Nathan Hicks es un joven y poderoso hombre de negocios al frente de una corporación familiar dedicada a la minería del oro y a la joyería; es un multimillonario como pocos: amable, bondadoso y con un gran sentido de humanidad. Todo en su vida es casi perfecto, lo único que les falta a él y a su esposa Norma es tener un hijo, pero lamentablemente y después de intentarlo todo ella no puede concebir, por lo que deberán recurrir a un vientre en alquiler. Maneja el negocio junto a su primo Louis Randall, un egocéntrico, manipulador y peligroso hombre, resentido con su padre por no haberlo dejado a la cabeza de la corporación y quien se mantiene en las sombras agazapado esperando el momento propicio para darle un zarpazo mortal a su primo y quedarse con todo. El cuadro familiar lo completa Rebeca, hermana de Nathan, una mujer caprichosa que disfruta de la vida gastando su dinero en excentricidades, viajes y amantes. Por su parte, Bernard Sullivan es un hombre trabajador, honesto y sencillo; junto a su esposa Margaret luchan para tenerlo todo en la vida, en especial una casa, el cual es el sueño de ambos. Gracias a la referencia de un amigo, Bernard conseguirá trabajo como chofer para Nathan Hicks, e inmediatamente se gana su confianza y estima, hasta el punto de pedirle que le alquile el vientre de su esposa para tener su tan ansiado hijo. Bernard y su esposa Margaret aceptan, mejorando notablemente sus vidas gracias a la generosidad de Nathan y manteniendo todo en el más absoluto secreto para su familia, pero sin sospechar el juego mortal al que entrarán al aceptar la petición del multimillonario. Después de una serie de eventos trágicos, Bernard se verá solo con el hijo de su ex patrón y hará todo lo posible por conseguir justicia, ya sea enfrentándose a un peligroso asesino o conquistando a una caprichosa mujer, en el nombre de Los Hicks. Una historia donde el amor, la codicia, la muerte, la seducción y la venganza se mezclan para llevar al lector al límite de sus emociones. ¿Hasta dónde llegarías por el hijo de otro?
El despertador sonó y él estiró el brazo para apagar la alarma; hacía rato que estaba despierto pero no quiso levantarse hasta que sonara, con los ojos fijos en el techo, pensando. A su lado, su esposa se despertó también y volteó hacia él, poniendo su brazo sobre su pecho y acariciando el escaso vello que tenía.
–¿No quieres levantarte? –le preguntó ella, viendo que no hacía movimiento alguno para pararse–. Hoy es tu primer día en tu nuevo trabajo y no deberías llegar tarde.
–Sí, lo sé –contestó él, acariciando a su vez la mano de ella–. Según Thomas, hoy debo llevarlo a él y a su esposa a consulta médica, como a las nueve de la mañana.
–Debes agradecerle a Thomas que te haya recomendado para este trabajo, él te aprecia mucho.
–Sí, oficialmente hoy pasa a retiro, el pobre anciano ya no puede conducir, a pesar de que no quería reconocerlo. El señor Hicks le insistió mucho, y finalmente aceptó.
–Tenemos que hacerle a él y a Laura una cena de agradecimiento.
–Espero que la paga sea buena, tenemos muchas deudas, en especial el arriendo, ya debemos tres meses. El casero ha sido muy considerado al darnos más tiempo.
–Ya verás que es buena, trabajarás para uno de los hombres más ricos y poderosos de Nueva York, y tal vez del país.
–Eso es lo que me asusta, ¿sabes? No sé si pueda desenvolverme en ese mundo de ricos y gente estirada.
Ella soltó una risita.
–¿Qué es lo gracioso? ¿Te burlas de mí?
–No, mi amor, es que estás pensando que estarás todo el tiempo con esa gente; solo serás el chofer del señor Hicks, no creo que te codees mucho con ellos.
–Bueno, igual estoy un poco nervioso. Espero hacer todo bien, y agradarle al señor Hicks.
Dicho eso se levantó y fue al baño a darse una ducha, mientras su esposa se acurrucaba contra la almohada de él, aprovechando a dormir un poquito más hasta que saliera del baño.
Bernard Sullivan y su esposa Margaret eran un matrimonio feliz y estable; él ya tenía treinta y cuatro años y ella treinta, con tres de casados. A pesar de las dificultades, habían logrado consolidar su amor y seguir adelante juntos, manteniendo un poco de optimismo y esperanza por un futuro mejor. La primera dificultad que enfrentaron fue el estar solos en una ciudad inmensa, despiadada y feroz como lo es Nueva York, pues ambos provenían de un pequeño pueblo al norte de Arkansas y luego de casarse, decidieron buscar mejores oportunidades de desarrollo y crecimiento económico, eligiendo a la gran manzana como la ciudad donde las encontrarían.
Ese era su primer año allí, y las mejores oportunidades, así lo creían, aún no se les presentaban, procurando sobrevivir con pequeños trabajos que muy poco contribuían a la economía familiar. Ella, dedicada a ser mesera medio día en un pequeño café, y él como oficial de seguridad en una tienda de empeños gracias a su estatura y corpulencia adquirida como Navy Seal en su paso por la marina.
La pequeña casita donde vivían la habían alquilado con los pocos ahorros que tenían, y el sustento diario lo conseguían con la poca paga que sus trabajos les aportaban. Afortunadamente, contaban con el apoyo de muchos de sus vecinos, entre ellos la pareja de ancianos que vivían a su lado, Thomas y Laura Peterson, quienes los veían como los hijos que nunca tuvieron. El viejo Thomas era el chofer de un importante hombre de negocios, trabajándole durante treinta años y ganándose su afecto al punto de ofrecerle un retiro digno y sin preocupaciones. Viéndose ya retirado, el anciano propuso a Bernard para ocupar su puesto ante el señor Hicks, su patrón, y éste aceptó de buena manera, ofreciéndole comenzar de inmediato.
Y allí estaba, en su nuevo trabajo, y conduciéndole al que sería de ahora en adelante su jefe, algo nervioso e inquieto, pues no había trabajado antes como chofer.
Nathan Hicks no era lo que Bernard esperaba, su amigo Thomas nunca se lo describió y por alguna extraña razón pensó que era también un anciano. Pero para su sorpresa, Nathan Hicks era un hombre joven, de cuarenta y dos años, de aspecto enérgico y bien cuidado, propio de un acaudalado hombre de negocios. Al principio pensó que se encontraría a un déspota e implacable billonario, acostumbrado a maltratar a todo aquel que no estuviera a su nivel y que conseguía todo lo que quería. Pero Nathan Hicks no era ni remotamente eso, más bien se mostraba atento y cordial con todos, y especialmente amoroso con su esposa, cosa de lo que Bernard se dio cuenta cuando los llevaba a consulta médica.
La fortuna de Nathan Hicks provenía del negocio de la minería, específicamente del oro y diamantes, y de una extensa cadena de joyerías a lo largo de todo el país, con su sede principal y centro de operaciones en Nueva York. Su empresa, la Southern Hilltop Gold, se encontraba entre las diez principales empresas mineras con sede en los Estados Unidos, con una larga e interesante historia en el área desde comienzos del siglo XX, y que tradicionalmente era manejada por las familias Hicks y Randall, las cuales poseían el sesenta y cinco por ciento de las acciones de la misma, y a cuya cabeza se encontraban Nathan Hicks, su hermana Rebeca y el primo de éstos, Louis Randall, un hombre implacable para los negocios y con una personalidad despreciable y egocéntrica, capaz de llevarse por delante a quien se le atravesase en su camino.
La hermana de Nathan, Rebeca, se encontraba constantemente fuera del país, disfrutando de la vida y su fortuna en viajes y placeres exóticos, sin más preocupación que la de cambiar de amante cada cierto tiempo, una vez que el de turno ya no le es de utilidad para satisfacer sus caprichos y excentricidades en la cama. Era la despreocupada de la familia, sin tiempo ni ganas para dedicarse al negocio familiar, el cual Nathan lideraba exitosamente.
Habían llegado al consultorio médico, ubicado en la quinta avenida. Bernard vio el nombre: Centro de Fertilidad de Nueva York, y de inmediato se dio cuenta de que Nathan y su esposa tenían problemas para tener hijos. Viendo su expresión de sorpresa mientras les abría la puerta del Bentley, Nathan le palmeó el hombro luego de salir del vehículo.
–Sí, Bernard –le dijo–. Ahora también lo sabes, pero te voy a decir algo: es un secreto. Luego hablo contigo.
Dicho eso, él y su esposa entraron al centro de fertilidad, mientras Bernard se preparaba para esperar a sus nuevos patrones.
Fernando Laureti es la oveja negra de la familia; un joven alegre, creído y seductor que está acostumbrado a llevar a las mujeres que les gusta a su cama. Su padre, Demetrio Laureti cansado de su promiscuidad, decide poner a su cargo la empresa que tiene en París, con el simple propósito de alejarlos de sus mujeres y de el BDSM, pero no será nada fácil, conoce a Samantha Mercier, una mujer de carácter fuerte, hermosa y decidida que no se la pondrá nada fácil, logrando con eso que el CEO se obsesione con llevarla a su cama y convertirla en su sumisa, acto que ella no cederá, porque le gritara en la cara cuántas veces se necesario: ¡No seré tu sumisa!
Serie Enamorada: Enamorada de Daniel "¡Vamos a registrar nuestro matrimonio en tu cumpleaños!" Casarse con Daniel debería haber sido su mejor regalo de cumpleaños, pero todo se arruinó cuando lo sorprendió durmiendo con otra mujer el día anterior a su cumpleaños. "¡Se va a casar con esa mujer! ¡Ella era mi mejor amiga!" Cuando escuchó la noticia, Irene regresó de su auto exilio con sus bebés gemelos para detener su ceremonia de boda. Ya no era la chica simple e ingenua que era antes. En cambio, ella se había convertido en la cabeza de una facción criminal importante. ¡Era hora de vengarse!
A veces el amor aparece de la manera más inesperada y en la forma de la persona menos pensada. Para Daniel, la vida a sus 40 años es una rutina entre sus tres hijos y su cargo de CEO de la empresa familiar. El fallecimiento de su esposa lo deja inmerso en la tristeza; creando, con el correr de los años, una coraza fría a su alrededor. Deanna tiene una vida normal, trabaja medio tiempo y estudia en la Universidad de Artes porque quiere lograr su sueño: cantar en la ópera. Solo le falta un año para terminar su carrera cuando su amigo Harry le pide ayuda desesperado. Una antigua regla familiar le impide casarse con su novia, la cual está embarazada. Para hacerlo, Daniel, su hermano, debe casarse primero. Para ayudarlo con su problema Daniel y Deanna acceden a fingir una relación y un matrimonio. Son tan opuestos que la atracción es inevitable. Él encuentra en ella la calidez que faltaba en su vida y Deanna el amor luego de una ruptura desastrosa. Finalmente, Daniel puede volver a tener una familia. Pero hay muchos intereses ocultos que buscan separarlos y alejarlos. El viaje es difícil, deben enfrentarse no solo a terceros que les complicaran las cosas, sino también a sus propios miedos e inseguridades. No es sencillo equilibrar 15 años de diferencia. Pero el corazón tiene razones que la misma razón nunca entenderá.
Para el público, ella era la secretaria del CEO. A puerta cerrada, era la esposa que él nunca reconocía oficialmente. Jenessa estaba eufórica cuando se enteró de que estaba embarazada. Pero su alegría se vio reemplazada por el temor cuando su marido, Ryan, se reunió con su primer amor. Con el corazón encogido, decidió dejarlo libre y marcharse. Cuando volvieron a encontrarse, Ryan se fijó en el vientre prominente de Jenessa. "¿Quién es el padre del niño?", le preguntó. Pero ella se limitó a burlarse. "¡No es asunto tuyo, mi querido exmarido!".
Jacob Morgan se ve obligado a contraer matrimonio por obligación su única intención es salvar su compañía de la bancarrota asumiendo el liderazgo de las empresas Morgan, puesto que es batallado por su primo Derek, a regañadientes acepta un encuentro orquestado por su madre con Natalia Redmond de inmediato queda prendado por la belleza de la dulce e inocente chica, pero rápidamente se da cuenta que sus exigencias no serán bien recibidas por la joven cuyo carácter obstinado se convierte en la horma de su zapato, lo que ignora Jacob es que Natalia oculta sus verdaderas intenciones al aceptar el matrimonio. Muchos secretos, muchas intrigas y muchos obstáculos. ¿Qué pasará cuando Jacob descubra la verdadera razón por la que Natalia acepta ser su esposa?
Emily Doman decide dejar atrás su vida perfecta en Seattle al no poder conseguir el perdón de su Ex novio el abogado Daniel Mercer quien descubre su doble vida en la app ChatGirl. Cinco años después convertida en una exitosa abogada y madre del pequeño Diogo su vida es perfecta a pesar de no haber podido olvidar a aquel hombre que se adueñó de su corazón. El destino le juega una mala pasada en un caso que cambiará su vida y reencontrarse con el hombre al que le rompió el corazón que se enfrentará a ella sin ninguna piedad para vengarse. Daniel Mercer no volvió a ser el mismo desde el engaño de su ex novia Emily eligiendo tomar el mal camino, el alcohol, las noches de fiesta, interminables mujeres han pasado por su cama con el único propósito de intentar olvidar y desahogar el odio que no pudo con la culpable de su corazón roto. Daniel decide alejarse de los incesantes consejos de su amigo Derek y es contratado por una familia multimillonaria para enfrentarse a la mejor abogada de Vancouver que para su sorpresa es la misma mujer por la que ha acumulado su odio por largos cinco años obteniendo su oportunidad de vengarse. ¿Cómo terminará esta batalla?