Durante los dos últimos años, Louise se entregó con dedicación a la meta de alcanzar la libertad financiera antes de cumplir 25 años. En su exhaustiva lista de logros, casi todo estaba marcado, excepto un punto crucial: la llegada de un bebé. Con determinación, comenzó la búsqueda del padre ideal para su primer hijo. Se sumergió en citas con diversos hombres, ansiosa por conocerlos a fondo. Sin embargo, la realidad no cumplía con sus expectativas, y la lista de candidatos potenciales se reducía cada vez más. Jamás pensó que él volvería a su vida, que le haría volver a hacer sentir ese sentimiento tan intenso, pero a la vez tan triste de volver a quererlo y no quererlo en su vida junto con su hijo que crecía en su vientre.
Louise
Siempre supe que los hombres eran imprudentes, ellos no querían nada serio en la vida, pero ver como se comportaban siendo unos malditos, me había quitado todas las ilusiones del mundo cuando vi que solo buscaban algo: Sexo.
Claro que yo solo quería su esperma, pero no quería cualquiera, no quería que mi futuro hijo fuera algún potencial asesino, ni nada parecido. Quería que fuera lindo, gordito, lleno de energía y con una vibra dulce.
El último día de noviembre finalmente llegó, y desde la ventana de mi apartamento, observaba los destellos de los fuegos artificiales que iluminaban el cielo nocturno. Con una cerveza en mano, tomaba un momento para reflexionar sobre la decisión de no unirme a mi familia en estas festividades, algo que no había hecho desde que me mudé sola hace tres años.
En este tiempo, he logrado más de lo que imaginé: completé mi carrera, obtuve la oportunidad de trabajar de manera independiente y finalmente, inicié mi propia agencia. Estaba segura de que había recibido mucha ayuda, estaba por el camino correcto que me había comenzado a mí misma cuando cumplí los 20 años y supe qué quería hacer.
-Hija -Es lo primero que escuché a través del celular, mi madre me llamaba totalmente feliz -Siento mucho que no puedas estar aquí con nosotros.
-Lo sé, mamá -Digo mientras alejó la lata de cerveza de mi boca -Tengo mucho trabajo pendiente -Cosa que era verdad, pero no lo haría hoy, mañana sí lo haría porque no tenía más tiempo.
-Lo entiendo, aun así me pone triste que no estés aquí conmigo.
-Los visitaré el 7 de diciembre -Confieso.
-¡Claro! Estaremos encantados de recibirte -Ella me sigue hablando de como mis tías estaban bailando, de como mi abuela también estaba animada, aunque todos me extrañaban, estaban pasándola lo mejor posible.
Tiro mi cabeza hacia atrás mientras la escuchó hablar, reflexionando lo que había hecho estos últimos meses, además de dirigir la agencia, porque yo quería algo, yo de verdad quería conseguir ese sueño, ese loco sueño.
Yo quería ser mamá, deseaba con todas mis fuerzas ser mamá de un bebé, de poder criarlo y darle lo mejor, pero no tenía a nadie, la realidad era que no había tenido a nadie desde los mismos 20 años que supe quería en mi vida.
Apenas cumplí los 25 años, me había instalado todas las aplicaciones de cita posibles, porque tal vez estaba alguno que me gustaría, que me iba a gustar lo suficiente, pero al contrario, solo encontraba personas que no eran posibles potenciales de ser buenos hijos, solo personas que tenían el corazón podrido.
Necesitaba un milagro, un milagro que tal vez navidad me lo iba a traer, yo tenía mucha fe que este mes, sería el mes de hacer a mi bebé, de ser madre.
Cuando mi madre se dio cuenta de que estaba distraída se despidió y me deseo suerte para mis días de trabajo. Mañana sería un día pesado para la agencia, comenzaba todo el trabajo de un montón de empresas que estaban con nosotros, tanto trabajó llegó a nosotros este año que no tendría mucho tiempo libre, pero siempre lo sacaría para cumplir mi sueño.
Al día siguiente fui la primera en ver las cosas pendientes e inmediatamente llegaron los demás, fue asignar tareas mientras su cumplía las mías y ayudaba a los demás. Sin querer uno de los tantos papeles que tenía en el escritorio salió volando y me levanté rápidamente para recogerlo, este documento no lo había visto, ¿qué era? Cuando empecé a leerlo, recordé, ¡era hoy!
-Me tengo que ir -Dice mientras recogía algunas cosas para trabajar desde el lugar.
-¿Qué sucedió? -Preguntaba una de mis compañeras.
-Tenía una reunión para elegir al contador de la agencia, tengo hoy las entrevistas -Le respondí mientras corro al ascensor -Tienen que terminar las cosas para hoy y tomar el 7 libre -Les advierto mientras cierran las puertas.
Corrí hacia el auto para ir al lugar que nos había ayudado buscando las entrevistas para el trabajo de contador, antes yo manejaba todo eso, pero ahora no se podía porque mi tiempo se debía volver a mi labor de publicista, necesitaba un verdadero contador en mi vida.
Llegar al lugar fue correr y que una de las empleadas de me recibiera.
-Pensamos que no iba a venir.
-Tuve unas cosas que hacer y se me hizo tarde -Qué mentira tan grande estaba diciendo.
-Tranquila, ya los candidatos están listos -Asiento mientras acomodo mi bolso en la mesa que habían dado, mientras buscaba mi computador y lo prendía dejaron pasar el primer candidato.
Después de casi diez personas, alguien me hizo levantar mi cabeza, ojalá fuera por algo bueno, pero la voz la reconocía y lo vi, el mismo hombre que hace cinco años me confirmó que el amor no existía, que no importaba que tanto esfuerzo uno pusiera, si no era recíproco jamás iba a funcionar.
Cuando chocamos miradas me di cuenta de que me reconoció, porque entre cerro sus ojos, y lo pensé: Mi hijo tendría buenos genes, tendría excelentes genes de parte de él y sería inteligente.
Lo seguí con la mirada cuando lo terminaron de entrevistar, cuando dieron el break para ir a comer, lo busqué, necesitaba encontrarlo. Él no quería ser papá y yo tampoco buscaba un papá, simplemente quería su esperma para ser madre.
-¿A quién buscas tanto? -Él me encontró, porque en una zona poco transitada del lugar en el que estábamos me acorraló.
-A ti -Le digo sin pestañar, me conocía y sabía que yo siempre era directa.
-¿muchas ganas de verme?
-Siempre -Le digo con una sonrisa burlona, él se ríe y me suelta la mano y se aleja un poco.
-Louise, ¿desde cuándo tienes una agencia de publicidad?
-Te dije que quería escalar y conseguir mis cosas, ¿lo recuerdas? -Él hace una pequeña mueca, no lo recordaba, no puedo evitar reír, porque ya no esperaba nada de él -Esa mueca me confirma que no, no te preocupes -Le digo riendo, ahora me preguntaba, ¿qué debía hacer?
-Hablando en serio, ¿qué quieres? -No le podía decir que su esperma.
-¿Estás saliendo con alguien? -Le preguntó, tal vez con este resultado podría dar a lo que quería.
-¿por qué? -Se acerca a mi rostro, mientras lleva su mano a mi cuello, cierro los ojos al sentir ese cosquilleo, recordando la primera vez que salimos.
-¿Tú por qué crees? -Lo miro directamente y él sabe el significado de esa mirada, porque no espera mucho para besarme.
¡Lo conseguí! El gen perfecto para mi bebé, gracias diciembre.
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