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El sueño de cualquier mujer pareciera ser una casa grande, un marido de revista, una tarjeta de crédito que no parece tener un fin, un ejército de sirvientes al pendiente de sus órdenes. Pero ese no era el sueño de Sthefany. La cuál no supo en que momento se vio envuelta en este lío ni se imagino como cambiaría su vida en un abrir y cerrar de ojos. Solo existe una regla " No te enamores".
El calor era extenuante, frente a ella tenía pilas y pilas de documentos y archivos. Era eficiente, más había días que ni todo el esfuerzo valia el trabajo que realizaba, por lo que incluso llegó a ser menos preciada y tomada por boba. Ese día en específico todo parecía salir mal y ella se hizo la pregunta menos indicada - Que más podría pasar, podría ser peor?-
Sthefany era una joven secretaría de uno de los niveles más bajos de la empresa, ni siquiera en un puesto sobresaliente. Su día a día se trataba de pasar desapercibida, hacerlo bien y rapido. Sin llamar mucho la atención. Al ser subestimada por ser una chica de status social bajo, huérfana y en apareciencia sin respaldo alguno. Era timida pero para nada ingenua, era brillante pero reservada, buscaba sobresalir por mérito propio, sería reconocida y no en base al apollo de alguien más y estaba decidida a lograrlo
Huérfana de padre y madre y en conocimiento de un solo pariente con el que no tenía ningún lazo más allá del hecho de no dejarla morir de hambre, sabía lo que valia aunque su estrategia fuera pasar desapercibida. Ya llegaría su momento de estar en la cima.
Sthef alguien te busca - dijo una voz conocida desde el pasillo, ella levanto la vista de forma molesta quien podría ser, se masajeo la vienes y arrastró su silla hacia atrás al levantarse de su escritorio mientras pensaba en que ella tenía mucho trabajo, y no debería de estarlo perdiendo.
Un hombre de traje color gris se presentó ante ella con formalidad. Se trataba de Charles, el moso de su tío, quien deseaba verla y tratar algún tema privado con ella. - Puedes quitarme mi tiempo pero no perder el tuyo - pensó ella irritada
Concertarían una cita para el sábado por la mañana,. - Su tío es un hombre muy poderoso,. Debería de conciderar cada palabra que hable con usted, y no tomar nada a la ligera.- le dijo Charles mientras se ponía de pie antes de marchar.
Nunca en su vida lo habia visto y ahora el parecía querer verla sin razón aparente, algo de ello le daba un mal presentimiento más su curiosidad era aún más grande.
Rena se acostó con Waylen una noche cuando estaba borracha. Y como ella necesitaba su ayuda mientras él se sentía atraído por su belleza juvenil, lo que se suponía que sería una aventura de una noche se convirtió en algo más. Todo iba bien hasta que Rena descubrió que el corazón de Waylen pertenecía a otra mujer. Cuando esa mujer regresó, dejó de volver a casa, dejándola sola por muchas noches. Finalmente, un día, la pobre chica recibió un cheque y unas palabras de despedida. Para sorpresa de Waylen, Rena solo sonrió y dijo: "Fue divertido mientras estuvimos juntos, Waylen. Pero espero que no nos volvamos a ver nunca más. Que tengas una buena vida". Sin embargo, por voluntad del destino, los dos se volvieron a encontrar. Al ver que Rena tenía a otro hombre a su lado, los ojos de Waylen ardieron de celos y gritó: "¿Cómo diablos lograste seguir adelante? ¡Pensé que solo me amabas a mí!". "¡Es pasado!", Rena se burló, "hay demasiados hombres en este mundo, Waylen. Además, tú fuiste quien pidió la ruptura. Ahora, si quieres salir conmigo, tendrás que hacer cola". Al día siguiente, Rena recibió un anillo de diamantes y un mensaje del banco de que alguien había transferido miles de millones a su cuenta. Waylen apareció, se arrodilló frente a ella y dijo: "¿Puedo saltarme la fila, Rena? Todavía te quiero".
Carolina Navarro fue obligada por su padre a casarse con un hombre desfigurado para salvar a su familia de la ruina. Maximo Castillo tenía todo lo que cualquiera deseaba, hasta que un accidente aéreo destruyó su cuerpo, su alma y su relación, haciendo su vida desesperada. Sin embargo, independientemente de eso, todavía necesitaba una esposa y un heredero. ¿Podría funcionar un matrimonio entre estas dos personas? ¿Sería solo un matrimonio de conveniencia o crecería el amor entre dos almas heridas?
Paola Fischer vive un matrimonio aparentemente feliz hasta el día en que, al regresar a casa, encuentra a su esposo, Lucas Hotman, en la cama con su secretaria, Rose Evans. La traición la deja destrozada, y, sin saber cómo enfrentar el dolor, se marcha de su hogar. Esa noche, en un bar, conoce a un enigmático desconocido que le ofrece una compañía inesperada. Buscando escapar de su desilusión, Paola se entrega a una noche de pasión con él, dejando que el dolor de su traición se diluya en la intimidad. Al día siguiente, trata de seguir adelante, pero pronto se enfrenta a una sorpresa que cambia el curso de su vida: está embarazada, y el padre no es Lucas, sino aquel hombre al que apenas conoció.
Tras dos años de matrimonio, Sadie por fin estaba embarazada, llena de esperanza y alegría. Pero su corazón rompió cuando Noah le pidió el divorcio. Durante un atentado fallido contra su vida, Sadie se encontró tendida en un charco de sangre, llamando desesperadamente a Noah para pedirle que la salvara a ella y al bebé. Pero sus llamadas quedaron sin respuesta. Destrozada por su traición, abandonó el país. Pasó el tiempo y Sadie estaba a punto de casarse por segunda vez. Noah apareció enloquecido y cayó de rodillas. "¿Cómo te atreves a casarte con otro después de haber dado a luz a mi hijo?".
Ethan siempre consideró a Nyla una mentirosa, mientras que ella lo veía a él distante e insensible. Nyla había acariciado la idea de que Ethan la quería, pero se sintió fríamente rechazada cuando se dio cuenta de que su lugar en el corazón de él era insignificante. Como ya no podía soportar su frialdad, dio un paso atrás, solo para que él cambiara inesperadamente de actitud. Ella le desafió: "Si confías tan poco en mí, ¿por qué me tienes cerca?". Ethan, que antes se había comportado con orgullo, ahora estaba ante ella y le suplicó desesperado: "Nyla, he cometido errores. Por favor, no te alejes de mí".
Cuando eran niños, Derek le salvó la vida a Norah. Años más tarde, Derek quedó en estado vegetativo tras un accidente automovilístico y Norah se casó con él sin pensarlo dos veces. Con sus conocimientos médicos, incluso lo curó. Durante dos años, Norah amó a su marido con todo su corazón, esperando poder devolverle su bondad. Pero cuando volvió su primer amor, él pidió el divorcio. Sin dudarlo, ella estuvo de acuerdo. Lo que pocas personas sabían es que ella, etiquetada como "abandonada", era en realidad una piloto de carreras, una famosa diseñadora, una genio hacker y una reconocida doctora. Lamentando su decisión, Derek le pidió perdón a Norah. De repente, apareció un encantador CEO, abrazó a Norah y le dijo: "¡Aléjate de mi esposa!". Sorprendida, Norah soltó: "¿Qué?".