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Todo el mundo pensaba que Lorenzo quería de verdad a Gracie, hasta el día de la operación de corazón de su hija. Para sorpresa de Gracie, Lorenzo donó el preciado órgano que necesitaba su hija a otra mujer. Desolada, Gracie optó por el divorcio. Impulsada por su necesidad de venganza, Gracie se unió al tío de Lorenzo, Waylon, y orquestó la caída de Lorenzo. Al final, este se quedó sin nada. Consumido por el remordimiento, él suplicó por una reconciliación. Gracie pensó que era libre de seguir adelante con su vida, pero Waylon la retuvo con un abrazo. "¿Pensaste que podías abandonarme?".
"¿Acaso pretendes seducirme?", preguntó el hombre con un tono frío y cargado de ira.
Inmovilizada contra la cama, Gracie Jones se estiró audazmente y sus dedos comenzaron a trazar un camino desde su abdomen hacia arriba.
Pudo sentir claramente cómo los músculos del hombre se tensaban ante su toque.
Ella se detuvo cuando llegó a sus labios, posando allí uno de sus dedos, resaltado gracias al esmalte de uñas de color rojo vino.
"Sí, ¿te agrada la idea, Waylon?".
El hombre que sujetaba a Gracie era Waylon Hughes, el tío de su exmarido.
Con una media sonrisa, él observó la expresión intrépida pero serena de la chica que se encontraba debajo. "¿No te preocupa que mi sobrino pueda enterarse de esto?".
"Él ya es mi exmarido", declaró Gracie con una sonrisa sutil.
Este día marcó el final oficial de su matrimonio con Lorenzo Hughes.
El rostro de Waylon se tornó severo ante sus palabras. Soltándola del cuello, dijo bruscamente: "No me interesas. Vete de aquí".
La chica envolvió rápidamente sus brazos alrededor de su cuello y le susurró al oído: "El interés no solo se expresa con palabras. Son más importantes las acciones".
El cálido aliento de Gracie contra el cuello del hombre hizo que se le subiera el rubor a las orejas.
Él tragó saliva con fuerza mientras la mano de la chica continuaba explorando su abdomen. "Puede que me estés rechazando, pero tu cuerpo parece decir otra cosa".
El calor inundó la parte inferior del abdomen de Waylon; una sensación de hormigueo se extendió desde el lugar que Gracie estaba tocando.
El hombre nunca antes había experimentado algo como esto.
De repente, Waylon agarró su mano errante y dijo con un tono firme: "Tendrás que pagar el precio por acercarte a mí".
Dejándose llevar por sus deseos más bajos, presionó sus labios contra los de ella, con su dulce aroma floral envolviéndolos.
En cuestión de segundos, Gracie fue despojada de toda su ropa...
Cuando Waylon estaba a punto de profundizar sus avances, ella lo detuvo. "¿Puedes prometerme una cosa?".
El deseo en los ojos de Waylon se atenuó levemente y se detuvo momentáneamente después de que la chica finalmente revelara sus verdaderos motivos.
"Adelante, dime qué quieres".
Al oír el dejo de irritación en su voz, Gracie le besó tiernamente el cuello en un intento por calmarlo. "Necesito que destituyas a Lorenzo de su puesto de director ejecutivo".
El hombre frente a Gracie no solo era el líder de la familia más influyente de Jorvine, los Hughes, sino también una figura importante en la economía nacional.
Así que él tenía el poder suficiente para hacer realidad su petición.
"Después de tu divorcio, ya no formas parte de la familia Hughes. ¿Por qué debería ir en contra de Lorenzo solo por ti?".
Cuando Gracie estaba a punto de distanciarse del hombre, este continuó: "Pide otra cosa".
"Bueno, entonces... en el banquete de mañana por la noche, quiero que...", le murmuró la chica al oído.
"Está bien". Waylon apenas había aceptado cuando decidió acercarse más, olvidándose de todo lo demás para abrazarla apasionadamente...
Cuando él despertó, se sintió rejuvenecido, como si hubiera saboreado algo extraordinario; fue la primera noche en seis años que durmió sin la ayuda de pastillas para dormir.
Al girarse hacia un lado, encontró una almohada fría, sobre la cual descansaba una nota.
Él recogió el papel con indiferencia. "Querido Waylon, ¡no olvides nuestro acuerdo!", decía la nota, la cual fue firmada con una cara sonriente.
La letra torcida provocó que la mirada del hombre se tornara gélida; le intrigaba saber qué estaba tramando Gracie.
Waylon tomó su celular y llamó a su asistente, Greg Reed.
"Necesito que te encargues de algo", ordenó.
Mi nombre es Alicia, y solo tres palabras han podido definirme durante toda mi vida: adicta al placer. Sí, soy una jodida ninfómana y no temo a decirlo. He vivido cientos de aventuras y he cumplido todas y cada una de mis fantasías más retorcidas, esas que nadie se atrevería a contar en voz alta. Nadie excepto yo. ¿Te atreves a descubrirlas? Eso sí, te advierto que necesitarás dos cosas: lo primero, una mente muy abierta y, lo segundo, un par de bragas limpias...
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__Quiero el divorcio!! __Me dice en tono frío. No es la primera vez que le pedía algo como eso, antes lo hacía a menudo, se levanto del sofá y lo miro a los ojos, le molestaba que no la dejara dar ni una sola explicación, solo asumía las cosas. Era mejor dejar las cosas a como estaban, no pensaba rogarle para que la escuchara, no pensaba hacerlo nunca mas. __Estas seguro de que es lo que quieres?? __Le pregunto mirándolo fijamente. Por muy ilógico que parezca, intento aferrarme a su única esperanza, le tiro los documentos al rostro, ella los tomo con una sonrisa amarga. Tomo el bolígrafo de la mesa y lo firmó sin pensarlo ni un minuto más, se levanto con lo poco de dignidad que todavía conservaba, empaco las pocas pertenecías que tenía y me marchó sin mirar atrás. 🌼NOTA DE AUTORA Espero les guste esta historia de amor, intriga y mucho mas, gracias por el apoyo de ante mano, no olviden dejar sus comentarios.
Fernando Laureti es la oveja negra de la familia; un joven alegre, creído y seductor que está acostumbrado a llevar a las mujeres que les gusta a su cama. Su padre, Demetrio Laureti cansado de su promiscuidad, decide poner a su cargo la empresa que tiene en París, con el simple propósito de alejarlos de sus mujeres y de el BDSM, pero no será nada fácil, conoce a Samantha Mercier, una mujer de carácter fuerte, hermosa y decidida que no se la pondrá nada fácil, logrando con eso que el CEO se obsesione con llevarla a su cama y convertirla en su sumisa, acto que ella no cederá, porque le gritara en la cara cuántas veces se necesario: ¡No seré tu sumisa!