A Lucian siempre le disgustó Giselle. A sus ojos, esa mujer no era buena en nada. Aunque Giselle intentó por todos los medios ganar su amor en los últimos tres años, todo fue en vano. Finalmente, decidió darse por vencida y empezar una nueva vida, centrándose en su carrera. Lucian pensó que ella se arrepentiría y regresaría, pero para su sorpresa, caundo ella reapareció ante él, ya era la jefa de su empresa rival. ¿Quién era ella realmente? Lucian se sorprendió cuando descubrió que Giselle tenía varias identidades secretas. ¡Era una abogada respetada, una hacker experimentada y una diseñadora famosa! Sintiéndose engañado, Lucian la arrinconó y gritó: "¿Quién eres, Giselle? ¿Cuántos secretos tienes?". "¿Quién te crees que eres para hacerme esa pregunta? ¿Nos conocemos?". Giselle se burló y pasó junto a él. Ella pensó que él desaparecería lleno de vergüenza. Sin embargo, utilizó varios trucitos para recuperar su corazón, ya que se enamoró perdidamente de ella. "Volvamos a casarnos, Giselle. Te amo", dijo con ternura en los ojos. Cruzándose de brazos, ella respondió: "Oh, querido. Lo siento, eso es imposible". "Pero eres mi único amor, no puedo vivir sin ti. Lamento mis acciones estúpidas". Giselle sonrió y dijo: "Ya es demasiado tarde para disculparse". ¿Podría aún reavivarse este amor?
Con un ligero clic, la puerta de la villa se abrió de repente.
Giselle Murphy, quien yacía en el sofá, giró su mirada hacia el recién llegado. Finalmente, Lucian Clifford, su marido, había regresado a casa.
Media hora antes, ella había recibido una llamada telefónica de él. Le había informado que su amada, Erin Brooks, necesitaba otra transfusión de sangre y le pidió entonces que se preparara.
Extrañamente, ambas mujeres compartían el mismo e inusual tipo de sangre: HR negativo. Erin estaba segura de que Lucian volvería a pedirle a Giselle que fuera su donante.
Al ver que su esposa se había vestido apropiadamente, el hombre asintió satisfecho y le dijo: "Vamos".
Giselle escudriñó a su marido. Estaba vestido con un elegante traje negro hecho a medida y su rostro, que parecía cincelado, estaba tan hermoso como siempre.
Él era el hombre que ella había amado en silencio durante tres años, pero Lucian solo la veía como un simple suministro de sangre a su disposición.
En ese punto, Giselle también padecía anemia y su esposo sabía muy bien que en ese momento no podía permitirse una donación más. Sin embargo, a él poco o nada le importaba.
El corazón de la chica se hundió dentro de su pecho por la decepción, pero logró mantener una voz firme antes de hablar: "Normalmente, donar sangre una vez al mes ya puede dañar el organismo de una persona. A pesar de eso, me has obligado a hacerlo con mayor frecuencia. Apenas han pasado dos semanas desde la última vez. ¿Realmente entiendes el precio que esto está cobrando en mi cuerpo? Lucian, ¿acaso deseas que yo muera?".
El hombre se burló y su mirada estaba llena de un evidente desdén.
"¿Ahora qué? ¿No prometiste que mientras siguiéramos casados, donarías tu sangre cada vez que te lo pidiera? ¿Te estás arrepintiendo ahora?".
Los puños de Giselle se apretaron con mucha fuerza y sus delgados dedos se pusieron un poco pálidos por ese movimiento.
Esa era la primera vez que ella lo rechazaba y su postura fue recibida con enojo.
¡Lucian ignoraba la agonía que ella tenía que soportar con cada donación de sangre!
Había esperado al menos una pizca de comprensión de su parte, pero, ¿qué recibió a cambio?
Al notar la resistencia en el rostro de Giselle, la paciencia del hombre se agotó.
"¡No creas que no sé lo que estás pensando! Pero si no fuera por lo importante que es tu sangre para la salud de Erin, me habría divorciado de ti hace muchísimo tiempo", le espetó.
Cada palabra pronunciada se sentía como un puñal afilado que atravesaba el corazón de Giselle. A sus ojos, ella no era más que una mujer egoísta y celosa, negada a ayudar a alguien al borde de la muerte. ¿Pero acaso su vida no tenía el mismo valor?
"Si no estás dispuesta a ayudar a Erin, entonces no tiene sentido seguir con este matrimonio".
Esas palabras crueles devolvieron a Giselle a la realidad. Finalmente había llegado el final inevitable. De repente, una amarga sonrisa se dibujó en sus labios.
Honestamente, ese matrimonio no tenía sentido. ¿Por qué debería sacrificar su futuro prometedor para desempeñar el papel de esposa obediente y sumisa de un hombre que la atormentaba física y emocionalmente?
Giselle respiró profundamente y luego sacó un documento de un cajón.
Unas palabras llamativas resaltaban en la parte superior del papel: "Acuerdo de divorcio".
Su firma ya estaba escrita en él.
Los ojos de Lucian se abrieron como platos.
Antes de que pudiera pronunciar una sola palabra, ella soltó con indiferencia: "Como quieras, renuncio a todos los bienes conyugales que me corresponden. Ya te devuelvo el favor y mi salud ha sido el precio que he tenido que pagar durante estos años. Te concedo tu libertad, Lucian. A partir de este momento no nos debemos nada entre nosotros".
Una hora más tarde, Giselle salió de la villa.
Mientras recogía sus pocas pertenencias, Lucian la miró y le ofreció otra oportunidad. Si ella aceptaba una nueva transfusión para Erin, él haría como si nada hubiera pasado.
Giselle no pudo evitar burlarse de su descaro. ¿Realmente creía que ella continuaría sacrificándose como si nada, luego de haberla pisoteado tan humillante y cruelmente?
A fin de cuentas, luego de haber sido lastimada hasta tal punto, fue más fácil para ella dejar de lado las cosas que antes consideraba indispensables en su vida.
Inesperadamente, el repentino sonido de su celular devolvió a Giselle a la realidad. Al ver la pantalla, dudó antes de contestar.
"¿Qué pasa?".
La persona que llamó suspiró, pareciendo frustrada.
"Señorita Murphy, sé que no debería molestarla, pero la situación se ha salido de control. Tiene que presentarse en persona ahora mismo, por favor".
Se suponía que era un matrimonio de conveniencia, pero Carrie cometió el error de enamorarse de Kristopher. Cuando llegó el momento en que más lo necesitaba, su marido estaba en compañía de otra mujer. Carrie ya estaba harta. Decidió divorciarse de Kristopher y seguir adelante con su vida. Sin embargo, solo cuando ella se marchó, Kristopher se dio cuenta de lo importante que era ella para él. Ante los innumerables admiradores de su exesposa, Kristopher le ofreció 20 millones de dólares y le propuso de nuevo: "Casémonos de nuevo".
Allison se enamoró de Ethan Iversen, el futuro alfa de la Manada Moonlight Crown. Siempre quiso que él se fijara en ella. Sin embargo, Ethan era un alfa arrogante que pensaba que una débil omega no podía ser su pareja. El primo de Ethan, Ryan Iversen, que había vuelto del extranjero y era el verdadero heredero de la manada, nunca intentó conseguir el puesto ni mostró ningún interés por él. Era todo un alfa playboy, pero cuando regresó a la manada, una cosa cautivó sus ojos y fue Allison.
Durante siete años, Jillian estaba enamorada de Bryan con pasión inquebrantable, pero él permaneció distante, con sus emociones herméticamente selladas. Descorazonada, ella se marchó al extranjero tras graduarse de la universidad. Tres años después, Jillian, ahora una abogada de éxito, se sentó provocativamente en el regazo del hombre. Con una sonrisa juguetona, le espetó: "¿Qué te pasa, Bryan? ¿Eres impotente?". Bryan ya no podía contenerse. Con un rápido movimiento, la tomó en brazos y la arrojó sobre la cama. A la mañana siguiente, cuando él se despertó, Jillian esbozó una sonrisa traviesa. "Solo es una aventura, ¿de acuerdo?".
Para vengarse de su traicionero prometido, Yvonne atrajo a Clayton a una relación que tendría ventajas para ambos. Sin embargo, cuando Yvonne vio a una mujer parecida a ella al lado de Clayton, reconoció que no era más que una sustituta. Al enterarse de la próxima boda de Clayton, se marchó con una generosa indemnización. "Clayton, este es realmente el final", declaró ella con decisión. Inesperadamente, el mismo día en que Yvonne iba a casarse con otra persona, Clayton apareció, con la desesperación reflejada en sus ojos, y se puso de rodillas: "Yvonne, por favor, no lo hagas. No te cases con él".
A veces el amor aparece de la manera más inesperada y en la forma de la persona menos pensada. Para Daniel, la vida a sus 40 años es una rutina entre sus tres hijos y su cargo de CEO de la empresa familiar. El fallecimiento de su esposa lo deja inmerso en la tristeza; creando, con el correr de los años, una coraza fría a su alrededor. Deanna tiene una vida normal, trabaja medio tiempo y estudia en la Universidad de Artes porque quiere lograr su sueño: cantar en la ópera. Solo le falta un año para terminar su carrera cuando su amigo Harry le pide ayuda desesperado. Una antigua regla familiar le impide casarse con su novia, la cual está embarazada. Para hacerlo, Daniel, su hermano, debe casarse primero. Para ayudarlo con su problema Daniel y Deanna acceden a fingir una relación y un matrimonio. Son tan opuestos que la atracción es inevitable. Él encuentra en ella la calidez que faltaba en su vida y Deanna el amor luego de una ruptura desastrosa. Finalmente, Daniel puede volver a tener una familia. Pero hay muchos intereses ocultos que buscan separarlos y alejarlos. El viaje es difícil, deben enfrentarse no solo a terceros que les complicaran las cosas, sino también a sus propios miedos e inseguridades. No es sencillo equilibrar 15 años de diferencia. Pero el corazón tiene razones que la misma razón nunca entenderá.
Kimberly Holden volvió a su vida anterior. Antes, ella fue defraudada por su esposo infiel, acusada falsamente por una mujer vil y acosada por su familia política, ¡lo que llevó a su familia a la bancarrota y ella misma se volvió loca! Al final, embarazada de nueve meses, murió en un accidente de auto, mientras que los culpables se hicieron ricos y llevaban una vida feliz. Ante la segunda oportunidad que le regaló el destino, Kimberly estaba decidida a vengarse. ¡Que todos sus enemigos se vayan al infierno! Ella se deshizo del hombre infiel y su amante, reconstruyó la gloria de su propia familia sin ayuda de nadie, llevando a la familia Holden a la cima del mundo de negocios. Sin embargo, no esperaba que el hombre frío e inalcanzable de su vida anterior tomó la iniciativa para cortejarla: "Kimberly , no tuve la oportunidad en tu primer matrimonio, el segundo siempre será mi turno, ¿verdad?".