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Han pasado 9 años desde que Mónica, corto lazos con su familia después de ingresar en la universidad queriendo llevar una vida pacífica. Mónica es la hija de una organización criminal. Hija de una familia de la mafia. Trato fuertemente de mantener esa parte de su vida alejada de ella... Tratando de esconder esa parte de si misma. Pero tras esos largos 9 años, le han pedido solo una cosa. No, no lo han pedido, le han obligado a casarse con Luciano, nada mas y nada menos que el hijo y miembro de otra familia de la Mafia.
Se abrió la persiana bajo el cartel de Farmacia.
Mónica organizó el dispensario antes de abrirlo, rellenó los medicamentos que faltaban y realizó los pedidos necesarios. Cuando salía del dispensario después de comprobar si le quedaban recetas de ayer, entró una persona.
- Señorita Mónica. Hoy también llegas temprano.
-Hola.
Tan pronto como logro graduarse de la universidad, trabajo como farmacéutico pago durante exactamente 4 años.
El profesor Davis quería mucho a Mónica, la farmacéutica más joven de la farmacia ubicada frente al hospital universitario.
Sincera, amable y competente.
-Realmente sólo confió en ti y en tu trabajo.
-Muchas gracias, señor.
El maestro Davis, que se estaba poniendo una bata blanca, dijo con los ojos brillantes que había sucedido algo interesante.
-Estacioné el auto y estaba subiendo, y vi a un hombre muy parecido a un gánster frente al ascensor.
- ¿Un gánster?- Los movimientos de Mónica mientras miraba los gráficos se detuvieron por un instante.
-Con una camisa con estampado de leopardo y un grueso collar de oro, como el estilo de un viejo gánster. Tenía un poco de curiosidad, así que lo miré y él me miró fijamente, vaya, fue aterrador. Mi cerebro decía: si ese brazo me golpeara, moriría.
La puerta de cristal se abrió con un sonido metálico.
-Sí, ese estilo...
La voz que explicaba con entusiasmo se cortó a mitad de camino.
Un hombre que encajaba con la descripción anterior estaba entrando a la farmacia.
Sin siquiera darse cuenta, un hombre se acercó y se paró frente a Mónica, quien estaba perdida en sus pensamientos.
- Tienes un lindo lugar para esconderte- El hombre se dirigió a la rígida Mónica, el señor Davis la llamó por su nombre suavemente.
Sin embargo, Mónica no pudo escuchar nada ya que la paz por la que había trabajado tan duro para construir se había derrumbado solo al ver a ese hombre.
-Estoy trabajando. Vuelve cuando haya terminado.
El hombre agarró a Mónica por el pelo sin ninguna consideración.
La expresión del hombre, sin dudas, era despiadada.
-No lo hare, te volverás a escapar de mí.
Gritó Mónica, resistiendo las fuertes manos que la arrastraron del mostrador.
Quería lidiar con esto lo más silenciosamente posible, pero este hombre era terco.
- Dime ¿Estás intentando huir de nuevo?
- ¡Oye! ¿Qué estás haciendo ahora? Quién crees que eres para hacer eso.
-Supongo que no sabes quién es Mónica Russo. ¿Es porque esto es Texas?
El profesor Davis, que contrató a Mónica como farmacéutica paga, era uno de los pocos farmacéuticos en la estrecha comunidad de farmacéuticos que no conocía los rumores de Mónica.
Esta fue también la razón por la que Mónica vino a Texas.
- ¡Si no la sueltas ahora, te denunciaré!
-Deja el teléfono, antes de que te rompa los dedos- El hombre se rió.
El maestro Davis estaba asustado y temblando.
No podrían denunciarlo porque estarían asustados y no podría fingir que no se dieron cuenta de que se llevaba a rastras a Mónica.
-Dile, Mónica. ¿Quién soy? El señor parece muy preocupado.
Mónica no hablo.
-Soy su hermano mayor, como hermanos tenemos que hablar por primera vez en mucho tiempo, así que no te preocupes.
Mónica abrió la boca para calmar al profesor Davis, que estaba aturdido.
-Sr Davis. Estoy bien, saldré por un momento, volveré pronto.
-Mónica...- Sin tiempo para consolarla más, Mónica fue arrastrada fuera de la farmacia.
Tan pronto como entraron al callejón al lado de la farmacia, Mónica agarró con fuerza el antebrazo del hombre.
Luego, levantó las uñas y rascó la piel lo más fuerte que pudo, con la intención de despegarla.
- ¡Joder!- Con una sola maldición, la mano que sostenía el cabello de Mónica cayó.
Al mismo tiempo, salió volando una mano tan gruesa como la de un oso.
Mónica bloqueó el brazo que estaba a punto de golpear su mejilla.
-Mónica. ¿Cómo es que no has cambiado en absoluto?.
- Como es que todavía no sabes respetar a las mujeres.
- ¿A qué clase de chica voy a escuchar?
-Eres un bastardo ignorante.
Las dos personas se pararon frente a frente y se miraron fijamente.
La sangre goteaba por el antebrazo de Mariano.
La atmósfera era tal que no sería extraño si hubiera un ataque con cuchillo de inmediato.
Sin embargo, sorprendentemente, fue Mariano quien renunció primero.
Retiro el brazo que sostenía Mónica y se secó la sangre.
-Tú, como abandonaste a la familia no hay quien te enseñe modales ¿verdad?
- ¿Qué viniste a hacer?- Preguntó Mónica con irritación mientras miraba la sangre en la manga de su vestido blanco.
-Por ti, necesitamos tu ayuda.
-Si vas a decir estupideces, lárgate.
Cuando Mónica se dio la vuelta, una palabra más se quedó atrapada en la parte posterior de su cabeza.
-De lo contrario, todos moriremos. Mamá, papá, todos.
Los pies de Mónica se detuvieron de repente.
* * *
Han pasado 9 años.
Tan pronto como la aceptaron en la universidad, corto el contacto con su familia.
Si quería sobrevivir sin que la llamaran gánster, no podía depender del dinero de sus padres.
Lo soporto valientemente.
El abuelo de Mónica era un hombre muy conocido en todo el país.
Un amigo con el que trabajaba en ese momento compró un terreno con la posible justificación de estar en el negocio de la construcción y le pidió ayuda su abuelo.
Al comprar el terreno y construir un edificio, saco a todos los trabajadores.
En otras palabras, era un matón a sueldo.
El padre de Mónica, que siguió los pasos de su abuelo y trabajó en la industria de servicios, era diferente.
Odiaba ceder.
Saltó a la industria de la construcción y tuvo bastante éxito. Incluso le pusieron un nombre plausible: Constructora Sky.
Construcción Sky y construcción LR.
Las dos empresas formaron una rivalidad y ambas se convirtieron en prósperas empresas de construcción.
Pero las raíces no cambian.
Aunque parecía sano, al final no era más que un mafioso corporativo.
Siguieron peleando por el mismo terreno, lo que finalmente llevó a una pelea de perros. Este incidente, en el que murieron decenas de personas, fue un tema candente en la sociedad y del que se habla a menudo incluso ahora.
Tan pronto como se escuchó la buena noticia de Constructora Sky, y su padre perdió los estribos, se tocó la larga cicatriz en la nuca.
Su mamá ni siquiera podía hacer ruido y solo trataba de complacer a su padre.
La joven Mónica se rió por dentro.
Eran un mal social.
Han pasado más de 20 años desde que se controlaron así.
Era una relación que nunca podría volverse más estrecha.
Sin embargo, una tercera organización que apareció recientemente rompió la rivalidad.
Total construcción.
Una organización con ese nombre surgió con capital extranjero detrás y comenzó a invadir los territorios de las dos empresas.
No hubo dudas ya que contaba con un gran respaldo.
Matar gente era común y el volumen del ataque era enorme.
- ¿Podemos dejar a esos bastardos así?
-No. Hay que pisar el retoño antes de que crezca más.
Las conclusiones a las que llegaron los dirigentes de ambos bandos que se sintieron amenazados fueron las siguientes.
Casar a los hijos de ambas organizaciones.
Condición uno: es que los hijos nunca ataquen a la familia del otro mientras estén casados.
Condición dos: Mientras los hijos permanezcan casados, las dos familias unen fuerzas para eliminar la tercera organización.
-Mónica. Lo siento, mamá lo siente mucho. Si solo esperas tres años...
Siguió pensando en su mamá que estuvo llorando todo el tiempo.
-Deja de hacer tanto escándalo. Solo es una boda, entonces ¿por qué haces esto? ¿Cuál es el problema con el matrimonio? Cuando todo esto termine, busca a otro chico y soluciónalo, es mejor si tiene más dinero.
Cuando pensó en su padre, apretó los puños,
-Padre tiene razón. ¿A dónde irá a sufrir? Mira mi brazo. Lo tomaste todo y lo destrozaste todo. La chica tiene mucha fuerza. Si me golpeas nuevamente, te golpearé y no vivirás.
Rechino los dientes cuando pensó en su hermano mayor.
Mónica, que se arrastró de regreso al infierno del que tanto le costó escapar, era una tonta.
* * *
Mónica salió del auto de lujo y entró en el ascensor del hotel.
Los mafiosos asignados por su padre la siguieron, despejando el camino por delante y brindando seguridad por detrás.
El salón de banquetes, con capacidad para 500 personas, está vacío y los gánsteres de LR están alineados frente a las dos entradas.
Esto fue para evitar ataques inesperados.
El hombre que llegó primero probablemente sintió una presencia y se levantó. Encontro a Mónica y camino hacia ella a través del gran salón.
Rápidamente acortó la distancia con sus largas y fuertes extremidades.
Cabello bien peinado.
Ojos rasgados sobre una piel clara.
Una cicatriz debajo de uno de sus ojos.
Si alguien lo viera, lo elogiarían por su rostro hermoso y varonil, pero a los ojos de Mónica, parecía un matón.
La primera impresión es que parecía travieso.
Se parece a los hombres de su casa.
-Mucho gusto, soy Luciano Hall- El hombre extendió una mano tan grande que parecía que podría derribar a tres personas con un solo golpe y se ofreció a estrecharles la mano.
Mónica sólo miró la mano del hombre.
No le gustó la expresión de confianza ni el traje llamativo.
- Soy Mónica Russo- Luciano se acercó detrás de Mónica, quien ignoró el apretón de manos y trató de sentarse.
Mónica se sorprendió por el cuerpo intimidantemente grande.
Luciano acercó un poco la silla e invitó a Mónica a sentarse.
"Actúas como si tuvieras modales cuando eres solo un mafioso".
Luciano, que estaba sentado frente a ella, sonreía sin ningún signo de vergüenza.
Sonreír con esa cara le da aún más miedo.
Aun así, Mónica no evitó su mirada.
No hay nada ante lo que inclinarse. Es un matrimonio que tiene que ocurrir de todos modos.
-El señor Adrián Hall.
- ¿Mi hermano?
-Sí. Creí que aparecería Adrián Hall, pero ayer cambiaron los planes.
Este hombre frente a ella, Luciano Hall.
-Dije que vendría en su lugar. Quisiera conocer más a Mónica, ¿tiene curiosidad del por qué?
-No, en realidad- Mónica respondió fríamente y tomó un sorbo de agua.
Hermano mayor o hermano menor.
¿Qué podría ser diferente? Todos son mafiosos de todos modos.
- ¿Que tal aquí?
- ¿Qué cosa?
-Escuché que la boda se llevará a cabo aquí.
- No importa dónde sea- El lugar de la boda está fijado incluso antes de que vean a la pareja. Mónica sabía que su opinión no se reflejaría en absoluto en el matrimonio.
-Como no te importa, supongo que tienes una buena personalidad. ¿Eres del tipo que se preocupa principalmente por otra persona?
-No. Soy el tipo de persona que abandonará a su familia si no se lleva bien.
-Una mujer como un cuchillo es sexy.
-Un hombre que te dice eso en la cara no es sexy.
-Es mejor si eres segura de ti misma.
-Es aún peor para ti simplemente hablar informalmente.
Mónica dijo la palabra con énfasis.
No tenía el más mínimo deseo de quedar bien. También era molesto ver a la gente usar un lenguaje cortés e informal en secreto.
-Mónica, te adaptas bastante bien a mí. Hablare cortésmente cuando hables cortésmente y hablare informalmente cuando hables de manera informal.
-Si vas a hablar informalmente, simplemente hazlo.
- ¿Está bien?
-Escuché que eres dos años menor. No quiero actuar como tu hermana.
-Bien. Yo no tengo ninguna intención de llamarte hermana.
Mónica cerró la boca. Le pareció repugnante que Luciano aceptara rápidamente las palabras que le lanzo por molestia.
-Pero eso no significa que vayas a hacerlo de manera grosera. Te llamaré Mónica. ¿Está bien?
-Lo que quieras- Luciano sonrió aún más ante el permiso de Mónica.
"Este hombre no es normal".
Incluso si intencionalmente dice cosas groseras para hacerla sentir mal, nunca se dejó atrapar por eso. Pensó que era falso ya que él estaba sonriendo todo el tiempo, pero incluso parecía emocionado.
- ¿Por qué sonríes así?
-El novio se siente feliz, imaginando verte entrar al salón de bodas.
-Aún no estamos casados.
- Si, solo queda una semana. Estoy deseando que llegue.
Suspiro ante el matrimonio que se avecinaba.
- ¿auto? ¿Comida? ¿Es mejor el alcohol?- Mónica habló más rápido que Luciano, quien levantó la mano para llamar a un camarero.
- ¿Eres bueno en la cama?-
-¿qué quieres decir?- Luciano bajó lentamente la mano y miró a Mónica.
Mónica se cruzó ligeramente de brazos y se reclinó contra el respaldo de la silla.
-Literalmente. Simplemente odio las relaciones aburridas entre hombres y mujeres.
-Espero conocerte lentamente...
Luciano, que había dicho tanto, inclinó la parte superior de su cuerpo cerca de la mesa y añadió.
-Pero tiendo a escuchar lo que dice mi mujer.
- ¿qué? ¿Tu mujer?
- ¿Quieres comprobar si soy bueno en eso o no?- Los mafiosos que Mónica conocía eran conservadores.
"Las mujeres se entrometen en lo que hacen los hombres".
"¿A qué clase de hombre le gusta una chica que le contesta?"
Fue una frase que escucho sin cesar hasta que se fue de casa cuando tenía 20 años.
Era un poco una expectativa.
"¿Qué pasa si no le agrado a un hombre? ¿Y qué pasa si este matrimonio sale mal?"
De todos modos, ¿no sería posible evitar un contrato matrimonial tan malo porque la otra parte lo rechaza?
Pero la predicción fue errónea.
-Prepararse.
- ¡Sí, director ejecutivo!- Las grandes figuras que rodeaban la mesa desde la distancia se inclinaron al unísono.
Luciano se levantó y extendió su mano hacia Mónica.
- ¿Nos vamos?- Mónica simplemente se puso rígida y miró a Luciano.
Después de todo, los gánsteres son ignorantes.
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