Un viaje relámpago a Italia hace que la vida de Natasha Parisi de un giro sorprendente. Jamás se ha visto involucrada en nada que no sea la vida de rica y mimada a la que su tía la acostumbró, todo cambia cuando sin querer entra abruptamente en la vida de Adriano Bicchieri el mafioso más temido de todo el país. Ella no podrá decidir si escapar o no porque se ha convertido en una presa desde que los ojos del mafioso estuvieron sobre su cuerpo y por más que tratara de huir ese cazador no la dejaría escapar. Está atrapada. Aunque más tarde entenderá que quizás se encontraba mejor justo entre sus brazos entregándose a la pasión descarnada.
Natasha:
Cuando me pongo los audífonos y escucho esta canción siento que estoy en una película donde yo soy la protagonista.
Hay una sonrisa en mi rostro a la vez que veo el paisaje que se muestra por la ventana del autobús en el que estoy.
Logré convencer a mi tía de venir aquí con mi grupo de la escuela de Bellas artes.
Soy española pero llevaba años deseando venir a Italia, es por eso que insistí tanto en este viaje.
Hay algo en este país que me atrae.
Que me llama sin saber el qué.
Adoro la cultura que hay en estas calles que ahora mismo estoy viendo.
No puedo quedarme dormida como mis amigas ahora mismo cuando el sol está saliendo iluminando con sus rayos la ciudad.
Contengo un suspiro de emoción por lo que próximamente haremos.
¿Cómo no sentirme como en una película si uno de mis sueños se está haciendo realidad?
Sólo falta otra cosa...
Algo más emocionante.
Me deshago de cualquier pensamiento romántico que pase por mi cabeza y vuelvo mi cabeza a mi compañera sentada a mi lado.
Alejandra me da una mirada adormilada antes de bostezar.
- ¿Por qué estás despierta? Baja la cortina -se quejó cuando me quité los audífonos para poder escucharla y le hice caso.
Después de todo ya tendríamos tiempo de ver mejor Florencia.
-No puedo dejar de pensar en ver todas las obras.
-Lo sé -dijo ella sonriéndome ahora después de estirarse-. Yo tampoco puedo creer que estemos aquí.
-Buenos días chicos, despierten.
Ya hemos llegado al hotel.
Voy a pasar la lista para que poco a poco bajen del autobús y esperen en el lobby con la profesora Martina.
Aleja hizo una mueca para después entornar los ojos.
A decir verdad no le gustaba nada la profesora Martina.
De hecho a nadie le gusta mucho.
Casi protestan para que ella no nos acompañara en el viaje gracias a lo aguafiestas y amargada que es.
Uno a uno fueron llamando a todos hasta que fue mi turno.
-Natasha Parisi.
-Aquí estoy profesora -le dije antes de ponerme de pie para bajarme del autobús.
El viento mañanero de Florencia golpeó mi rostro haciéndome sonreír encantada mientras volvía a ponerme los audífonos para seguir trasportándome a un mundo nuevo.
Alcé mis ojos para ver el hotel Guelfa Firenze y de inmediato caminé para entrar en el lugar.
Sonreí al ver a Sophia viendo embelesada el trasero de un tipo que le daba la espalda mientras que Alejandra y Alicia discutían por algo -lo típico- y yo negué con la cabeza divertida acercándome a ellas.
- ¿Divirtiéndose? -me burlé y las tres se giraron a verme para sonreírme.
Afortunadamente las había conocido junto con entrar a la escuela porque no soy muy social.
No suelen caerme muy bien las personas.
No puedo evitarlo.
-Estamos esperando que nos asignen una habitación para dejar las cosas.
La profesora Martina dijo que iríamos a ver el museo esta misma tarde ¡Que emoción! -me dijo Alejandra sonriendo y yo le sonreí de vuelva.
-Me muero por eso.
-No te mueras, falta poco -se burló Sophia-. Por otro lado, los italianos que he visto me han echo la boca agua ¡Que delicia de hombres!
- ¿Pero cuántos italianos has visto si nos hemos bajado hace cinco minutos del autobús, Sophia? -recriminó Alicia tan malhumorada como siempre, cosa opuesta a su hermana gemela, Alejandra.
-Los suficientes como para saberlo.
¿Quién se anota para una noche loca en Italia? -azuzó Sophia y yo me reí enseguida.
Ninguna de nosotros había respondido cuando se acercó uno de los chicos que estudiaba con nosotros.
Creo que su nombre es Damian.
-Sophi ¿Podemos hablar un momento? -preguntó el chico a mi amiga con voz suave aunque varonil.
Vi como Sophia entornaba los ojos pareciendo fastidiada con su presencia.
Ella suele enamorar a los chicos que desee y Damian parece estarlo por la forma en que la mira.
- ¿No ves que estoy ocupada?
En otro momento Damian.
El asintió mientras que sus mejillas se ponían coloradas y de inmediato se marchó.
-Eres una perra -declaró Alicia y Sophia le sonrió como si le hubiera dicho un alago en vez de un insulto.
-Alicia, Natasha.
Compartirán la habitación, aquí están sus llaves -dijo la profesora Marta llamándonos y de inmediato yo fui por la llave.
Tomé mi maleta que ya habían bajado del autobús siendo seguida por Alicia.
Por lo menos me habían dado una habitación con una de mis compañeras.
Después de instalarnos en la bonita habitación la profesora había pasado para advertirnos que a las doce tendríamos que estar abajo para almorzar y de ahí llevarnos al museo.
Con cada segundo que pasaba estaba más emocionada.
Alicia y yo ya estábamos en el restaurante del hotel esperando que llegara el resto de los chicos.
Alejandra y Sophia se sentaron con nosotras hablando sobre trivialidades.
Comimos hasta que las profesoras decidieron que era hora de ir al fin a la Galleria degli Uffizi y mi emoción creció.
Nos subimos al autobús y volví a sentarme con Aleja sin dejar de parlotear lo emocionadas que estábamos.
Es obvio que estudiantes de Bellas Artes lo estén.
Al llegar vimos que había una fila muy larga para entrar pero afortunadamente ya habíamos pagado la reservación del tour para entrar.
- ¡Ay por Dios, esto es hermoso! -gimió Sophia mientras yo asentí y sonreí tomando fotografías.
Escuchamos la historia de cada pintura o escultura que veíamos gracias a la museóloga.
No sé cuánto tiempo estuvimos aquí pero me quedé absorta a todos los agentes exteriores cuando vi El nacimiento de Venus de Botticelli.
Me quedé maravillada con tanta belleza.
-Gracias al poder de los Médici, los artistas bajo protección de la familia tenían derecho a pintar sobre lo que quisieran sin temer a la intervención de la iglesia -siguió narrando la mujer del tour.
Yo conozco la historia.
Siempre me ha encantado este cuadro a pesar de que no había tenido la oportunidad de verlo en persona.
Estoy sin aliento ahora mismo.
Me encanta la idea de la feminidad dentro de esta majestuosa obra, en esta época de la que se habla eso no era nada común. Lo siento como una liberación a la mujer.
Algo trascendental.
Me quedé tan absorta al cuadro que ni siquiera me di cuenta de que los chicos me habían dejado atrás.
Una voz, gruesa y masculina hizo que diera un pequeño salto.
- ¿Te gusta? -me preguntó.
Me di la vuelta sobresaltada abriendo los ojos en asombro para encontrarme al hombre más encantador que he visto en mi vida.
Sus ojos verdes olivas se clavaron en los míos como si pudiera penetrar mi alma quitándome el aliento de inmediato.
No sólo su mirada causó esta reacción en mí, sino lo terriblemente guapo que es este hombre.
Empezando porque tuve que primero alzar mis ojos para mirar a los suyos ya que lo primero que había estado en mi campo de visión fue su pecho.
Su cabello es castaño muy claro casi rubio, ligeramente ondulado.
Su nariz es muy bonita, griega.
Sus labios son hinchados, carnosos y viriles -además de tentadores-.
Tiene una ligera barba corta con vellitos rubios muy bonitos.
Automáticamente estoy cautivada por ese tipo.
Pero cuando veo el resto de su cuerpo me quedó flechada.
Tiene una complexión atlética, puedo percibir sus músculos tensos aún detrás del traje elegante que lleva.
- ¿Qué... qué dijo? -tuve que preguntar después de carraspear.
Ni siquiera me acordaba qué era lo que me había dicho.
De repente esbozó una sonrisa de anuncio que me dejó boquiabierta, fascinada.
Que hombre más increíblemente guapo.
¿Realmente lo estaba viendo?
¿Es real?
-Pregunté si te gustaba -me señaló el cuadro detrás de mí pero ninguno de los dos se volteó a verlo.
-Me gusta mucho, es mi cuadro favorito de hecho -me esforcé por respirar con normalidad y sobretodo a hablar como si no me afectara su divina presencia.
¿Quién es él?
Me pregunto a mí misma muy emocionada.
Mi corazón late cada vez más deprisa cuando sus ojos me detallan.
-También el mío.
No eres de la ciudad, supongo.
-Lo dirás por mi acento.
Hablo perfectamente italiano pero es obvio que no tengo el acento -comencé a balbucear sin sentido dado a que estoy nerviosa y casi me golpeo a mi misma por lo tonta que soy, recuperando el hilo de la conversación-. Soy de España.
-Sí, tu acento es exótico, hermoso -esto último lo dice con tanta alevosía que cada parte de mi cuerpo se tensa.
Sus ojos no dejan de mirarme como si pudiera oler el nerviosismo tonto al que estoy sometida.
Y su voz.
Dios mío.
Su voz es preciosa.
- ¿Eres artista? -me preguntó mirándome las manos ahora.
-Eso planeo.
Estoy estudiando -murmuré antes de sonreírle.
Él me sonrió de vuelta antes de tenderme su fuerte mano la cual no dudé en estrechar.
-Soy Adriano.
-Mi nombre es Natasha, es un placer conocerte.
-Definitivamente el placer es mío -afirmó él logrando que un conjunto de mariposas revolotearan en mi vientre.
Me mordí el labio inferior y estoy segura de que él iba a decir algo más pero mi teléfono comenzó a sonar estruendosamente por lo que tuve que soltarme de su agarre para contestar.
-Es que si yo no te llamo no me llamas -se quejó mi tía a través del auricular del teléfono y solté un suspiro.
Mi madre sufría de depresión antes de tenerme y cuando me dio a luz un día me dejó a cargo de mi tía.
Ella estaba asustada de que no hubiera vuelto a casa esa misma noche pero otro día la llamaron para decirle que ella se había suicidado.
Mi tía con tan sólo 15 años de edad tuvo que hacerse cargo de mí.
Trabajó y estudió muchísimo para convertirse en la mujer exitosa que es hoy día.
La verdad es que la veo como a mi madre pero a veces suele ser un poco estresante cuando se pone tan sobreprotectora como ahora.
-Tía, iba a llamarte pero no teníamos tiempo.
Ahora mismo estoy en el museo así que debo colgar, no podemos usar los teléfonos.
-No me mientas niña, por favor llámame antes de que vayas a acostarte.
Me preocupo por ti Tashie.
Más aún cuando estás tan lejos de mí, ¿Lo harás?
-Sí tía, te llamaré -murmuré sintiendo un nudo en mi garganta.
Ella es la única familia que he conocido.
Ha sido todo para mí.
Siempre lo será.
Por lo mismo a veces me siento culpable de que nunca se haya casado.
Nunca he conocido una relación seria suya -más que con el trabajo- y eso me rompe el corazón, ella más que nadie merece ser amada.
-Muy bien Tashie.
Entonces te dejo, te quiero muchísimo cariño ¿Lo sabes?
-Que sí, yo también te quiero mucho tía -le dije antes de colgar.
Sonreí sintiendo la calidez en mi corazón por ella y al darme la vuelta para ver a Adriano con desilusión me di cuenta de que él ya se había ido.
Hice un puchero pero luego me recompuse.
-Esto no es una telenovela Natasha y él no es tu príncipe azul -me susurré a mi misma para ir a buscar a los demás.
No tardé en encontrarlos y me uní a ellos aunque de vez en cuando miraba a mi alrededor para ver si volvía a ver a ese hombre pero para mi decepción no fue así.
- ¿Dónde estabas metida? -me preguntó Sophia con una sonrisa traviesa de las que ella siempre usaba.
-Me quedé viendo El nacimiento de Venus, sabes lo mucho que me gusta.
-Creí que estabas haciendo algo más interesante -se quejó Sophia y Alejandra entornó los ojos antes de hablar.
-Yo también me quedé encantada, de hecho me han dado unas ganas impresionantes de pintar.
Yo sonreí a Alejandra antes de asentir.
-Igual a mí.
-Bueno chicos, por hoy terminamos el recorrido.
Es hora de ir al hotel otra vez -avisó la profesora Lucía haciendo que todos nos quejáramos.
- ¿Y qué vamos a hacer en el hotel?
Es muy temprano -se quejó Sophia.
-Sé que ustedes no son unos adolescentes pero saben las reglas así que vamos al autobús -demandó ella y la seguimos.
Pronto estuvimos otra vez en el hotel quejándonos del aburrimiento que había en nuestras habitaciones.
La pasión arde en sus venas como su deseo de pecar y consumirse en las llamas. Ayishah Al-Husayni, princesa de Tufayl, no solo desea a un hombre sino a dos en específico. Su guardaespaldas arrebatadoramente duro y sexy, y también su sirviente, dulce y pecaminosamente hermoso. Por más que lo intenta, no logra sacarlos de su cabeza... ni de su corazón. Nunca ha dejado de intentar seducirlos y aunque ellos se resistan no pueden evitar caer en su encanto devastador. Pero la vida en el palacio no es color de rosa y el amor llega de la forma más inesperada. El problema es cómo van a contener ellos este sentimiento tan irresistible y a la vez mantenerse apartados de la vista del rey.
Ella se encontró perdida en una pasión abrumadora que la sedujo al punto de hacerla perder la cabeza entregándose al más placentero de los pecados. Estaba cazando a un hombre rico sin saber que quien terminaría cazada sería ella y no por cualquiera, sino por su jefe, ahora el resultado de su noche de pasión estaba en su vientre y no tenía ni idea de cómo hacerle frente a esto.
Para él yo no soy alguien importante. Soy una simple prostituta que por casualidades del destino quedó embarazada de ese importante hombre. Maximillian lo único que quiere de mi es a mi hijo, su heredero como él lo llama y aunque jamás lo diré eso me duele porque estúpidamente me enamoré de él, sé que jamás va a presentarme en sociedad como a la madre de su hijo, también estoy segura de que tratará por todos los medios de quitármelo y lo hará gracias a su poder... a menos que yo no esté aquí para que pueda reclamarlo. Este niño es mío y nadie nunca va a quitármelo. Eso es lo que pienso mientras acaricio mi vientre con determinación.
Casarse con su mejor amigo fue un sueño hecho realidad para Kelly, pero todo tiene realmente una limitación. Pierce es el primer amor de Kelly, pero como su mejor amiga, sabía bien que siempre había otra mujer en lo profundo de su corazón. Lexi Gilbert. La mujer que Pierce nunca podría olvidar incluso si ya hubiera acordado casarse con Kelly. *** Kelly finalmente se dio cuenta de que su feliz matrimonio de los últimos tres años era solo un hermoso sueño cuando Pierce pidió el divorcio solo porque Lexi regresó. Ella sólo podría ser su mejor amiga incluso si estuviera encinta de su bebé. *** Dado que su amistad se había convertido en una jaula, Kelly decidió dejarlo en libertad, así como a la miserable misma. Pero ¿por qué entonces fue Pierce quien se negó a seguir adelante? Para empeorar las cosas, su diabólico hermanastro también intervino de manera dominante al mismo tiempo, pidiéndole que fuera suya. *** ¿Su príncipe azul contra su hermanastro diabólico? ¿Cómo podría Kelly salvar su corazón en esta batalla de amor y odio?
Sabrina tardó tres años enteros en darse cuenta de que su marido, Tyrone, era el hombre más despiadado e indiferente que jamás había conocido. Él nunca le sonrió y mucho menos la trató como a su esposa. Para empeorar las cosas, el regreso del primer amor del hombre no le trajo a Sabrina nada más que los papeles del divorcio. Con la esperanza de que todavía hubiera una posibilidad de salvar su matrimonio, le preguntó: "Tyrone, aún te divorciarías de mí si te dijera que estoy embarazada?". "¡Sí!", él respondió. Al comprender que ella no significaba nada para él, Sabrina finalmente se rindió. Firmó el acuerdo de divorcio mientras yacía en su lecho de enferma con el corazón hecho pedazos. Sorprendentemente, ese no fue el final para la pareja. Fue como si Tyrone despejara la mente después de firmar el acuerdo de divorcio. El hombre que alguna vez fue tan desalmado se arrastró junto a su cama y le suplicó: "Sabrina, cometí un gran error. Por favor, no te divorcies de mí. Te prometo que voy a cambiar". Sabrina sonrió débilmente, sin saber qué hacer…
Todos se sorprendieron cuando estalló la noticia del compromiso de Rupert Benton. Fue sorprendente porque se decía que la novia afortunada era una chica normal, que creció en el campo y no tenía nada a su nombre. Una noche, ella apareció en un banquete, lo cual causó una sensación a todos los presentes. "¡Cielos, ella es tan hermosa!". Todos los hombres babeaban y las mujeres se pusieron celosas. Lo que no sabían era que esta supuesta pueblerina era en realidad una heredera de una fortuna de mil millones de dólares. No pasó mucho tiempo antes de que sus secretos salieran a la luz uno tras otro. Las élites no podían dejar de hablar de ella. "¡Dios mío! Entonces, ¿su padre es el hombre más rico del mundo?". "¡También es esa excelente pero misteriosa diseñadora que mucha gente adora! ¿Quién lo hubiera adivinado?". Sin embargo, un montón de gente no creía que Rupert pudiera enamorarse de ella. Pero les cayó otra bomba. Rupert silenció a todos los detractores emitiendo un comunicado. "Estoy muy enamorado de mi hermosa prometida. Nos casaremos pronto". Dos preguntas estaban en la mente de todos: "¿Por qué la chica ha ocultado su identidad? Y ¿por qué Rupert estaba enamorado de ella de repente?".
Durante tres arduos años, Emily se esforzó por ser la esposa perfecta de Braiden, pero él todavía se mantenía distante con ella. Cuando él le pidió el divorcio por otra mujer, Emily desapareció. Sin embargo, cuando reapareció más tarde, se convirtió en su última fantasía. Despidiendo a su ex con una sonrisa burlona, ella le desafió: "¿Te interesa una colaboración? ¿Quién te crees que eres?". Los hombres no le servían para nada; Emily prefería la independencia. Mientras Braiden la cortejaba sin descanso, descubrió las identidades secretas de Emily: hacker de alto nivel, chef, médica, talladora de jade, corredora clandestina... Cada descubrimiento aumentaba el desconcierto de Braiden. ¿Por qué los conocimientos de Emily parecían ilimitados? El mensaje de Emily era claro: destacaba en todos los aspectos.
Eveline se casó con Shane, un obstetra, a la edad de 24 años. Dos años más tarde, cuando estaba embarazada de cinco meses, Shane abortó al bebé él mismo y procedió a divorciarse de ella. Fue durante estos tiempos oscuros que Eveline conoció a Derek. Él la trató con ternura y le dio el calor que nunca antes había sentido ella. También le causó el mayor dolor que jamás había tenido que soportar. Eveline solo se hizo más fuerte después de todo lo que experimentó, pero ¿podría soportar la verdad cuando finalmente se revelara? ¿Quién era Derek detrás de su carismática fachada? ¿Y qué haría Eveline una vez que descubriera la respuesta?
Para cumplir el último deseo de su abuelo, Stella se casó con un hombre al que nunca había visto. Sin embargo, los dos continuaron llevando sus vidas sin ser molestados. Un año después, Stella regresó a Seamarsh con la esperanza de conocer a su misterioso marido. Pero para su sorpresa, él le envió un mensaje pidiéndole el divorcio. Apretando los dientes, ella respondió: "¡Entonces divorciémonos!". Poco después, Stella se convirtió en empleada de Grupo Prosperity y trabajó directamente para el director ejecutivo del grupo, Matthew. Se decía que el apuesto CEO estaba casado y amaba mucho a su esposa. ¡Pero Stella no sabía que él era en realidad su misterioso marido! Decidida a centrarse en su carrera, Stella deliberadamente se mantuvo alejada del jefe, aunque no pudo evitar notar sus intentos de acercarse a ella. Un día, su marido cambió repentinamente de opinión y se negó a seguir adelante con el divorcio... ¿Cuándo descubriría Stella que Matthew era su marido? En medio de una mezcla de dulzura y mentiras, ¿adónde los llevaría el destino?