NOVELA COMPLETA Durante el corto tiempo de infancia que vivimos juntos, ella y yo fuimos inseparables, era mi mejor amiga; Evidentemente no siempre fue así, nuestra amistad duro muy poco, pero el corto tiempo que duro, la disfrute sin problemas. Hubo una época en donde la esperaba en la entrada del colegio, ella llegaba caminando con su papá de la mano, él le daba un beso en la frente y se quedaba observándola hasta el momento en el que entraba conmigo, después el tiempo que quedaba era mi responsabilidad, así lo asimilaba yo, era como si de alguna manera me hubiese convertido en su protector. Nos sentábamos junto a la ventana del salón, del lado derecho, ella delante de mí, siempre fue muy callada, su único amigo era yo, y en cierto aspecto mi única amiga realmente era ella. Cada segundo y cada milésima de segundo que compartía a su lado era reconfortante en un cien por ciento, yo supongo que nunca se dio cuenta de que me gustaba ¿Y cómo no? Solo éramos unos pequeños niños, pero así era mi realidad, hasta que un día de la nada se volvió tan fría como la nieve y cambio por completo, no hablaba, no salía al parque y cuando intentaba acercarme, se levantaba de la silla y retrocedía dos puestos más atrás, siempre alejándose de mí. No lo comprendí por un tiempo y comencé a fallarle, hasta ese día que supe el motivo de su cambio, su padre, pero ya era tarde, ya éramos dos extraños.
¡Comencemos desde el inicio!
Me encontraba trabajando en un proyecto de mucha importancia, hablamos de un Centro Comercial lo bastante amplio y de mayor relevancia, constituido en 400.000𝑚2 – Una verdadera maravilla – el cual contaría con espacio para aparcamiento, parque y su punto central: las tiendas, bancos, restaurantes y centros de recreación pequeños como un gimnasio, un bar o una biblioteca. Tenía muchas expectativas a futuro de lo que podría ser mi gran obra, soy Ingeniero Civil, pero me ofrecieron la oportunidad de trabajar diseñando el espacio en el cual se elaboraría la estructura, era la oportunidad de mi vida, un sueño hecho realidad.
Siempre me he desempeño muy bien en lo que hago, para lo cual me prepare, y cada día crezco profesionalmente según lo que siempre he aspirado. Tengo una familia estable económicamente, mi padre es presidente de una Compañía de Seguros, la más importante de la zona, y mi madre trabaja con él como vicepresidenta, mientras que yo, su único hijo, Santiago Castillo, me dedico a evadir los negocios familiares. Una noche muy importante llego a mi vida, la noche de mi compromiso, se suponía que todo debía salir estupendo, me comprometería con mi novia Susana Jones, llevábamos cuatro años juntos y creí que era el momento justo para anunciar un compromiso, para tirar las cartas sobre la mesa.
Había pensado mucho ese asunto sobre nuestra relación y definitivamente estaba haciendo lo correcto, ella era una mujer muy hermosa, una modelo – No esperaba menos de ella – conformábamos la pareja ideal, ¿Qué más se podría pedir?
Llegado el medio día es hora de mi almuerzo, como de costumbre me marcho a casa de mis padres y comparto una hora con ellos, ni más ni menos, mi padre suele ser muy controlador y siempre tiene una oposición rotunda a lo que hago.
- ¿Santiago, cómo marcha el Centro Comercial?
- ¡Formidable! Es un excelente proyecto mamá.
Allí nos encontrábamos, solo mi madre y yo hablando de temas que me convenían, mientras que otros se dedicaban a escuchar y esperar el momento indicado para añadir comentarios de mal gusto.
- Dada la circunstancia de que el majestuoso Centro Comercial abra sus puertas antes de la fecha tope, ¿Qué piensas hacer después?
- Pienso que no trabajaré contigo Miguel, si eso era lo que querías saber.
- Santiago el negocio familiar es importante, ¿No piensas recapacitar?
Mi padre siempre tan evidente y particular, ¡Miguel Castillo! El típico jefe poderoso, incorruptible y admirable, para quien no lo conocía. Nuestro almuerzo lamentablemente fue interrumpido con mi inoportuna partida, era triste por mi madre, pero estimulante para mí. En la construcción me esperaban personas que admiraba, una de ellas era el dueño de dicho Centro Comercial, Daniel Mora, magnate e importante hombre de negocios, esta tarde hablaríamos sobre el futuro nombre y la distribución correcta de las áreas recreativas dentro de la estructura.
- Se llamará Club Real, quiero que su nombre sea visible, distribuye tú ahora el espacio correcto, sé que puedo confiar en ti Santiago.
- No lo defraudaré Señor – Le afirmé con toda seguridad.
Era mucho más que evidente, el C.C. Club Real, quedaría a la historia, lograría ser tan famoso como el "Titanic" pero no por su hundimiento, sino por su majestuoso tamaño y lujosa edificación. Al terminar la reunión con los empresarios y el Señor Daniel, recibí la llamada de mi novia y futura prometida, debo admitir que me encantaba hablar con ella, su voz me calmaba de cualquier angustia o problema. Habíamos acordado reunirnos en la noche, en la cena que cambiaría nuestras vidas. La tarde paso más rápido de lo esperado y la noche llego, todo marchaba estupendamente según el plan, mis padres sentados en el comedor, un anillo al fondo de la copa que le servirían, y una cena espléndida.
- Muchas gracias por invitarme a cenar hoy, señora Isabel, Señor Miguel.
- Siempre serás bienvenida a nuestra casa Susana, mi esposa y yo somos realmente felices con la unión que existe entre ustedes, tú eres la hija que no tuvimos, eres parte de nuestra familia.
Mi padre tenía toda la razón con sus comentarios, Susana era el motivo de mi felicidad, y la felicidad de nuestro hogar, gracias a ella los días más oscuros se convirtieron en claridad y sonrisas indestructibles. El champán se sirvió a las 9:00 pm, me gusta ser puntual, lo cual todo para mí debe hacerse en el momento correcto y pautado, y así se dio todo. Mientras ella sonreía, yo miraba la copa nervioso, me encontraba sudando frío literalmente, esperando ansiosamente el momento en el que ella notara el anillo, y de pronto cuando lo miró, su cara de sonriente cambio a sorprendida.
Mi corazón latía a mil por hora, en realidad esperaba cualquier reacción indiscutiblemente, pero ya pasado los segundos ella sonrió mirándome y regalándome el más caluroso y hermoso beso, – Esa era mi respuesta – no necesitaba más para saber que compartiría mi vida con ella.
Ahora, conozcamos el otro lado de la moneda.
Nunca me llegue a imaginar que mi madre muriera tan pronto, variablemente pensé que compartiría con ella por muchos más años, que mis hijos sentirían el calor de su abuela, pero no fue así, la vida hizo su trabajo y me arrebató lo más hermoso que poseía. Me encontraba en esos momentos de la vida, donde todo se viene cuesta abajo, y el mundo de maravillas se destruye, ¡Realmente incómodo! Pero como toda profesional y Psicóloga debía de tomar en cuenta mis conocimientos, para hacerle creer a mi hermana que por encima de todo, me encontraba bien.
- No intentes hacerte la fuerte cuando no lo eres Bianca, no lo hagas ni por mí.
- ¿Crees que a mamá le gustaría vernos llorar día y noche? – Le pregunté.
- No, pero es lo único que sé hacer desde que se fue – Respondió.
Mi hermana Paola aún era una adolescente, necesitaba descubrir caminos a lo largo de la vida, y yo estaría allí con ella para ayudarla en lo que fuera. Había aplicado en distintas oportunidades el proceso de Abreación con mis pacientes, cuando estos sentían tensión psíquica generada por una experiencia traumática, como una perdida, un accidente, violación, secuestro entre otras... ahora se había presentado las circunstancias necesarias para aplicármelo a mí misma. La casa en la cual habíamos vivido por tantos años ya no sería la misma sin nuestra madre, Paola y yo decidimos venderla para conservar el dinero y de esta manera pagar su carrera universitaria. Esa noche mientras intentábamos dormir, recibimos la llamada de nuestro padre, y luego de largos minutos conversando...
- Bianca hija, considera el hecho de que se muden una temporada con nosotros, con Andrea y conmigo.
- Papá de verdad te lo agradezco, pero no creo que sea buena idea.
- Piénsalo hija, yo me ocuparé de la universidad de Paola, en estos momentos yo soy lo único que les queda.
Por ese entonces mi mayor preocupación era mi hermana, ella comenzaría la universidad y estando consciente de que su carrera era costosa, me importaba si acceder o no, ese era su sueño y no podía negarle la posibilidad de cumplirlo, siempre soñó con ser periodista y ahora que no estaba mamá, me gustaba la idea de ser esa figura materna que necesitaba. Acepte la propuesta de mi padre, luego de haberla pensado mejor, considere la opción de mudarnos con él por Paola, ella tendría mejores condiciones de vida y más oportunidades de brillar y destacar en lo que aun ama.
Esa noche antes de partir no pude dormir, miraba a mi hermana fijamente dormida y es que ella era la copia física de nuestra madre, se parecía tanto que sentía que aún estaba con nosotras físicamente. Comencé a hacer maletas, aliste nuestro equipaje y lo deje junto a la puerta de entrada, tome los objetos que para mí eran de valor, como fotografías, maquillaje y una manta de mamá – Era imposible desprendernos de ella –; de inmediato cuando el sol comenzó a salir empaque lo que había quedado de mi madre, como su ropa, zapatos y accesorios, Paola y yo no queríamos conservar nada de ello, seria mantener un dolor vivo, un motivo por el cual llorar y ninguna de las dos queríamos eso. Todas las cosas restantes fueron donadas a la caridad, a personas que supieran valorarlas tanto como lo hicimos nosotras, y al llegar a casa mi hermana me esperaba ya lista.
- ¿Ahora comienza una nueva vida? – Preguntó.
- Sé que es un poco incómodo, será diferente a lo habitual, pero valdrá la pena – Le respondí.
- Extraño a papá, pero... son tantos años que aún no sé cómo reaccionar.
Mi hermana siempre ha sido la luz de mi vida, cuando papá nos abandonó Paola estaba muy pequeña, aún sostenía la edad de cinco años, no comprendía con exactitud lo que significaba un divorcio, pero nuestra madre se enfrentó sola a la vida y relleno ese vacío que él había dejado – Aunque no del todo –; poco tiempo después el Señor Ricardo Luna, nuestro padre, se había casado con una modelo y dueña de la más grande compañía de moda, Andrea Torres, él en definitiva causaba envidia entre todos los hombres, no solo poseía ahora el dinero, sino a la mujer que todos deseaban.
Se quiso ocupar de nosotras luego de tres años, cuando Paola había cumplido los ocho, él mandó un poco de dinero a casa, pero mi madre no lo recibió, – No era una mujer orgullosa – pero no pretendía obtener limosnas de alguien que se había marchado y no había vuelto a aparecer en el capítulo de nuestras vidas por tantos años. En realidad nunca necesitamos de él, pero con el tiempo comprendí que todos deben ser perdonados, incluso un asesino tiene derecho a redimirse por su víctima.
Durante mis años de estudio, entendí cosas que al principio desconocía, tantas virtudes que como personas poseemos, pero no conocemos, y una de esas, era saber perdonar en el momento justo y a la persona correcta. Mi padre nunca dejaría de ser mi padre, mi madre lo sabía y mi hermana también, así que le dimos la oportunidad de reconstruir una vía de comunicación con nosotras, con sus hijas, que nos conociera a medida que avanza el tiempo y aprendiera junto a nosotras el cómo ser padre y el cómo ser hijas.
¡Ahora solo nos queda él!
- ¿nos mudaremos hoy?
- Él ya debe estar esperándonos – Le respondí.
Nuestras maletas no contenían peso alguno, estaban llenas de recuerdos y segundos de felicidad, de sonrisas incomparables, nos íbamos con esos recuerdos, con esos momentos que para fortuna nuestra, quedarían marcados de por vida en nuestros corazones. El viaje fue algo cansado, mi hermana estuvo dormida durante el mismo, yo manejaba y mantenía la vista firme a cualquier acontecimiento, siempre he sido una persona altruista, me concentro tanto en hacer feliz a los demás que me olvido por completo de mi propia felicidad, y eso no me importa en lo absoluto.
¡Por fin llegamos!
Lo que mis ojos podían detallar se llamaba "Lujo", una casa enorme, –Y si era así de vista, no imaginaba como sería en su interior – allí estaban ellos, Andrea, papá y Raúl, nuestro hermanastro, el hijo único de la famosa modelo.
- Que gusto que se muden con nosotros niñas.
- Muchas gracias Andrea – Contestó mi hermana.
- Bianca cambia esa cara, ahora estás aquí con tu familia, aún tienes motivos para sonreír – Dijo papá.
Nunca dije que Andrea fuera una mujer mala, al contrario me parecía muy educada y bella, ciertamente no tenía ningún motivo por el cual desconfiar de ella. En la noche una de las modelos de Andrea no pudo asistir a su sesión fotográfica por motivos familiares, una cena según había escuchado así que mi padre no dudo en proponerle a Paola ocupar su lugar, él sabía lo importante que era para ella una oportunidad así y estaba más que claro que no la dejaría pasar. Nos encontrábamos ahora en la Compañía Moda de Diosas, un nombre lo bastante particular proviniendo de Andrea; y allí estaba yo, mirando a mi hermana posando para esas fotografías, sintiéndome cada vez más orgullosa de ella.
¡Ella de nuevo sonríe!, Dios nos estaba regalando la oportunidad de nuestras vidas, mi hermana en poco tiempo podría ganar fama mientras que yo por mi parte, solo esperaba apoyarla en todo, y conseguir hacer la maestría que tanto anhelábamos mi madre y yo.
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