Existían 3 reinos muy poderosos: El reino Thusrek, el reino Witther y el reino Priswer. Thusrek, era conformado por los felinos, aquellos seres que tenían descendencia felina. Witther, era conformado por los descendientes de los lobos. Y Priswer, los descendientes de la luna. Seres extraños y mágicos. Pero a pesar de esos tres reinos, había una aldea humana, que día a día sobrevivía. Después de 3 años fuera de su reino el príncipe Maximiliano regresa de un largo viaje por el reino Thusrek para tomar su lugar como rey de Witther, pero decide hacer muchos cambios. Nuevos empleados llegan, entre ellos una pequeña humana, de apenas 16 lunas. Con mirada tímida y triste. Él captó aquel aroma, le fue difícil no observar a la pequeña humana, pero no podía amarla hasta que averigüe quien es el traidor que asesinó a sus padres. Maximiliano no dudará en protegerla, pero en caer rendido ante sus bellos ojos será difícil de evitar.
Reino Witther (16 años antes)
La mujer aferró con fuerza a su bebé, corría con rapidez sintiendo el aire golpear su rostro.
El miedo recorrió su cuerpo en unos segundos, miles de lágrimas brotaban de sus hermosos ojos café.
Se escuchaban los aullidos, gritos y rugidos. Ella sintió aún mucho más miedo.
Paro en seco al verse atrapada, había llegado a un callejón. Grandes bolsas negras estaban amontonadas a un lado.
Se acercó a ellas y olfateó, de ellas brotaba un olor fuerte que nadie podría captar a la distancia.
Soltó las tiras que sujetaban su capa, con está envolvió el pequeño cuerpo que yacía en sus brazos. Lo arrulló por unos momentos para calmar su llanto y cuando al fin dejó de llorar cerró sus ojos por unos segundos.
Era arriesgada la decisión que tomo, pero debía hacerla.
Colocó al bebé encima de las bolsas, cubriendo el cuerpo con las bolsas no tan exagerado para que pudiera respirar.
Los aullidos aumentaban, escuchó que las pisadas aumentaban.
Estaban cerca.
Sus sentidos felinos le avisaban que debía huir para poner a salvo a su bebé.
-Aranya. -susurro la mujer observando a su bebé- Te llamarás Aranya, pronto vendré por ti.
Y en unos instantes la figura humana había desaparecido y en ella había la figura de un felino inmenso, de pelaje negro como la noche y una marca en blanco, la luna yacía plasmada en su pelaje.
Soltó un gemido de dolor y corrió fuera del callejón.
Aquellas bestias olieron a la felina, soltaron un rugido y corrieron siguiéndola.
Su aroma cada vez más aumentaba.
La felina siguió corriendo, su corazón dolía.
Llego hasta un barranco que era el límite entre el reino Witther y el Priswer. Debajo de aquel límite un río seguía su destino, debía saltar y llegar a su reino.
Tomo impulso, la distancia de aquel barranco y el que yacía frente a ella no era tan lejano, saltó.
Cayó en sus dos patas delanteras, las traseras colgaban del barranco. La felina soltó un gemido, le llegó el olor a sangre, quería buscar la herida, pero aún no podía hacerlo, debía subir.
Aún no estaba a salvo.
Las 3 bestias frenaron, vieron como la felina subía hasta estar de pie frente a ellos. Caminaban de un lado al otro rugiéndole a la felina, ella se mantenía de pie, gimiendo de dolor.
Una de sus patas delanteras sangraba.
Le dolía.
Pero debía aguantar.
Observó cómo las bestias se acercaron al límite del barranco con las intenciones de saltar, pero no podían.
No podían saltar pues el gran muro invisible que cubría aquel reino los quemaría. Eran bestias repugnantes, creaciones de aquel hombre que buscaba venganza.
Y ahí fue que las bestias se rindieron y volvieron de regreso en busca de su amo.
Observó a la lejanía, el humo se extendía por los cielos.
Gritos y sollozos eran captados por la felina.
Nuevamente quería saltar y volver por su bebé.
Pero ya era tarde, ella cayó desmayada.
La luna observaba como el reino de Whitter era atacado por aquellas bestias.
Luego un gran rugido resonó y las bestias dejaron de atacar. Como si fueran máquinas soltaron un aullido y todas salieron corrieron.
Aquella fue la llamada Noche de dolor, una venganza tomo la vida de muchos. Pero a pesar de los años que pasaran no pararía.
No lo haría.
Para él no había fin.
Amaia huía por el frondoso bosque y con la noche sobre sus cabellos blancos. Sin saber que un misterioso camino la guiaría hacia un reino olvidado, donde descubrirá secretos que se ocultan bajo miradas melancólicas y a un hombre en la soledad de su castillo que sucumbirá sus sentimientos.
La princesa Sol era la tercera hija del rey Cameleo, gobernante de Wilor, un pequeño reino humano alejado del bosque maldito. Un bosque que ocultaba miles de secretos. Pero Sol sufre día a día el rechazo de su padre y el temor a ser vista. ¿Por qué? Por la cruel condena que ella posee al tener en su rostro una cicatriz que la hace ocultarse en la oscuridad llena de miedo y dolor. Entonces todo cambia cuando entre la multitud su llanto resuene en los cielos despertando el enojo de una bestia, que escondido observaba a la bella Sol embriagándose con su aroma. Aquella bestia no es un desconocido. Aquella bestia es el príncipe de los lobos, un hombre respetado en cada reino. Él solo sostuvo la mano de Sol acallando todos los murmullos y con suavidad beso sus labios dando comienzo a una historia de amor.
(Está es una versión de Moonlight I) Como rey debía mantenerse fuerte, aunque su vida estaba acabando con crueldad por un veneno que yacía dentro de él y entonces el destino le trajo una sorpresa. Encontró a su compañera, esa era su sorpresa, pero también su desdicha. Aunque solo deseaba alejarla era imposible, su corazón no podía negarse a ese sentimiento: amor. Mientras que ella solo desea encontrar a su hermana que desde hace un año fue capturada y encerrada en el reino de los lobos. Ambos empezaran a desarrollar un sentimiento que traerá consigo muchos secretos que aquellos reinos ocultan y un pasado que puede convertir ese amor en cenizas.
Para cumplir el último deseo de su abuelo, Stella se casó con un hombre al que nunca había visto. Sin embargo, los dos continuaron llevando sus vidas sin ser molestados. Un año después, Stella regresó a Seamarsh con la esperanza de conocer a su misterioso marido. Pero para su sorpresa, él le envió un mensaje pidiéndole el divorcio. Apretando los dientes, ella respondió: "¡Entonces divorciémonos!". Poco después, Stella se convirtió en empleada de Grupo Prosperity y trabajó directamente para el director ejecutivo del grupo, Matthew. Se decía que el apuesto CEO estaba casado y amaba mucho a su esposa. ¡Pero Stella no sabía que él era en realidad su misterioso marido! Decidida a centrarse en su carrera, Stella deliberadamente se mantuvo alejada del jefe, aunque no pudo evitar notar sus intentos de acercarse a ella. Un día, su marido cambió repentinamente de opinión y se negó a seguir adelante con el divorcio... ¿Cuándo descubriría Stella que Matthew era su marido? En medio de una mezcla de dulzura y mentiras, ¿adónde los llevaría el destino?
Para vengarse de su traicionero prometido, Yvonne atrajo a Clayton a una relación que tendría ventajas para ambos. Sin embargo, cuando Yvonne vio a una mujer parecida a ella al lado de Clayton, reconoció que no era más que una sustituta. Al enterarse de la próxima boda de Clayton, se marchó con una generosa indemnización. "Clayton, este es realmente el final", declaró ella con decisión. Inesperadamente, el mismo día en que Yvonne iba a casarse con otra persona, Clayton apareció, con la desesperación reflejada en sus ojos, y se puso de rodillas: "Yvonne, por favor, no lo hagas. No te cases con él".
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