Olivia Wilson vivió una vida perfecta hasta los 12 años. Su infancia estaba llena de felicidad y los que la mimaban más eran los hijos del Alfa, que son trillizos no idénticos. Prometieron protegerla y rezaron a la Diosa de la Luna para que los convirtiera en su pareja. Todo en su vida parecía ir perfecto hasta que un día, su padre Oliver Wilson fue acusado falsamente por la Gamma, de matar a la Luna y paralizar al Alfa. Su vida dio un giro opuesto, todos los que la amaban comenzaron a odiarla. Los trillizos que prometieron protegerla se convirtieron en aquellos de los que necesita protegerse. Ella comenzó a enfrentar miles de torturas brutales y Gamma, que estaba involucrada en esos juegos sucios, hizo de su vida un infierno. Todas esas palabras hirientes y tortura no pudieron domesticarla, estaba decidida a demostrar la inocencia de su padre, pero una cosa que la rompió por completo fue cuando su aceptación de la oración que hicieron los trillizos en la infancia se convirtió en su peor pesadilla. Y lo que lo hizo peor fue que tenían otros planes además de rechazarla. Únase al viaje de Olivia para ver cómo se quita las etiquetas y adónde la lleva su destino.
Punto de vista de Olivia:
Me desperté con la luz del sol cayendo sobre mis ojos, y cuando miré el reloj, me di cuenta de que llegaba cinco minutos tarde.
'Ay, no', maldije en mi interior, e inmediatamente me levanté para prepararme.
En cuestión de segundos, me lavé los dientes, me peiné mi cabello y me lo trencé.
No me arriesgué a hacerme una cola de caballo porque la última vez, la maldita de la manada, quien siempre decía que yo era la persona más fea pero aun así estaba celosa de mí, me cortó algunos mechones de cabello.
Tras peinarme, me puse una camiseta gris vieja y unas mallas negras, así como unas zapatillas, y me apresuré a ir a la cocina.
Cuando entré, mis ojos se encontraron con otros de color marrón oscuro.
Lucas, el mayor de los trillizos, estaba ahí también.
Al verlo, inmediatamente supe que tendría que enfrentar muchos problemas.
Tratando de calmarme, respiré hondo y me incliné frente a él.
"Lo siento Alfa, llegué tarde porque...". Él no me dejó terminar.
"Porque estuviste follando con un hombre hasta altas horas de la noche, ¿verdad? Eres un pedazo de mierda tan inútil". Nada más terminó de hablar, golpeó su puño contra la encimera, haciéndome estremecer.
Los trillizos siempre habían usado palabras hirientes cuando se dirigían a mí, pero desde los últimos dos años, ya superaban todos los límites. No paraban de cuestionar mi carácter y lanzarme insultos.
A pesar de que lo intenté, no pude detener las lágrimas que amenazaban con caer de mis ojos.
Entonces, Lucas vino dando pasos desafiantes hacia mí y agarró mi rostro con rudeza entre sus manos.
"No quiero ver tus lágrimas de cocodrilo, hija del traidor. Detén estas lágrimas falsas y ponte a trabajar", ordenó con disgusto en su voz antes de empujarme hacia un lado.
Finalmente, salió de la cocina sin siquiera mirarme.
Cuando al fin me quedé sola, recosté mi espalda pesadamente contra la pared y rompí a llorar. No obstante, traté de mantener mis sollozos casi imperceptibles, ya que estaba segura de que si algún miembro de la manada lo notaba, comenzaría a insultarme. Abracé mis rodillas con fuerza, pero no pude detener el llanto.
¿Por qué mi vida tuvo que dar este giro? ¿Por qué?
Sabía que mi padre no era el traidor. Él amaba su manada: amaba al tío Brian (Alfa) y a la tía Lucy (Luna).
La imagen del cuerpo magullado y sin vida de la tía Lucy todavía me perseguía cada vez que la recordaba. Ella era la mujer a la que más había amado en mi vida, incluso más que a mi madre, quien había muerto tratando de salvarla.
Luego de eso, ella empezó a tratarme como a su propia hija; así, aprendí a amarla.
También amaba al tío Brian, pero los trillizos ya no me permitían ir a visitarlo.
Ya habían pasado seis años desde la última vez que lo vi. Él había quedado paralizado desde aquella horrible noche.
También perdí a mi padre y a la tía Lucy, así como a los trillizos, quienes solían amarme y cuidarme. Esos ojos que me solían mirar llenos de amor, ahora solo reflejaban el odio que sentían por mí.
Ver su desprecio me causaba un gran dolor. Yo los amaba mucho, pero sabía que me odiarían para siempre.
Vi a mi papá ardiendo vivo frente a mí.
Pensé que me creerían, pero no lo hicieron; prefirieron confiar en Gamma, al igual que todos los demás.
Flashback:
Aquella noche, trasnoché llorando mientras sostenía las cenizas de mi papá en mis manos.
Cuando vi a los trillizos llegar de su viaje, corrí hacia ellos. Estaban sonriendo.
Quizás nadie les había dado la noticia todavía.
Al primero que vi fue a Alex, el trillizo mediano, y lo abracé con fuerza.
En sus brazos, empecé a llorar nuevamente.
"¿Qué pasó, Olivia? ¿Por qué lloras?", preguntó Alex preocupado.
"¿Por qué hay tanta sangre en tu vestido y en tu cuerpo? ¿Alguien te hizo daño?", agregó Lucas exaltado, comprobando si tenía alguna herida.
"La tía... el tío...", balbuceé apenas, hasta que no pude contenerme más, y rompí en un llanto desconsolado.
"¿Qué les sucedió a mi mamá y papá, Olivia?", preguntó Benjamin, el más joven de los tres, entrando en pánico.
"Vayamos a ver a Oliver, chicos", propuso Lucas, el mayor de los hermanos.
"Mi padre...", murmuré y les mostré las cenizas que tenía en las manos. Entonces, sus ojos se abrieron con incredulidad.
Sin poder contener mis lágrimas, caí de rodillas. Ellos apenas pudieron articular las palabras.
"Olivia, cuéntanos qué pasó", pidió Lucas, cuyas manos temblaban levemente.
"Yo les contaré todo lo que pasó". La voz de Gamma retumbó desde atrás.
Entonces me volteé, y vi esos asquerosos ojos verdes que destilaban maldad.
Este comenzó a acercarse a nosotros, mostrando algunas lágrimas falsas.
"¡Su padre mató brutalmente a Nuestra Luna!", gritó mientras me señalaba.
Al escuchar sus palabras, los ojos de los trillizos se abrieron por escepticismo.
"El tío Oliver nunca sería capaz de hacer eso", exclamó Benjamin, incrédulo.
"Lo encontramos junto al cadáver de su madre, con el mismo puñal con el que la cortaron el cuello. ¿Necesitas más pruebas?", insistió Gamma enojado.
En ese momento, Alex perdió el equilibrio y tuvo que recostarse contra el auto para no caerse. Vi cómo las lágrimas inundaron los ojos de los tres.
"Y además, encontramos en su bolsillo el mismo veneno que fue inyectado en el cuerpo de su padre. Ahora está paralizado". Gamma enfatizó la última palabra.
"¡No!", grité de repente. "Es una trampa. Créanme, papá nunca haría algo así. Todos ustedes lo conocen muy bien". Seguidamente, me levanté y los miré.
Sin embargo, Gamma se apresuró a decir: "Cállate, hija del traidor. Todo lo que haces es defenderlo. No es de extrañar que seas como tu padre".
"No te atrevas a decir nada sobre mi papá. Repito, él jamás haría algo así", le respondí, y él me tomó del cabello con rudeza, causando que gritara de dolor.
"Ahora pagarás por los actos de tu padre, pequeña mocosa. Voy a hacer que tu vida se convierta en un infierno", amenazó con sus palabras llenas de odio. Me sostenía con tanta fuerza que sentí que se me caería la cabeza.
Volví a gritar.
"Lucas, tú sabes que papá es incapaz de hacer eso. Ayúdame", rogué, pero él miró hacia otro lado.
Entonces, mi corazón se rompió en pedazos.
Ellos se habían creído las mentiras de Gamma, al igual que los demás.
"Llévensela al calabozo". Gamma me arrojó frente a los guardias, provocando heridas en mis rodillas debido al choque con el suelo áspero.
Esto me hizo llorar de dolor, y miré a los trillizos con los ojos llenos de lágrimas Sin embargo, ninguno de ellos me ayudó.
Uno de los guardias me arrastró y me lanzó al calabozo.
Ni siquiera se me permitió asistir al funeral de Luna.
Al día siguiente, Gamma me sacó del calabozo y me obligó a hacer todos los trabajos de la casa en la que convivía la manada.
Esa sería mi tarea de ahora en adelante.
Desde ese día, mi vida se volvió un infierno. Tenía que hacer la mayor parte del trabajo de la casa, lo que incluía servir a las novias de los trillizos, y también soportaba múltiples bofetadas y patadas por parte de Gamma.
No podía dejar de llorar, y tuve que taparme la boca para que nadie pudiera oírme.
Cuando escuché pasos, rápidamente me sequé las lágrimas y me puse de pie.
Inmediatamente comencé a trabajar. Lo primero que hice fue preparar el desayuno para todos.
Los miembros de la manada comenzaron a llegar; algunos me sonrieron, otros me miraron con disgusto y algunos no mostraron expresión alguna.
Entonces, vi llegar a los trillizos junto con sus novias.
No obstante, cuando me miraron, aparté la mirada.
Honestamente, me dolía mucho verlos con otras chicas, pero por suerte nunca desarrollé mis sentimientos por ellos. Sabía que un día encontraría a un hombre que me salvaría de todo ese sufrimiento y me ayudaría a revelar al verdadero culpable. Además, los trillizos ya habían encontrado a sus compañeras, así que no me convenía dejar que mis sentimientos por ellos aumentaran.
Luego de preparar el desayuno, comencé a servir a todos. Algunas personas me lo agradecieron y otras me ignoraron como siempre.
"Dame un sándwich, basura", ordenó Benjamin, lo que provocó la risa de su novia.
Sin decir nada, obedecí y continué sirviendo a otros miembros de la manada.
"¿Dónde está mi jugo?", preguntó la novia de Lucas.
"Lo siento, señorita. No sabía que quería jugo. Por favor, dígamelo y se lo prepararé", respondí en un tono cortés para evitar que volvieran a insultarme.
"¿Cómo te atreves?", gritó ella de repente, al mismo tiempo que golpeó la mesa con el puño y se levantó de la silla.
La miré confundida, ya que no había dicho nada ofensivo.
Seguidamente, ella caminó hacia mí y me agarró la cara con dureza clavándome las uñas en las mejillas.
Si hubiera querido, podría haberla arrojado directamente por la ventana sin siquiera usar toda mi fuerza, pero no quería volver a soportar las cadenas de plata. La última vez que lo hice con la novia de Alex, me dejaron sin comer por dos días y me ataron con esas cadenas.
En aquel momento, vi que algunos de los miembros de la manada me miraron con lástima.
"Además de ser una perra fea, ni siquiera puedes hacer bien tu trabajo, y para colmo, dices que no sabías lo que quería", dijo con odio, clavando con más fuerza sus uñas en mis mejillas, algo demasiado doloroso.
"Necesita aprender una lección, Alice", agregó la novia de Alex con un brillo maligno en los ojos.
"Tienes razón". Sonriendo, Alice tomó una taza de café caliente y me la echó encima.
A pesar de que me cubrí la cara, la ardiente bebida cayó por mi barbilla, mi cuello y una parte de mi mejilla.
Escuché jadeos por todas partes en la habitación.
En el instante en el que el café tocó mi cara, mi piel comenzó a arder.
No pude evitar gritar al sentir mi piel quemarse.
Al no poder soportar el dolor, traté de correr a la cocina para echarme un poco de agua fría en la cara, pero ella me sujetó la muñeca.
"Tienes que soportar el dolor, maldita", declaró intentando detenerme, pero con un movimiento rápido y brusco, logré apartar su mano.
Ella se tropezó sobre sus tacones, y casi se cayó al suelo.
Definitivamente no podía luchar contra mi fuerza.
Sin dedicarle una mirada más, corrí a la cocina y abrí rápidamente el grifo para echarme agua fría en la cara.
Si bien sentí que mi piel se enfrió un poco, todavía me dolía excesivamente.
El ardor era tan fuerte que comencé a llorar.
De repente sentí un dolor agudo en mis pies.
Cuando me volteé, vi a la novia de Lucas de pie con una sonrisa en el rostro. Había clavado sus tacones altos en mis pies y ahora había sangre brotando de la herida.
Esa fue la gota que colmó el vaso. Ya me había hecho sufrir demasiado, y el hecho de que continuara tratando de causarme más dolor, me enfureció.
Entonces, sin poder controlar mi ira, la abofeteé con fuerza, haciendo que cayera al suelo con un simple ataque.
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