitó. El hombre
I: N
iencia, la antorcha que lo guió; la suave e inocente voz
de abrir los ojos. Automáticamente, su sonrisa se borró, y su rostro se cubrió rápidamente con la más
onsciente. Y, si lo encuentras... ?Qué? Continuó sinuosa, ?Lo mataras? Y luego ?Qué? Tu vida seguirá siendo igual... ?igual de vacía!,
si estuviera tratando de ahorcar el techo de madera de sauce sobre su cama. Sin embargo, aquella voz nunca se callaba, siempre estaba hablando, revolcando cada parte inmaterial de su ser. E
, él la ignoró y trató de arreglarse lo más rápido que pudo para ir a su trabajo, que era lo único que mantenía su cordura
go invisible y abstracto que lo único que hace es, devolverlo todo al instante; convirtiendo el insulto en un círculo vicioso. Sc
es, esclav
an mirando una pantalla que les decía que hacer y cómo hacerlo, mientras ignoraban a todo ser vivo que estuviera a su lado. ?Absurdo! Se repitió a sí mismo. Además, tan pronto se ponía un pie en la calle, los drones publicitarios que volaban a poca altura, casi tocando las cabezas de los ciudadanos, comenzaban con su tarea de espiar las on
Scott, al mismo tiempo que podía sentir el sabor de la ca
do sin piedad; unas vacaciones en Disney, la nueva película familiar, el nuevo parque de diversiones, y la ultima camioneta en donde, cómodamente, cabe una familia de más
II: Al
ada como el sol, y simboliza el control omnipresente que tiene el régimen sobre todos sus ciudadanos. La pirámide puede ser vista desde cualquier punto de la ciudad, desatando el temor en todos, es como una enorme bestia a punto de embestir a la
un 21 de junio a las 2 de la tarde. Debajo de la enorme arma romana, se lee la frase en letras doradas: "Obedentia civium, urbis felicitas". Esta fra
lía de la pirámide oscura, mientras bla
e ser algo muy importante, pensó Scott, para que Oliver salga así,
liver. Alguien leyó la novela p
rohibida? Se cuestionó a si mismo Scot
ado. Nosotros atrapamos al último que leyó la novela prohibid
último desobediente, como lo clasificó Oliver, cometió su crimen
nto, le dijo a su compa?ero bajando s
cupes – Con
otra ola criminal co
que no – De
los líderes del régimen cuando se referían a ella. Los ciudadanos le temían aun más, que la misma pirámide, pues sí la sede de la policía par
reyó que tras este peculiar detalle, se escondía algún tipo de simbolismo que comunicaba un mensaje que solo unos pocos podían entender. Sobre la enorme puerta de vidri
s que pueden captar hasta el más mínimo sonido emitido por tu cuerpo ?Pueden escuchar hasta una flatulencia! No sé como permiten que esa entidad abstracta llamada régimen controle cada aspecto de sus vidas ??Por qué no ejercen esa sagrada soberanía que tienen sobre sus cuerpos y mentes, y que fue un regalo del creador?! Ya no eres i
– Susurró e
se aprestaban a entrar en el salón en donde van a
snudo, su columna vertebral está cubierta con una especie de tubo metálico escamoso de 10 centímetr– Profirió con
nó una voz masculina que salió de un intercomun
a través del aparato que tapa su boca. V
ajante Scott, mientras s
le bastó con robarme m
os! – Exig
acer que su sufrimiento sea
metálica que rodea su cuerpo. El hombre vomitó; el chorro del asqueroso liquido marrón salió disparado por los bo
on este prisionero! – Le gritó Scott al i
os detectives se se
risionero, tras escupir un poco de vo
aron al unisonó
os lo que nos puede liberar... ?Miedo a la libertad! ?Eso es el odio! – Una vez más el prisionero fue interrumpido por una descarga eléctrica, esta ve
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