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Jackson Coli pasó sus veintiocho años de vida siendo comparado con su hermano mayor, al que consideraban el hijo perfecto y brillante, el orgullo de su madre, que había enviudado cuando él sólo tenía siete años. A pesar de ser un hijo devoto, Jack siempre fue considerado la oveja negra de la familia, principalmente por un único error que cometió una desafortunada noche. Cuando Anthony Coli muere a los 35 años, en un trágico accidente que acaba con su vida y la de su mujer, Jackson se encuentra en una situación complicada en la que tiene que criar a su sobrino, pero todo se complica cuando entra en su vida la niñera del niño, la mujer que conocía los oscuros secretos de Anthony pero no tenía el valor de contárselos, sobre todo cuando empieza a acercarse al Coli más joven.
Anna cuidaba al pequeño Tony, había sido niñera del niño desde que tenía días de nacido, y lo quería mucho por lo que le daba todo el cariño que muchas veces faltaba por parte de su padre que no estaba muy presente, y su madre a su vez se sentía frustrada en ese matrimonio, y muchas veces descargaba sus frustraciones saliendo y dejando a su hijo. Al principio Summer era una mujer cariñosa que prestaba atención al niño, pero a medida que se fue amargando se alejó de su hijo.
No le maltrataba ni le pegaba, pero no le prestaba la atención que necesitaba, y con unos padres ausentes que se peleaban todo el tiempo, el niño se refugiaba en los brazos de la niñera, que a menudo era como la madre que necesitaba.
Un niño de siete años no debería tener que pasar por todo esto, pero por desgracia la ausencia de sus padres era algo habitual para él, y las peleas de la pareja también eran frecuentes. Tony era un niño tranquilo y cariñoso, no se molestaba en el colegio y sacaba notas razonables, pero incluso cuando destacaba en algo era difícil, porque sus padres parecían ignorarle aún más. La única que se alegraba de los logros del niño era la niñera de ojos bondadosos, Anna, que hacía que el pequeño se sintiera un poco mejor y querido. Anna había quedado huérfana muy joven y su abuela trabajaba en casa de los Coli. Se quedó con el niño, pero su salud era precaria y, cuando murió, Anna sólo tenía doce años.
Sin nadie que se ocupara de la niña, el Sr. Colin, que entonces aún no había fallecido, la envió a un internado religioso, donde permaneció hasta los dieciocho años, sin contacto con el exterior y viviendo sólo con las monjas y las chicas que estudiaban allí. Cuando terminó el colegio, la enviaron de vuelta a casa de los Coli. En aquel momento, Anthony estaba recién casado y tenía un bebé en camino, por lo que Anna se encargó de ayudar a Summer y de ser la niñera del bebé. La señora Coli era muy estricta con su hijo menor, estaba claro que el mayor era su favorito, mientras que el pequeño era siempre la oveja negra de la familia, aunque se esforzaba.
Jack nunca venía a casa, prefería vivir solo, mientras que Anna vivía con los tres y el niño, y no entendía por qué el matrimonio de Summer y Anthony se había convertido en un desastre. Anna acudió a la empresa a petición de la señora Coli, cuando llegó no encontró a su secretaria y decidió ir al despacho de su jefe. Fue su peor error hacerlo aquella tarde, cuando se detuvo frente a la puerta y la abrió, acabó deteniendo el objeto a medio camino, la morena no tuvo valor para abrir la puerta del todo y vio la peor escena de su vida, la más desagradable: Anthony estaba teniendo sexo con su secretaria en el sofá del despacho. Abrió la puerta en silencio y se apoyó en la pared, aún temblando. Anna se llevó las manos a la boca y sintió un miedo terrible, no sabía cómo reaccionar en ese momento, había sido testigo de la traición de su jefe.
Anna corrió y se metió en el ascensor, aún temblando, se desplomó allí y comenzó a llorar, quizás Summer lo había sospechado y por eso había habido tantas peleas, pero temía las consecuencias si seguía adelante, al fin y al cabo, siempre había dependido de esa familia desde pequeña, temía salir mal parada si lo contaba, que la acusaran de mentir y acabar en la calle. Era complicado para ella enterarse de algo así, hubiera sido mejor que nunca hubiera visto nada, pero ahora ya era demasiado tarde, así que dejó lo que había cogido en la recepción y volvió a casa de la familia Coli, aún aturdida por la escena que había visto. Al llegar a la habitación del niño, comenzó a organizar algunos libros, necesitaba ocuparse para no pensar en aquella escena, Tony estaba con su abuela paseando por el parque, así que no tendría que lidiar con nadie en ese momento.
- Dale un baño a mi nieto y llévalo a comer, quiero que esté listo para dormir cuando esa irresponsable regrese.
- De acuerdo, señora Coli -la morena recogió al niño, que en aquel momento aún tenía dos años-.
Hoy en día ese recuerdo no deja en paz a Anna, no puede mirar a Anthony de la misma manera, y lo peor está por llegar y no puede ni imaginarlo. Cada mañana le despertaba con un beso en la frente y le ofrecía el desayuno que le gustaba, casi siempre huevos con bacon y zumo de naranja. Ya no preguntaba por sus padres, sabía la respuesta y estaba acostumbrado a su ausencia, así que sólo contaba con su abuela, que ya no prestaba tanta atención a su nieto como antes. Su único afecto provenía de su niñera, que sí se ocupaba de él, mientras que su tío nunca aparecía debido al comportamiento de la señora Coli, que siempre le hacía sentirse mal.
...
Aquella noche Anna estaba con Tony en su habitación, el pequeño tenía miedo de la lluvia y no podía dormir, así que se tumbó a su lado hasta que se durmió. Anthony pasó por la habitación y los observó dormir a ambos, se quedó un rato pensando y luego cerró la puerta, para la señora Coli era un hombre increíble, su mejor hijo, un ejemplo de persona. Sin embargo, al contrario de lo que ella pensaba de Jack, Anthony era un hombre perverso que quería utilizar a las mujeres, y al final la mayoría salían lastimadas por involucrarse con él, aparte de la falta de respeto hacia su esposa que sufría por todo esto, la rechazaba todas las noches desde que el niño era muy pequeño, Summer no estaba segura ni tenía pruebas de nada, pero sabía que había algo mal en su relación, y por las acusaciones siempre estaban peleando. Esa noche salió a fumar al jardín, Anthony había llegado por sorpresa y nadie le había visto, así que Anna decidió salir de la habitación en mitad de la noche para ir a comer algo a la cocina.
- Vaya... No me había dado cuenta de que estabas ahí -la morena se apretó más la bata.
- He llegado hace un rato y te he visto entrar en la cocina, así que he decidido venir yo también.
- ¿Te traigo algo? Es que he venido a por algo de comer, no he cenado porque el niño estaba muy asustado por la lluvia, que afortunadamente ya ha pasado.
- ¿Quiero algo? - Se acerca y Ana le mira un poco sobresaltada por su repentina cercanía - No tienes por qué alarmarte, siempre he notado que eres una mujer muy atractiva, pero hoy estás especialmente deliciosa.
- Te exijo que me respetes, no voy a permitir que mi jefe tenga tanta intimidad conmigo.
- ¿De verdad te sientes ofendido? Seguro que te gustaría tener algunos privilegios.
- Me gustaría mantener las distancias con los hombres casados -le empuja y sale corriendo.
Anna estaba indignada por la actitud de Coli, no podía imaginarse que le hiciera eso, como si tuviera una aventura con el marido de su jefa. La morena fue al baño y se echó un poco de agua en la cara, tenía miedo de las consecuencias de rechazarlo, o incluso de que insistiera en tener algo con ella. Después de calmarse, decide no volver a la habitación del chico hasta la mañana siguiente, sería mejor quedarse encerrada en su cuarto, lejos de los ojos y sobre todo de las manos de Anthony Coli. Anna se tumbó y cerró los ojos para intentar dormir, se sentía fatal después de haber sido acosada por su jefe, tenía el descaro de hacer eso en la casa donde vivían su madre, su mujer y su hijo. Anthony realmente era una persona despreciable, pero sólo las mujeres conocían ese lado de él, para todos los demás y en especial para su madre era el Coli perfecto, el que trabajaba duro y tenía una hermosa familia.
Nadie podía imaginar los secretos que tenía el director general, las cosas que hacía detrás de las cortinas, y lo peor era que Summer quería salvar su matrimonio, y pensó que la mejor manera sería organizar una segunda luna de miel, y de eso se trató en el desayuno del día siguiente, mientras la niñera le daba café al niño, Summer le contaba a su suegra sus planes de viajar con su marido, y él parecía el menos entusiasmado con aquella repentina idea, pero necesitaba guardar las apariencias y acabó aceptando. Para Ana era un alivio tenerlo lejos por un tiempo, al menos podría dormir tranquila sin miedo a que volviera a intentar algo, la puerta de su habitación ahora estaba cerrada con llave y lo evitaba en todo momento. Los días pasaban y el viaje se acercaba, parecía que el día nunca llegaría y cada vez era más difícil alejarse de Coli, la morena estaba a punto de renunciar pero no tenía a donde ir.
- Llevas evitándome desde aquella noche, Anna -estaba lavando la ropa del chico.
- Sólo quiero mantenerme al margen, es mejor para los dos mantener las distancias.
- Lo mejor para mí sería tenerte entre mis brazos, con tu cuerpo tan joven, estoy casi seguro de que aún eres virgen -Mira al suelo- ¿De verdad eres virgen? No era difícil de esperar, ya que viviste en un colegio tan estricto y después de venir a vivir aquí nunca te fuiste.
- No quiero hablar de mi intimidad contigo - nota que se acerca una criada y aprovecha para irse sin que Coli la interrumpa, cada día era más descarado y eso le hacía temer que su comportamiento la perjudicara.
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-¡Quiero el divorcio! - me dice en un tono frío. No es la primera vez que me pide algo así; antes lo hacía a menudo. Se levantó del sofá y lo miró a los ojos. Le molestaba que no la dejara dar ni una sola explicación; solo asumía las cosas. Era mejor dejar todo como estaba. No pensaba rogarle para que la escuchara, no pensaba hacerlo nunca más. -¿Estás seguro de que eso es lo que quieres? - le preguntó, mirándolo fijamente. Por muy ilógico que pareciera, intentó aferrarse a su única esperanza. Le tiró los documentos al rostro, y ella los tomó con una sonrisa amarga. Tomó el bolígrafo de la mesa y firmó sin pensarlo ni un minuto más. Se levantó con la poca dignidad que todavía conservaba, empacó las pocas pertenencias que tenía y se marchó sin mirar atrás. 🌼 Nota de la autora Espero que les guste esta historia llena de amor, intriga y mucho más. Gracias por el apoyo de antemano. No olviden dejar sus comentarios.
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