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Zombie Capitalista

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Chapter 1 No.1

Word Count: 2051    |    Released on: 13/03/2018

le, el izquierdo, estaba fijo sobre una camisa de hombre que yacía en el parabrisas delantero del carro. Dicha prenda estaba sucia, y manchada de sangre. Taliana se i

ido le dolió tanto que, empu?ó sus manos frustrada mientras se ahogaba en su propia impotencia. Taliana se desabrochó el cinturón, y se volvió a inclinar hacia adela

to de su hermoso y delgado cuerpo. Un enorme árbol, que se movía gracias a la brisa fría de la sabana de Bogotá, la recibió. Sin quererlo Taliana se paró sobre la camisa sucia que acababa de arrogar al suelo. ?Qué asco! Dijo contrariada, pateánd

en! – Se dijo a si misma tratan

tiene 27, volvió a su carro, tomó una peque?a maleta color ne

ovía sus caderas derrochando por cada poro de su piel, el orgullo que su padre le heredó. Taliana se aferraba a la negación, tratando de bloque

os multicolores. La puerta es de aspecto rustico, no tiene timbre, o algún dispositivo moderno en el cual uno pueda anunciar su llegada. ?Qué hago? Pensó. En el medio de la puerta hay un viejo aro de metal que parece ornamental, Taliana s

e?or López, ??Se olvidó de nuestra cita?! Rezongó, mientras

?Recuerde que tenemos una cita! A?adió. La cortina de una ventana se movió. ?Hola! Gritó. ?Soy Taliana, he venido a

itó Taliana – Yo tampoco quiero hablar co

a de madera. ?Pues lo intente! Gritó. ?Ahora me voy! – Miró al cielo, y t

colabora al se?or López con los quehaceres. Pase su mercé, el se?or la está esperando. Le dijo Gabriel. Para contestarle al hombre su gentil invitación, la joven

pantalones negros, y un sombrero color café oscuro, le extendió la mano a la bella reportera invitándola a entrar en la

yo lo sigo - Dijo ell

cia. Taliana notó que Gabriel movía sus labios como si estuviera masticando algo. Eso le produjo ci

amiento – ?Gusta un poco usted, su mercé? – Se dio la vuelta,

– Contestó ella, a su vez alejaba su rostro

abe de lo que se pierde - Se dio

ue?o camino pedregoso, dígame; ?Usted las cuid

paso un poco más. Ella, ignorada, meneó su cabeza

n, a la introspección. ?Lo ideal para un escritor! pensó. En su imaginación, Taliana pudo ver a López caminando de un lado hacia el otro del camino mientras le daba forma a una idea para una nueva novela o un cuento. Gabriel sacó un manojo de llaves de uno de sus bolsillos. No del bolsillo en el que tenía la co

ironía - López se la pasa hablando en contra del capitalismo, pe

to la puerta, el campesino le extendió una vez más la mano a Tali

A Taliana no le quedó otra más que entrar en

o – Le dij

ntrariada Taliana mient

su mercé – Le reiteró el campes

atrevido! ?Qué falta de

emanó de las sombras que la rodeaban. – Que, ?Acaso un hombre no p

una mujer solo la miren como mer

- Dudó un poco – "Culo". No es verla como

sorna, a su vez que caminaba hacia la sombras para verle la cara a su in

evolencia – y luego le llamaría men

uando er

hacia arriba, la otra apunta hacia abajo. El joven escritor de 30 a?os lleva una barba de una semana, y una rasta j

ienden las luces?

no hay ele

Y cómo vamos a hacer la entrev

nas velas. – Se apresuró a Contesta

rse. Su nariz respingada se encogió ante el olor que el interior de la casa expelía. Con mucho cuidado Taliana c

a mesa que tiene en frente, luego, subió lentamente su cabeza y se encontró a Daniel de pies en frente de ella con

candelabro doble que hay sobre l

el mientras se sentaba enfrente de ella – "Me habrá

a! – Corr

Qué

a, no se?ora! – Pr

a sencilla y me gusta. Si a usted le

lo – Replicó ella imitando el mismo tono bohemio mam

con el emblema de la manzana mordida. La chica colocó los tres aparatos en la mesa con corte

publicar un artículo sobre mí – Dijo

io nobel de literatura, es el segundo colombiano en hacerlo, además, es el más joven... es perfectamente compre

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