Una experta forense del siglo XXI se encontró en el extremo equivocado de una misteriosa organización criminal cuando descubrió accidentalmente algo en un cuerpo que estaba diseccionando. Forzada a huir, Harper Chu decidió viajar a través del tiempo y descubrir los enredos en los que se había metido fingiendo ser la hija de un funcionario de la Dinastía Bright. Con los miembros de su familia no de su lado, y un Príncipe intrigado por sus habilidades inusuales, ¿podrá salvarse y vengarse, mientras logra mantener intacta su cubierta?
Con una paleta en la boca, Harper Chu abrió hábilmente su caja de herramientas mientras le decía a su colega Diego Guo: "Esto va a ser un poco difícil. Sigo intentando encontrar la mejor manera de abrirlo para examinar con más detalle".
"Harper, eres una experta forense; ¿no podrías ser un poco más profesional y evitar comer algo mientras examinas un cadáver?", Diego regañó a ella, quien estaba sonriendo como si le hubiera tocado la lotería, y la miraba descontento. Este hábito de ella siempre hacía que le doliera la cabeza.
Harper era una mujer muy hermosa pero, a pesar de su belleza, seguía soltera a sus veintiocho años. Esto porque, si bien los hombres se sentían atraídos hacia ella en cuanto la veían, salían corriendo cuando se enteraban de su pasión por disecar cadáveres.
"Diego, ¿no sabes que el azúcar es bueno para activar las neuronas? Los dulces siempre me ayudan a hacer mi trabajo de manera más eficiente. De hecho, creo que tú deberías comer uno", sugirió ella, antes de buscar una paleta en su bolso. Cuando por fin encontró una, se la ofreció junto con una linda sonrisa.
Sin embargo, Diego se puso negro. "¡No! Olvida eso y concentrémonos en el trabajo. Escuché que este cadáver pertenecía a un funcionario de alto rango que había logrado tener acceso a mucha información confidencial. Si eso es cierto, parece obvio que lo asesinaron para evitar que filtrara la información. No entiendo qué estaba pensando nuestro líder, ¿por qué nos envió aquí para examinar este cadáver? Sabía claramente que este era un trabajo peligroso...".
"¡Deja de hablar!", Harper lo interrumpió. Acto seguido, abrió el abdomen del muerto con un bisturí y encontró una llave en su estómago. "¡Mira! Aquí hay una llave".
"¿Qué tipo de llave es?", él preguntó con curiosidad y se inclinó hacia delante para mirar más de cerca.
Ella limpió la llave, la observó atentamente y dijo: "Sirve para abrir una caja fuerte bancaria. El hombre debería de habérsela tragado antes de que lo mataran".
"Escuché que su casa estaba hecha un desastre, ¿podría ser que el asesino estuviera buscando esto?", preguntó Diego, hundiéndose profundamente en sus pensamientos.
"Debes informar inmediatamente a nuestro líder sobre este hallazgo, pero ten cuidado de que nadie más se entere", advirtió la chica, apretando los dientes.
"De acuerdo", respondió él antes de darse la vuelta para irse, dejando a Harper sola con la llave y el cadáver. En su ausencia, ella continuó el examen como si nada hubiera pasado pero, justo cuando estaba a punto de coser el cadáver, sintió una pistola fría apuntándole a la cabeza.
"Dámela", dijo una voz familiar.
"¿Qué? Parece que estás involucrado en este asunto, Diego", dijo ella, reconociendo al instante la voz de su colega.
"Harper, no quiero matarte; será mejor que me entregues la llave ahora mismo". La mano del hombre que sostenía el arma comenzó a temblar. "Estoy hablando muy en serio; dámela ya y estarás a salvo. Después, podremos seguir adelante como si nada hubiera pasado...".
Antes de que pudiera terminar sus palabras, Harper hizo un movimiento rápido, usando su bisturí para cortarle la muñeca y quitarle el arma de la mano. Pero antes de que pudiera gritar pidiendo ayuda, sintió un dolor agudo que le recorrió el pecho, A medida que la sangre salía de su cuerpo, convertía lentamente su uniforme blanco en rojo.
"¡Me prometiste que no la matarías!", gritó Diego a su compañero que le había disparado a la mujer, y al mismo tiempo, sostuvo su cuerpo para evitar que cayera al suelo. Ella sintió un escalofrío recorriéndola, cerró los ojos y no podía escuchar lo que su colega intentaba decir.
Cuando los volvió a abrir, vio a un verdugo despiadado sosteniendo un machete. La escena que sucedía ante ella era similar a la de los tiempos antiguos, cuando alguien era condenado a que le cortaran la cabeza. Al darse cuenta de que estaba a punto de ser decapitada, entró en pánico y quiso luchar, pero le dolía el cuello y sentía que su cabeza estaba a punto de estallar. Los recuerdos de su vida comenzaron a invadir su mente de manera muy intensa, hasta tal punto que iba a desmayarse nuevamente por eso.
No muy lejos, su hermana comenzó a llorar: "Harper, no nos dejes, no es justo para ti...".
Entonces, la mujer comenzó a recordar la situación en la que se encontraba. De pronto, se dio cuenta de que había viajado por el tiempo y el espacio, cambiando de identidad por completo: en lugar de ser la experta forense, ahora era la hija del jefe del Clan Chu, perteneciente a la Dinastía Bright en la antigüedad. Además de esto, se había metido en problemas al asistir el parto de la concubina de Maxwell Jiang, un general. Había sido calumniada por asesinar al hijo nonato del general.
Y su hermana, que ahora mismo lloraba desesperadamente frente a ella, era una de las cómplices que la habían acusado.
Maxwell estaba furioso, así que el emperador tenía la intención de matarla para calmar su ira. Mientras tanto, el Clan Chu la había abandonado, y su hermana había venido aquí solo para presenciar esta ejecución a sangre fría con sus propios ojos.
"¡Es mediodía! ¡Ejecuten la sentencia de muerte ahora!", dio la orden el hermano menor del emperador, Matthew Jun. Él era el oficial a cargo de la ejecución. De inmediato, el verdugo levantó su machete. Al ver la crisis, Harper gritó de inmediato:
"¡Esto es injusto! Su Alteza, la concubina del general Maxwell no quedó embarazada. ¡No es mi culpa!".
Matthew estaba vestido con una túnica negra con bordados de dragones, y su cabello estaba atado con jade blanco, haciéndolo lucir imponente. Además, tenía un rostro con rasgos finos; sus ojos fríos y negros eran tan afilados como la espada, a pesar de que era un príncipe ocioso.
Una intrigante sonrisa apareció en su cara cuando miró a la mujer arrodillada ante él.
Hacía apenas unos minutos, ella había buscado desesperadamente la muerte, así que ahora le intrigaba y le hacía gracia verla defenderse. '¿Habrá cambiado de opinión cuando vio el machete tan cerca de su cuello?', pensó.
"Harper Chu, el edicto imperial ha sido emitido, y es imposible desobedecer la orden de Su Majestad. Estás diciendo ser inocente pero, ¿hay alguien que pueda probarlo?".
"¡Yo puedo probarlo! ¡Su Alteza, tengo evidencia!", la chica se volvió para mirar a Matthew. "Su Alteza, estoy dispuesta a jurar por todo mi clan que la concubina del general Maxwell me engañó. Ella fingió estar embarazada y me incriminó porque tenía miedo de que yo revelara su secreto. Por favor, deme la oportunidad de ver al general Maxwell y limpiar mi nombre; si no puedo demostrar mi inocencia, podrá condenar a todo mi clan".
'Ella está dispuesta a poner a los miembros de su clan en la misma situación con tal de demostrar su inocencia. Escuché que el Clan Chu la había abandonado, pero nunca esperé que ella fuera tan despiadada que deja todo su clan correr el riesgo de la muerte. Definitivamente, es una mujer muy decidida; cualquier otra persona tendría miedo de perjudicar a su clan, pero ella tiene la audacia de hacerles morir junto con ella. ¡Vaya que tiene un carácter bastante interesante!', pensó Matthew. Se dio cuenta de que debía tomar una decisión rápido porque el machete ya estaba demasiado cerca de su cuello.
Fuera de la plataforma de ejecución, la gente esperaba ver la muerte de Harper para apaciguar a su respetable general.
Pero quien estaba más desesperada por ver que esto sucedería era su propia hermana; en el fondo, ella estaba encantada de que ahora podría hacerse cargo de los recursos de Harper en el clan.
En resumen, todos la querían muerta.
'Aunque el Príncipe Matthew quiera ayudarme, no creo que pueda cambiar la situación', pensó la acusada abatida.
Pero en ese momento, al ver la desesperación en su rostro, Matthew le dijo a ella: "En ese caso, te daré una oportunidad...".
"¡Su Alteza! El edicto imperial ha sido emitido...", le recordó un funcionario a su lado.
Sin embargo, el príncipe lo interrumpió antes de que pudiera terminar su oración. "En cuanto a Su Majestad, yo mismo le explicaré todo en persona. Me gustaría ver qué sucederá con el Clan Chu si Harper no logra obtener la evidencia que pruebe su inocencia".
Ella lo miró agradecida, diciendo: "Su Alteza, gracias".
Matthew no respondió a su agradecimiento; en cambio, solo la advirtió con indiferencia: "Si no puedes encontrar pruebas, volverás a esta misma situación. Sabes, no puedes escapar".
Si bien esto le trajo un rayo de esperanza, Harper sabía que su vida aún no estaba segura. No obstante, al ver el giro de los acontecimientos, su hermana, Felicia Chu, se puso furiosa. Entonces no pudo evitar quejar: "¿Cómo puedes jugar con la vida de todo nuestro clan?".
"Felicia, ¿no crees que soy inocente?", preguntó Harper, mirando a su hermana con sus ojos brillantes. Esta última asintió, con dientes apretados.
"Por supuesto, no creo que hayas planeado matar al hijo del general Maxwell", dijo la chica, "¡Sin embargo, fue muy egoísta y cruel de tu parte implicar a nuestro clan en todo esto!".
"¿No puedo ser egoísta para salvarme?", ella preguntó lentamente a su hermana menor.
Hace dos años, Ricky se vio obligado a casarse con Emma para proteger a la mujer que amaba. Desde el punto de vista de Ricky, Emma era despreciable y recurría a artimañas turbias para asegurar su matrimonio. Por eso mantenía una actitud distante y fría hacia ella, reservando su calidez para otra. Sin embargo, Emma amaba a Ricky de todo corazón durante más de diez años. Cuando ella se cansó y consideró la posibilidad de renunciar a sus esfuerzos, Ricky empezó a tener miedo de perderla. Solo cuando Emma estaba muriendo, embarazada, él se dio cuenta de que el amor de su vida siempre había sido Emma.
Después de tres años de matrimonio hermético, Eliana nunca había visto a su enigmático esposo hasta que le entregaron los papeles del divorcio y se enteró de que su supuesto esposo estaba cortejando a otra mujer sin importarle cuánto le costara. Ella volvió a la realidad y decidió divorciarse. A partir de entonces, Eliana dio a conocer sus diversos personajes: estimada doctora, legendaria agente secreta, hacker reconocida, célebre diseñadora, experta piloto de carreras y distinguida científica. A medida que se conocieron sus diversos talentos, su exesposo fue consumido por el remordimiento. Desesperado, suplicó: "¡Eliana, dame otra oportunidad! Todas mis propiedades, incluso mi vida, son tuyas".
Para pagar la deuda, desesperada y sin opciones, ella sustituyó a la novia y se casó con el hombre quien era conocido como un diablo al que todos temían y respetaban. Él le dio un mordisco a su dulzura y gradualmente se sometió a la lujuria adictiva. Antes de que se diera cuenta, ya era incapaz de liberarse de ella. El deseo desencadenó su historia, pero ¿cómo continuaría este amor condicional?
¡Ni el infierno tiene la furia de una mujer despechada! Lo primero que hizo Brenda tras divorciarse de Miguel fue seducir a su gran rival y convertirse en su prometida. Brenda no dudó en presumir de su nueva relación delante de su exmarido. Se empeñó en enfadarle por cómo la había tratado durante su matrimonio. Miguel no pudo evitar reírse de ella al ver esto. Pero entonces los secretos de Brenda se fueron desvelando uno a uno. ¿Es la pianista más famosa del mundo? ¿La famosa diseñadora Elan? ¿Y también la misteriosa inversora? ¿Cómo puede una persona ser tan excelente? ¡Increíble! Miguel se sorprendió al descubrir que no sabía nada de esto sobre ella. Brenda no era la sanguijuela que él siempre había creído. Era la mujer de sus sueños. ¿Podría recuperarla? Sin que Miguel lo supiera, le esperaba otra sorpresa...
Ariana Ortega había tomado una decisión valiente y solitaria: tener un hijo. A sus treinta y dos años, con una carrera en ascenso y sin intenciones de un compromiso amoroso, optó por un método no convencional: una agencia que le aseguraba privacidad y confidencialidad en todo el proceso. Aquel noviembre, una noche de lluvia la llevó a una habitación discreta de un bar, donde había sido acordado el encuentro. Su corazón latía con mezcla de emoción y nerviosismo, sin saber que el hombre al otro lado de la puerta cambiaría su vida para siempre. Daniel Montenegro, el imponente CEO de uno de los conglomerados empresariales más poderosos del país, había escapado momentáneamente de la abrumadora presión de su vida, buscando refugio en la discreción de un rincón alejado. Pero esa noche algo extraño ocurrió: alguien había manipulado sus bebidas, dejándolo en un estado de vulnerabilidad que él jamás permitiría. Con recuerdos vagos y confusos de lo sucedido, despierta a la mañana siguiente sin memoria de la mujer con la que compartió aquella íntima velada. La vida de ambos continúa por caminos separados, hasta que meses después, Ariana se ve en la necesidad de aceptar un puesto de secretaria para mantener su independencia económica. Y, para su sorpresa, su nuevo jefe no es otro que Daniel Montenegro, el CEO inaccesible, temido y respetado por todos. En el silencio de su oficina, mientras observa su rostro y su semblante, Ariana empieza a notar una inquietante coincidencia: su hijo, que llegará justo en Navidad, parece llevar en su rostro los mismos rasgos que su jefe. ¿Qué sucederá cuando la verdad comience a salir a la luz? ¿Podrá Ariana mantener su secreto mientras la cercanía con Daniel crece día a día? Y, cuando él descubra los recuerdos que esa noche le negó, ¿será capaz de perdonarse por el destino al que la sometió sin saberlo? Una historia de redención, amor y segundas oportunidades, donde el poder y la vulnerabilidad se entrelazan en la víspera de la Navidad.
Como simple asistenta, enviar un mensaje al CEO en plena noche para solicitar películas pornográficas fue un movimiento audaz. Como era de esperar, Bethany no recibió ninguna película. Sin embargo, el CEO le respondió que, aunque no tenía películas para compartir, podía ofrecerle una demostración en directo. Tras una noche llena de pasión, Bethany estaba segura de que perdería su trabajo. Pero en lugar de eso, su jefe le propuso: "Cásate conmigo. Por favor, considéralo". "Sr. Bates, está bromeando, ¿verdad?".