ROMANCE DE CIENCIA FICCIÓN ¿Alguna vez te has preguntado qué sucedería si la tierra estuviera a punto de acabar? Pues eso es exactamente lo que sucede y no puede ser peor. En Andrómeda se ha desatado una guerra creando desastres y destruyendo todo a su alrededor, eso, para desgracia de la humanidad, incluye a la galaxia hermana: la Vía Láctea. La humanidad se enfrenta a las consecuencias de esta guerra lo mejor que puede, pero nadie está preparado para lo que se acerca por el espacio como una amenaza de muerte. Es gracias a un científico brillante y con piel de color rojo, que pueden comenzar a luchar por sus vidas. Alisa y Vilkank deberán ayudarse para poder cumplir su misión, una que los ayudará a todos con el fin de mantener viva a la tierra mientras se dan cuenta de que entre ellos existe una atracción intensa e inevitable que los llevará por caminos de deseo que nunca imaginaron. Y cuando los únicos posibles salvadores les hagan una petición imposible, deberán aceptar las condiciones para poder salvar a la humanidad. Sus decisiones lo cambiarán todo y millones de vidas recaen en sus hombros.
ALISA
Ya nada sería igual, nunca más. Ese era el pensamiento de todas las mañanas, el pensamiento que no la dejaría ir nunca más. Alisa sabía que aquello era normal, pero no por eso más tranquilizador. Con un suspiro se levantó de la cama que no era suya, una con sábanas suaves y costosas, un cubrecama aún más lujoso y una habitación que era casi del tamaño de su antiguo departamento. Obviamente aquella habitación, aquella casa, no le pertenecía. Se dirigió al baño entonces para cepillarse, ducharse y vestirse con algo sencillo, bajó las escaleras lentamente admirando todo como cada mañana. Se encontró con Tiana en la cocina ya preparando el desayuno.
-Buenos días- saludó ella -¿necesitas ayuda?
-Siéntate ya- ordenó Tiana riendo -tienes cara de que te lanzas al metro.
Y con esas palabras le entregó una taza de café humeante.
-Si es que funciona en este momento, pero lo dudo mucho- comentó ella -gracias.
Ella se dedicó a tomar lentamente su bebida hasta que un plato con huevos, tostadas y queso fue colocado frente a ella.
-Buen provecho- dijo Tiana sonriendo mientras se alejaba para seguir cocinando.
-Tienes que dejar de ser tan eficiente- pidió ella tomando el primer bocado -me haces ver como una inútil, en cualquier momento Harry se dará cuenta y me dejará en la calle.
-Como si eso fuera a suceder, idiota- rebatió su amiga volteando los ojos.
-Prometo que te ayudo con el almuerzo- juró ella -pero gracias por esto.
-Descuida- dijo Tiana -tu eres la experta en tecnología y comunicaciones, yo no podría. Así que déjame encargarme de esto, todos tenemos que ocuparnos de algo.
-Sí, lo sé.
Un silencio cayó entre ellas durante unos segundos antes de que llegara Harry. Este entró en la estancia sonriendo como siempre, hablando y luciendo como un artista.
-¿Y a dónde va hoy señor?- Le preguntó Tiana para burlarse como siempre -me imagino que tiene muchos compromisos y hay que mantener la imagen.
-Ya que lo preguntas Tiana, cielo- comenzó Harry viéndola -decidí que ya que no salimos ni vemos a nadie al menos podría vestirme para mí, no le hace daño a nadie.
-Si lo pones así- comenzó Tiana -creo que mañana te acompañaré.
-Grandioso- afirmó Harry con una sonrisa deslumbrante antes de darle un beso en la frente a su amiga.
Y con eso el desayuno fue servido, Tiana se sentó a la mesa con ellos. Todos los días eran iguales, ya nada sería lo mismo. Y de nuevo otro pensamiento recurrente que no dejaba de acosarla desde que todo había sucedido. Ellos estaban atrapados desde hace cuatro meses. Por extraño que pudiera parecer, hace cinco meses ella había estado viviendo en un departamento mucho menos lujoso que la casa en la que vivía ahora, su trabajo era lo suficientemente bueno para que pudiera pagar su renta, comida y servicios sin problema. Sus mejores amigos y compañeros de trabajo Tiana y Harry habían estado junto a ella mucho tiempo, todo era relativamente perfecto hasta que dos semanas más tarde las cosas comenzaron a cambiar.
El evento, así lo llamaban, había iniciado con tormentas. Todo el mundo había pensado que el clima se había vuelto loco cuando huracanes, tornados, tormentas eléctricas y lluvias torrenciales fueron anunciados a lo largo de todo el planeta. No importaba que noticia observaras, todas decían lo mismo, en ese momento nadie lo había visto como algo demasiado extraño, a pesar de que en toda la tierra estaban sucediendo los mismos fenómenos. Una semana después las cosas comenzaron a complicarse, los tsunamis fueron el primer indicio de que algo más complicado estaba sucediendo cuando golpearon islas como Japón, las costas se inundaron y finalmente los terremotos iniciaron, incluso en las zonas en las que las fallas tectónicas no eran muy grandes, los movimientos eran demasiado fuertes.
Países como Chile, India en incluso Estados Unidos quedaron devastados, en estado de emergencia, dejando a todos asombrados. Ya para ese momento el mundo entero había entrado en pánico, los saqueos sucedían en todas las ciudades, los robos eran comunes y muchos accidentes eran dejados en las vías que estaban sin asistencia. Los volcanes habían sido lo último, muchos de ellos habían comenzado a despertarse y los que no había estado dormidos habían erupcionado causando aún más daño.
Era por esa razón que ella ya no vivía en su departamento. En el momento en que había iniciado todos los desastres, Harry que había estado más asustado de lo que lo había visto en mucho tiempo, les había pedido a Tiana y a ella que se mudaran con él, su amigo había heredado una mansión antigua de una de sus tías abuelas que no había dejado ningún pariente cercano, solo él. Cuando ellos se habían enterado había sido motivo de risa, ahora, lo veía como una salvación. La casa era inmensa y lujosa, con todas las comodidades, era como tener la moda de hace treinta años, pero con bastantes adaptaciones para las novedades y comodidades.
Por ejemplo cada cuarto tenía televisión, una ducha con función de masajes junto a su respectiva bañera, calefacción en el piso de toda la casa y muchas otras cosas que ella jamás se hubiera imaginado tener, era una lástima que casi ninguna de esas cosas les funcionaran ahora. La mansión estaba ubicada en una zona rural lejos de la ciudad y eso era bueno en algunos casos, pero en otros no tanto. Al menos era una zona residencial cerrada, una zona de viejos ricos, por lo que tenían muchas más seguridad de la que normalmente habría y eso les servía muchísimo en aquellas circunstancias.
-¿Cuándo tienen que irse?- Preguntó Tiana luego de que terminaron de comer.
-Debería ser pronto- dijo ella -la cola siempre es larga.
-Les prepararé algo para que merienden- explicó su amiga levantándose -por si acaso se hace demasiado tarde.
-Gracias lindura- dijo Harry abrazándola -iré a cambiarme, traje de sobreviviente a la orden.
-Lo que mejor te queda- contestó ella solo por molestarlo. A lo que él le mostró su dedo del medio antes de irse haciéndolas reír con suavidad.
-Espero que no tarden demasiado- comentó Tiana buscando en la nevera -aprecio el gesto de que sean ustedes los que casi siempre vayan a la ciudad, pero odio tener que quedarme aquí sola.
-Al menos aquí estás segura- dijo ella sonriendo a medias.
-Es que lo que me digo cuando siento ansiedad- explicó Tiana -pero tú y yo sabemos que eso no es enteramente cierto.
-No pasará nada- prometió ella abrazando a su amiga -pero sabes dónde están las armas.
-Lo sé- contestó Tiana riendo.
Ella subió a su habitación para ponerse lo que ellos llamaban traje de sobreviviente como chiste, pero era bastante acertado. Un jean grueso y usado, botas de punta de hierro, un cinturón grueso que llevaba algunas herramientas prácticas, una camisa manga larga oscura y una chaqueta con bolsillos internos que permitía llevar armas de forma práctica y segura. Se amarró el pelo en una cola alta para luego bajar las escaleras. En la cocina Harry llevaba casi la misma ropa. Ellos tomaron la comida que les había hecho Tiana y salieron al garaje para subirse al auto.
Desde que se habían mudado y el mundo se había vuelto loco, habían creado unas reglas básicas de supervivencia. Nunca muestres lo que tienes a menos que sea necesario y si encuentras algo valioso sin dueño, es tuyo. Por eso, en lugar de la camioneta Jeep 4x4 de Tiana, usaban su Toyota Corolla viejo aunque muy amado y fiel. Una vez que se alejaron de la casa, asegurándose de que todas las pertas estuvieran cerradas, condujeron hasta el otro lado de la residencia para buscar al señor Oslo, un viejo amigo de la difunta tía Hillary, que con sus setenta y cinco años de edad no veía lo suficiente para poder conducir.
-¿Cómo está señor Oslo?- Preguntó ella cuando el hombre subió.
-Viejo como siempre, niña Alisa- contestó el hombre riendo.
-Pero no tan viejo como para vivir en esa casona solo- reprochó Harry una vez más.
-Eso nunca niño- negó el anciano -ya deja de insistir.
-Sabes que eso no va a suceder, viejo- siguió ella con una mueca -sería tan sencillo que vivieras con nosotros. Solo imagínalo, Tiana haciéndote el desayuno todas las mañanas y nosotros como tus sirvientes.
-Otra forma de hacerme sentir más viejo e inútil de lo que soy- se quejó el anciano.
Con un bufido de fastidio a la clara respuesta de Martin Oslo, arrancó el auto. Con eso iniciaron el viaje de cinco kilómetros que los separaban del borde la ciudad. Ella observó al señor Oslo intentando identificar si realmente se veía bien, para su sorpresa, así era. Aquel era un hombre testarudo, luego de que ellos se hubieran mudado y que declararan aislamiento para la población debido a todos los desastres naturales, ese anciano había llegado caminando a la casa solo para saber si estaban bien. Ellos habían insistido en que se quedara con ellos a menos aquel día, pero él los había rechazado y no hubo forma de convencerlo.
Desde que salías de tu hogar, o lo que quedaba, podías ver los desastres, algunas de las casas de la residencia se habían derrumbado luego de los terremotos, sobre todo aquellas que estaban en colinas. Al salir, las calles estaban sucias de las lluvias, ramas y lodo se acumulaba en las orillas, y al mirar a lo lejos, miles de escombros que alguna vez fueron hogares. Ella nunca podía mirar aquello demasiado tiempo, siempre comenzaba a preguntarse si las personas que vivieron allí habían sobrevivido y en la mayoría de los casos no quería saber porque entendía que la respuesta probablemente era negativa.
Llegaron a la entrada de la ciudad media hora más tarde, ya que todos los escombros imposibilitaban la velocidad. Militares los recibieron en la barricada de siempre, luego de inspeccionar su auto los dejaron pasar. Ellos se dirigieron al punto de abastecimiento de inmediato, había una cola larga, pero no tanto como en otras ocasiones, habían llegado temprano. Estacionaron y abrieron las ventanillas.
-Vivimos como en la guerra- se quejó el señor Oslo.
-Al menos recibimos algo- dijo ella sin proclamar los mismos sentimientos aunque los tenía -no es lo mejor, pero podemos tener comida, medicinas y gasolina de este modo.
-De algo tenía que servir el gobierno- se burló Harry como siempre.
-Al menos así no tenemos que pelear a muerte en los supermercados para robar dos latas de atún- terminó ella recordando un evento real. Uno que nunca olvidaría.
Eso había sucedido en los inicios de los saqueos, ellos se habían quedado sin comida y habían tenido que salir a pesar de estar aterrados. Es obvio que nunca más quisieron intentarlo. Unos días después el gobierno comenzó a abastecer las ciudades y zonas aledañas. Era justo eso lo que estaban haciendo ellos. Cada lunes era el momento de salir por suministros.
-En eso tienes razón- aceptó Harry con el temor en los ojos.
Cassy es una mujer dulce que sufre la traición de su esposo descubriéndolo con otra en su propia cama. Ahora atraviesa un divorcio y se siente deprimida pero lo que nunca pensó es que, una salida de cine un domingo en la tarde, cambiaría toda su perspectiva y su vida completa sin planificarlo.
Mila piensa en su trabajo y en nada más. Su familia cree que es aburrida, pero ella guarda un espíritu aventurero que nadie conoce. Esa característica de su personalidad sale a relucir cuando en un cambio de planes, es obligada a pasar unas grandiosas vacaciones en un hotel de lujo. Nadie estaría triste por una oportunidad como esa, pero ella no es como todo el mundo. Una noche calurosa bajo la influencia de la sensualidad reprimida, toma una decisión imprudente que desatará diferentes sucesos a los que no podrá negarse. De pronto, sus vacaciones no son lo que imaginó, son mucho mejor.
En las sombras de la noche, en Caldwell (Nueva York), se desarrolla una sorda y cruel guerra entre los vampiros y sus verdugos. Y existe una hermandad secreta de seis vampiros guerreros, los defensores de toda su raza. Ninguno de ellos desea aniquilar a sus enemigos con tanta ansia como Wrath, el campeón de la Hermandad de la Daga Negra… Wrath, el vampiro de raza más pura de los que aún pueblan la tierra, tiene una deuda pendiente con los que, hace siglos, mataron a sus padres. Cuando cae muerto uno de sus más fieles guerreros, dejando huérfana a una muchacha mestiza, ignorante de su herencia y su destino, no le queda más remedio que arrastrar a la bella joven al mundo de los no-muertos. Traicionada por la debilidad de su cuerpo, Beth Randall se ve impotente para resistir los avances de ese desconocido, increíblemente atractivo, que la visita cada noche, envuelto en las sombras. Sus historias sobre la Hermandad la aterran y la fascinan… y su simple roce hace que salte la chispa de un fuego que puede acabar consumiéndoles a los dos.
Durante tres arduos años, Emily se esforzó por ser la esposa perfecta de Braiden, pero él todavía se mantenía distante con ella. Cuando él le pidió el divorcio por otra mujer, Emily desapareció. Sin embargo, cuando reapareció más tarde, se convirtió en su última fantasía. Despidiendo a su ex con una sonrisa burlona, ella le desafió: "¿Te interesa una colaboración? ¿Quién te crees que eres?". Los hombres no le servían para nada; Emily prefería la independencia. Mientras Braiden la cortejaba sin descanso, descubrió las identidades secretas de Emily: hacker de alto nivel, chef, médica, talladora de jade, corredora clandestina... Cada descubrimiento aumentaba el desconcierto de Braiden. ¿Por qué los conocimientos de Emily parecían ilimitados? El mensaje de Emily era claro: destacaba en todos los aspectos.
El amor es ciego. Lucinda renunció a su acomodada vida por un hombre. Se casó con él y se ocupó de todo durante tres largos años. Un día se le cayeron las escamas de los ojos. Se dio cuenta de que todos sus esfuerzos habían sido en vano. Su marido, Nathaniel, siempre la trataba como a una mierda, porque su amor ya pertenecía a otra mujer. Se dijo a sí misma: "¡Ya basta! He terminado de malgastar mi tiempo con un hombre desagradecido". El corazón de Lucinda se rompió en pedazos, pero de todos modos, reunió el valor para pedir el divorcio. La noticia causó un gran revuelo en Internet. ¿Una joven rica que acababa de divorciarse de su marido? ¡La mujer soñada! Innumerables directores ejecutivos y jóvenes apuestos acudieron a ella como abejas a la miel. Nathaniel no aguantó más. Dio una rueda de prensa y suplicó con los ojos llorosos: "Te quiero, Lucinda. No puedo vivir sin ti. Por favor, vuelve a mí". ¿Le dará Lucinda una segunda oportunidad? Siga leyendo para descubrirlo.
Darlyng una hermosa joven de ojos azules y piel oscura sin padres quedó al cuidado de su abuela quien la obliga a cansarse con uno de los hijos de su deudor para pagar la deuda... Aun asi Darlyng debe lograr librarse del odio y despreció de su familia.
Stella Richard se casó con Rene Kingston en lugar de su hermana Sophia por algunas razones. Pero desde el principio, ella sabe que su matrimonio era solo un contrato por tiempo límite y una vez que se cumplió el tiempo, ella tenía que irse. Para RK, este matrimonio fue solo una carga, pero para ella fue un regalo de Dios. Porque RK era el hombre al que había amado toda su juventud... Entonces, mientras tanto de su matrimonio, Stella hizo todo lo posible para que este matrimonio funcionara. Pero el día que descubrió que estaba embarazada, su esposo le dio el papel de divorcio y le dijo... "No quiero a este niño. No olvides abortar". Estas palabras salen de su boca, como una bomba para Stella, y cambiaron su vida... Ella firmó su nombre en el papel de divorcio y salió de la casa... Porque ella no quiere estar con un hombre tan frío... Seis años después... RK compró la empresa en la que trabajaba Stella. Pero Stella hizo todo lo posible por no tener nada que ver con él... Porque ella tenía un hijo y no quería que él se enterara de él... Pero un día, cuando Stella recogió a su hijo de la escuela, él la vio... RK, "¿Cómo te atreves a tener un hijo con otro hombre?" Stella, "No creo que tenga nada que ver contigo". RK estaba a punto de decir más cuando su mirada se posó en el niño a su lado... Su rostro se veía igual que cuando era joven...
Después de tres años de matrimonio sin amor, la traición de Neil hirió profundamente a Katelyn. Ella no perdió tiempo y rápidamente se deshizo de ese canalla. Tras el divorcio, se dedicó a su carrera profesional. Alcanzó la fama como diseñadora, doctora y hacker brillante, y se convirtió en un icono venerado. Neil, consciente de su grave error, intentó en vano reconquistarla, solo para presenciar su magnífica boda con otro. Mientras sus votos se retransmitían en la mayor valla publicitaria del mundo, Vincent deslizó un anillo en el dedo de Katelyn y declaró: "Katelyn es ahora mi esposa, un tesoro de valor incalculable. Que todos los que la codicien tengan cuidado".