/0/4871/coverbig.jpg?v=db17148a6d9bdbb5e43a21165fde9a0d)
En solo un día, su vida cambió drásticamente. Ser testigo de los últimos momentos de su madre es sin duda lo peor, sobre todo cuando era la única persona que estaba a su lado. Para Jena, no tiene sentido seguir viviendo después de quedarse sola. Hasta un encuentro inesperado en la parada de autobús, él le enseña cómo mejorar, cómo vivir y, lo que es más importante, cómo amar. Hay quienes aterrizan en su corazón, haciendo que Jena dude de todo lo que cree poder controlar. Y otros que estrellaron antes de llegar a tierra. ¿Quién superará la fase final del vuelo? ¿Llegarán a su corazón? ¿Si quiera Jena permitirá el aterrizaje?
Noviembre 8, 7:45 de la mañana
Sala de oficina del director
Penúltimo año escolar
La felicidad es un concepto fácil de entender, pero difícil de ser.
Sí, parece un problema sin importancia debido a que la mayoría de personas se considera feliz y te dice razones como: "Mi familia me pone feliz", "Estoy feliz por mi mascota" o "Un poco de dinero siempre hace feliz a alguien".
Esos son los constantes fundamentos que da una persona ante la pregunta: "¿Qué te hace feliz?". No obstante, para algunos es algo más significativo y con mayor importancia. Dado que se la pasan horas, incluso días pensando acerca de su felicidad. Yo soy del segundo caso, no puedo decir con exactitud las cosas, personas o momentos que me hacen feliz.
Con seguridad puedo decir que el 9 de noviembre fue el peor último día que viví junto a mi madre, pero ¿quién se la pasaría bien en los momentos finales de un ser querido? Yo no. Hasta el día de hoy me cuestiono si pude haber hecho algo más para que esté aquí conmigo, y de esa manera evitar el infierno en el que vivo.
Mi madre murió cuando tenía ocho años, por ser menor de edad, quedé al cuidado de mi padre. Cuando fui a vivir con él, no era el mismo cuando estaba con mi madre, esa mirada cálida ya no existía y tampoco su cariño hacia mí. Mi madrastra, quien es pareja de mi padre, me trataba cada día mal. Una vez se lo conté a mi papá, pero él estaba de su lado, pasaron los días y ambos empezaron a tratarme mal.
Poco a poco, la niña cariñosa y sonriente se fue apagando y solo quedé yo. Cómo describiría mi madrastra: alguien apática o con apatía.
-¿Jena Bonner? -dice la directora, interrumpiendo mis pensamientos.
-¿Si?
-Lamento decirte que estás expulsada de esta escuela. Tu comportamiento estos últimos meses fueron inaceptables y ahora que has golpeado a dos niños...
-Fue defensa personal -la interrumpí.
-No es sólo por lo de hoy -dice leyendo unos papeles en mano-. La semana pasada tiraste tu bebida encima de una de tus compañeras, no asististe a clase por una semana, maldijiste la clase de física, pusiste agujas en el asiento de tu maestro de filosofía...
-¡Es un depravado! -Grité, levantándome de mi asiento-. Me estaba acosando.
-Jena, queremos ayudarte, pero si te rehúsas a hablar con nosotros sobre lo que te pasa...
Volví a tomar asiento.
-Ya dije que no necesito su ayuda. Estoy bien, siempre lo he estado.
-Llamaré a tu padre para que venga a recogerte.
Saqué mis auriculares y los conecté a mi reproductor de música. Tendré que quedarme en la sala de maestros, siempre es así cada vez que me llaman a la oficina del director. Lo que también significa que mi madrastra viene primero para darme un sermón.
Tras un par de minutos, se abre la puerta y sé quién es, pero no me tomo la molestia de levantar la vista.
-¡Mocosa malcriada! ¡¿Qué hiciste esta vez?! -golpeó mi rostro haciendo que mi reproductor cayera al suelo y se desarmara-. ¡Eres un estorbo! ¡¿Cuándo piensas ser útil para la familia?! -me golpea otra vez-. No entiendo porque tu padre sigue detrás de alguien como tú.
Su mirada estaba llena de odio, estaba preparada para el golpe en mi rostro, sin embargo, no llegó. Un maestro se levantó y la tomó del brazo.
-Señora, cálmese por favor. No permitiremos este maltrato en nuestra escuela.
Ella se soltó de su agarre a regaña dientes.
-Siempre es lo mismo contigo. Sólo nos traes problemas.
Sé fuerte, Jena. Mamá quería que lo fueras.
-Eres una vergüenza para tu madre.
-Usted ni le llega a los talones.
Me despido y salgo por la puerta para después cerrarla detrás de ella. Lo que menos quiero es tener que caminar todo el camino de regreso con esa persona que sólo habla mal de mi madre.
Prefería no decir más, soy consciente de que, si sigo escuchando más cosas sobre mi madre, empezaré a llorar. Cuando murió, me prometí no derramar ninguna lágrima, y cada vez que siento no poder soportar, me muerdo la lengua. Mi debilidad me delataría en un segundo. Fue así hasta que la persona en frente de mí habló.
-¿Qué hiciste esta vez?
-Nada que te importe.
Mi padre rió un poco y suspiro.
-Solo tienes once años, no te comportes como si fueses una adulta
-Me gustaría decir que se equivoca, pero es cierto, y tengo quince -fruncí los labios. Nunca me ha tratado como a una niña desde que empecé a convivir con él, no entiendo porque menciona eso.
-Compórtate como alguien de tu edad. Obedece y sube al auto.
-¡Y tú como un papá! -grité con todas mis fuerzas-. ¿Crees que no me doy cuenta de lo que haces? Solo me estás usando para estar bien contigo mismo, porque te sientes responsable de la muerte de mamá.
-Jena, no hablaremos de esto aquí. Sube al auto.
-Hágalo usted. Iré por mi cuenta, siempre lo hago así.
-¿Por qué no sólo obedeces? Ya bastantes problemas nos has dado, ¿no puedes ser considerada al menos una sola vez?
-¡Mamá murió en frente de mí! ¡Y en ningún momento preguntó si estaba bien! -grité desesperada-. ¡Tampoco pidió mi opinión para vender la casa! ¡Es usted quien debe ser considerado!
Al no tener respuesta alguna de su parte, me di la vuelta para irme.
-Escúchame -me reprendió molesto tomándome de la muñeca con brusquedad.
No quiero voltearme a verlo. Me molesta verlo, cada vez que lo hago recuerdo el día en el que se marchó, esa que sin importar el tiempo no logro borrar de mis recuerdos. Sus palabras, su cara llena de enojo al verme, cada noche que venía ebrio, siempre recordaré todo lo que dijo aquel día.
-¿Qué piensas hacer a partir de ahora? Eres solo una chiquilla y has sido expulsada de dos escuelas.
-Lo que yo haga a usted no le importa.
-¡Eres mi hija! ¡Claro que me importa!
-¡Pero no me tratas como a una!
-¡Pero aún así te quiero! -su confesión me dejó desconcertada-. Porque eres mi hija.
-Ah, ¿sí? Porque ignorarme y hacer como si fuese una extraña en cada lugar no es amor. No vengas a hacer de buen padre que no te sale.
-Eres una malagradecida, después de todos estos años, todo lo que hice por ti... -intento liberarme de su agarre cuando siento un golpe en la parte baja de mi cabeza-. ¡Sólo traes problemas! ¿Cuándo serás alguien mejor? Deberías vivir sin molestar a nadie.
-¡Entonces, máteme! Si lo hace, no tendrá de qué preocuparse. ¡Será libre!
Se quedó mirándome unos segundos para luego sacar un sobre amarillo de sus bolsillos, extendiéndolo-: Ya no cuidaré más de ti, sigue tu camino. Tus cosas están en el auto. Este dinero es suficiente para que vivas por tu cuenta, busca un trabajo o qué sé yo, pero no me busques.
Y se fue.
No se despidió.
Tal como sucedió hace cinco años. Su rostro sin expresión alguna, quizás llena de odio... No, sino un sentimiento de alivio, después de todo, se deshizo de algo grande e irrelevante en su vida.
Mi cuerpo se congeló en el instante que supe que ya nada sería igual. Todos los recuerdos que tenía de mi padre cuando era aún menor pasaron por mi cabeza. La primera vez que me acompañó al hospital, cuando se vistió de princesa por mi cumpleaños, sus muestras de afecto y su sonrisa.
Con recordar cuánto decía que me amaba fue suficiente para derrumbarme y que todas mis barreras cayeran. Mis lágrimas no habían salido porque seguía asimilando todo, no escuchaba nada ni veía nada, el dolor me estaba consumiendo. Quería creer que esto era una pesadilla, la peor de toda mi vida, que solo era una ilusión, pero sabía que no era así. El hecho de saber que fui abandonada me traía de vuelta a la realidad.
Sentí mi pecho encogerse, el peso de mi cuerpo se hizo más grande y cayó la primera lágrima.
-¡No creas que el dinero puede arreglarlo todo! ¡Papá! ¡No puedes dejarme aquí! ¡Te odio, te odio, te odio!
Empecé a gritar, lloré después de mucho tiempo. Siempre había pensado en irme y en alejarme de mi padre, que cuando sucediera no sentiría nada. Pero cuando llegó ese final, supe que nadie puede prepararse para algo así, sin importar cuánto lo intenten.
"Estamos mejor sin él"
Sólo era mi mente tratándose de engañar para mantenerme fuerte. ¿De qué sirve ser fuerte? Yo no soy fuerte. Me duele el pecho, sería más fácil si no tuviera sentimientos, pero los tengo y están dañados.
Me avergüenza bastante reconocer que me he quedado sola, lloré tanto cuando mi padre se fue que me quedé esperando a que volviera, pero no lo hizo. Él estuvo conmigo, pero yo lo arruiné. No comprendo porque siempre me pasan estas cosas.
Estuve caminando por horas y cuando llegó la noche me senté en una parada de autobús solitaria.
-Por favor, vuelve... -dije entre sollozos-. Vuelve...
Echaba de menos a mi padre, cada momento pasó por mi mente como pequeños cortometrajes. Lloré como una niña pequeña y no me importó que alguien me viera o escuchara. Lloré y lloré, sin poder parar.
Lucia Meller es mi vida, me enseño amar, me enseñó a adorarla, me mostró el mundo de forma diferente, le di todo lo que la vida me ofrecía, y se ha ido; se llevó mi vida, mi amor, dejándome el corazón y el alma hecha pedazos. Ahora me duele respirar, me duele amar, me duele la vida. La quiero, jamás podré volver amar a alguien como la ame a ella; la quiero de vuelta, la quiero conmigo, a mi lado donde pertenece; pero por más que la busco no la encuentro, es como si la vida me la hubiera arrebatado y eso me duele, ella me enseñó que se puede matar a un hombre, aunque se conserve la vida, sin embargo, me canse, no puedo llorar por alguien que no me quiere amar y aunque duele, hoy después de casi dos años le digo adiós a mi sirena; después de todo soy Gabriel Ziegermman. Un año desde que me aparte de Gabriel y mi vida dio un giro de ciento ochenta grados, amar a ese hombre es lo mejor que me ha pasado en la vida, a él le debo el hecho que hoy esté viva y tener a mi lado a mi mayor tesoro, él me enseñó que lo que se desea con el alma se obtiene, pero también me enseñó que amar duele, que su amor duele, a él le debo el dolor más grande, porque dejo de amarme, no fui suficiente para él, me enseñó que su madre, su exnovia y su destino no están conmigo, y aun así lo quiero de vuelta, sé que sus prioridades cambiaron; yo solo pedía una verdad sin embargo él prefirió engañarme y dejarme.Lo quiero olvidar y lo quiero conmigo, aunque no se lo merezca, pero como hago si amar ese hombre es mi arte. Ahora estoy de vuelta y lo único que quiero es tenerlo a kilómetros de distancia, porque me enseñó que yo también tengo derecho a cambiar mis prioridades. Novela registrada N ISBN 978-958-49-7259-0 Está prohibida su adaptación o distribución sin autorización de su autor. Todos los derechos reservados all rights reserved
El marido de Vivianna se casó con ella por su herencia, y después de quitarle todo lo que tenía, la mandó a la cama de un acompañante y le tomó fotos. La amenazó con divorciarse con esas fotos y la obligó a salir de su casa sin un centavo. Dejó su país de origen en desgracia. Cuatro años más tarde, regresó a casa como Jefa de Diseño de Joyas y tuvo un hijo de tres años. Su niño genio le dijo después de bajarse del avión: "¡Conseguiré que el hombre más rico del mundo sea mi papá y te respalde!" Ella lo tomó como una broma, pero dos días después, su asistente le dijo que el hombre más poderoso del mundo se había robado a su hijo y la invitó a cenar. Al encontrarse, ese hombre sostuvo a su hijito y le dijo dominantemente: "Es mi hijo!".
Adamaris Campabell, sufre un accidente automovilístico, dónde su estado mental debido al golpe en la cabeza, pasa a ser el de una niña, aunque es consciente de algunas cosas, sus incoherencias avergüenzan a la familia Campabell, en especial a su padre. Quién ocultó aquella tragedia para que la empresa y la familia no se viera afectada siendo ella la heredera de la gran fortuna que dejó su difunta madre. La traición azota el corazón de Adamaris, quien al recuperar su estado mental se percata de los más vil, su hermana y ex prometido tiene un romance que ha sido aceptado por su propio padre, solamente por él beneficio social entre familias. Humillación, enojo y venganza, sentimientos que se despiertan en el corazón de la hermosa e inteligente Ada, por aquel falso amor de su prometido, por la cruel envidia de su hermana. Adamaris aprovecha la oportunidad que le ofrece la vida, cuando el destino coloca en su camino al hombre multimillonario y cruel que necesita una esposa que le dé un heredero. Adams Grey es prepotente, pero cauteloso en cada paso que da y Adamaris fue su ficha clave para contraer matrimonio y así, no permitir que su tío y primo tomarán posesión de la industria METALGREY. La cual deja grandes sumas de dinero y ha incrementado, gracias a él. Adamaris Campabell y Adams Grey se unieron por beneficio, él juró ayudarla a vengarse de los que le hicieron daño y ella, darle un heredero. Sin embargo el fingir amor complica la situación, el caos se desencadena cuando los que los rodean no quieren perder y aquel beneficio matrimonial se torna confuso y más para Adamaris. Su ex infiel la quiere recuperar ¿Será que Ada lo perdonará? ¿O Adams Grey se robó el corazón de Ada?
"Tú necesitas una novia y yo un novio. ¿Por qué no nos casamos?". Abandonados ambos en el altar, Elyse decidió casarse con el desconocido discapacitado del local de al lado. Compadecida de su estado, la chica prometió mimarlo una vez casados, pero no sabía que en realidad era un poderoso magnate. Jayden pensaba que Elyse se había casado con él solo por su dinero, por eso planeaba divorciarse cuando ya no le fuera útil. Sin embargo, tras convertirse en su marido, él se enfrentó a un nuevo dilema: "Ella sigue pidiéndome el divorcio, ¡pero yo no quiero! ¿Qué debo hacer?".
Zack miraba a Danna caminar por el jardín. Se veía realmente hermosa, pero ella no era una chica común. Su esposo se había divorciado de ella y había intentado asesinarla para evitar pagarle una suma millonaria en el proceso. Zack sabía que ella estaba en problemas, pero también que difícilmente aceptaría su propuesta. La vio entrar por la puerta con total tranquilidad. -Cásate conmigo. Esa es la única opción que tienes para salir de este problema. -Eres tan descarado... ¿Cómo puedes pedirme que me case contigo sabiendo que tienes una prometida? -Tú me conoces y sabes que no amo a mi novia. Ella es consciente de la realidad. Respondió el chico con tranquilidad. Así era Zack Vryzas, un hombre frío, sin sentimientos. Pero, a pesar de su fachada de chico malo, solo existía una mujer capaz de hacerlo sentir miles de cosas con tan solo una mirada. 🌼 Nota de la autora Espero que les guste esta historia, cargada de amor, drama, humor y suspenso. ¡Gracias de antemano por leer mis libros! No olviden dejar sus comentarios, para mí es muy importante conocer sus opiniones.
Después de tres años de matrimonio hermético, Eliana nunca había visto a su enigmático esposo hasta que le entregaron los papeles del divorcio y se enteró de que su supuesto esposo estaba cortejando a otra mujer sin importarle cuánto le costara. Ella volvió a la realidad y decidió divorciarse. A partir de entonces, Eliana dio a conocer sus diversos personajes: estimada doctora, legendaria agente secreta, hacker reconocida, célebre diseñadora, experta piloto de carreras y distinguida científica. A medida que se conocieron sus diversos talentos, su exesposo fue consumido por el remordimiento. Desesperado, suplicó: "¡Eliana, dame otra oportunidad! Todas mis propiedades, incluso mi vida, son tuyas".