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Amber Morgan tenía dieciocho años cuando se enamoró por primera vez, pero por su orgullo perdió al amor de su vida y se juró a sí misma no volver a enamorarse de nuevo. Cinco años han pasado, su vida esta por dar un gran giro cuando su camino se crucé con Jaden Harris, ella no sabe que esta enamorada, hasta que él sin razón alguna, la ignora. Pero conocerá a Kai Foster, quien logrará confundir sus sentimientos. Kai Foster y Jaden Harris se proponen a luchar por su amor y Amber tendrá que elegir a uno de ellos.
Ahí estaba yo de nuevo en mí habitación, sentada en mi cama llorando como todas las noches, por él, la razón por la cual sufría y ahora me arrepentía, sabía que era mi culpa y estaba sufriendo las consecuencias.
Mi mamá se encontraba al lado mío, mirándome con tristeza, viendo como su hija que solo tenía 18 años, sufría por el chico del cual estaba completamente enamorada.
-Ya no llores Amber, no me gusta verte así -dijo mi madre acariciando mi cabello con su mano-. Estás cosas suelen suceder y más a tu edad, tienes que aprender de ellas y superarlas con el tiempo -insistía mi mamá-. Nada es tu culpa, tienes que entenderlo.
Escuchaba a mi madre, sabía que tenía razón, pero mi juicio estaba nublado por mis sentimientos y no quería entenderlo.
-Sí lo es mamá -le dije, aun llorando-. Si tan solo yo le hubiera hecho caso ese día que nos conocimos, pude haber dicho que también sentía algo por él, si hubiera correspondido, justo ahora estaríamos juntos -mire a mi madre, con tristeza-. Pero no lo hice, ni siquiera me esforcé y lo alejé, el insistió tantas veces porque le interesaba y yo simplemente lo negué y me hacia la indiferente, cuando en realidad sentía lo mismo y me gustaba demasiado. No sabes cuánto me arrepiento ahora.
Cubrí mi cara con mis manos, mis lagrimas salían de nuevo, arrepentida por mis decisiones.
-¿Y entonces? ¿Por qué no se lo dices ahora? -cuestiono, mi madre-. Si aun siente algo por ti, si todavía te ama, él lo entenderá y te va a corresponder -dijo ella.
Por mucho que quisiera que fuera así, sabia que ya no podía ser.
-No, no -le dije a mi madre, negando con la cabeza-. Ya es demasiado tarde, el ya tiene novia y es mi amiga -agache la cabeza-. No quiero perder a ninguno de los dos, no podría.
-¿Y prefieres seguir sufriendo y lamentándote? -dijo ella-. Al menos tienes que decirle lo que sucedió en aquel momento, lo que sientes por él, no puedes seguir viviendo así hija -me reprimió mi madre un poco molesta.
Ella tenía razón pero no podía hacerlo, no después de lo que me había enterado.
-Aunque quiera ya no puedo, hay una gran razón que me impide hacerlo -mire a mi madre-. Una muy grande para ellos.
-¿Cuál es? -preguntó ella, sin entender.
Yo solo la mire en silencio, recordando de nuevo aquella conversación con mis amigos.
--
1 hora antes.
La última clase del día había terminado, yo me encontraba con mis amigas conversando afuera del salón, después de un buen día, el examen de ciencias había salido de maravilla y estábamos organizando con mis amigas una fiesta sorpresa para Dani, mi mejor amiga, todas hablaban alegremente y al mismo tiempo y yo solo las escuchaba, una de ellas dijo algo que me causo risa, y negué mirando hacia otro lado, justo en ese momento vi a Olivia y Daniel caminado hacia nosotras, los dos sonriendo y tomados de la mano.
-¡Amber! ¡Hola!
Cuando llegaron, Olivia se acercó a mí y me saludo eufóricamente con un gran abrazo que yo correspondí.
-Hola, Olivia -me solté de su abrazo -. ¿Por qué estas tan contenta? No es normal en ti -Reí junto con ella.
Me acerqué saludando con un abrazo a Daniel, inmediatamente lo noté algo nervioso, lo cual me pareció extraño.
-Tengo una gran razón para estar así de contenta -Respondió Olivia-. Hoy en la mañana me dieron la mejor noticia de mi vida -dijo, tomando el brazo de Daniel-. Mas bien, nos dieron -miro a Daniel y él sonrió.
La curiosidad comenzó a crecer dentro de mi, quería saber que los tenía tan contentos.
-¿De verdad? ¿Y de que se trata? -pregunté y no pude evitar mirar a Daniel.
-Te lo vamos a contar -respondió, Olivia-. pero no aquí, queremos que solo tu te enteres, por ahora.
-Okey... -respondí, sin entender.
-Por que no vamos a tu casa, Amber -Dijo Daniel esta vez quien no había dicho nada desde que llegó -Para conversar, tranquilos -dijo, sin dejar de mirarme.
-Está bien -dije, mirándolo también.
-Vayamos pues que me muero por contarte -dijo Olivia.
Engancho su brazo con el mío y comenzamos a caminar con Daniel detrás de nosotras. No me dio oportunidad de despedirme de mis amigas, así que solo las salude a lo lejos.
Mi casa y la de Daniel quedaban a unas cuatro cuadras del colegio donde estudiábamos y la mayoría de mis amigos vivía en los alrededores de mi casa, por eso siempre caminábamos.
Olivia me decía que me iba a poner muy contenta cuando supiera la noticia, yo solo la escuchaba, pero a la vez, miraba a Daniel quien se había colocado al otro lado de Olivia, el solo miraba al frente completamente serio. Por alguna razón sentí que sea lo que sea que me iban a decir, no resultaría nada bien.
Después de una pequeña caminata llegamos a mi casa, mis padres no estaban en casa así que estaríamos solo nosotros tres. Ya adentro ellos se sentaron en el sillón, mientras yo entraba a la cocina por algo de beber. Volví y dejé los vasos en la mesa del centro y me senté en el otro sillón frente a ellos.
-Bien ya basta de misterios -dije mirando a ambos-. díganme que pasa.
Daniel no dijo nada, entonces Olivia tomo la palabra y comenzó.
-Amber, primero que nada queremos pedirte que después de saber esto, se quede entre nosotros, al menos hasta que estemos listos para contárselo a todos los demás -Dijo Olivia, su semblante se torno serio.
-Si, por supuesto -asegure-. Saben que pueden contar conmigo siempre y les prometo que quedara seguro conmigo.
-Gracias -dijo Olivia sonriendo.
-Pero que esperan, díganme ya -le dije sonriendo también.
-Está bien, aquí vamos -Olivia miro a Daniel por unos segundos y luego volvió a mi-. Amber, estoy embarazada, Daniel y yo vamos a ser papas -Dijo ella emocionada.
En ese momento al escuchar a Olivia, mi sonrisa se borró y sentí como algo dentro de mí se rompió, lo primero que hice fue mirar a Daniel, pero él no decía nada, solo me miraba.
Estaba destrozada, no podía creer lo que escuchaba, el amor de mi vida, el chico del que estaba enamorada se me había ido de las manos por completo. Algo que había temido desde hace mucho tiempo, estaba sucediendo. Deseaba tanto que no fuera cierto, que lo que me decía Olivia fuera una broma, tenía que escucharlo de él.
-¿De verdad? -pregunte, mirando a Daniel.
-Si -contesto, mirándome y aclarando definitivamente lo que no quería escuchar.
-¿Amber, que pasa? ¿No estás contenta? -dijo Olivia, borrando su sonrisa.
-¿Qué? No, no, digo sí, claro que estoy contenta, de verdad -le dije sonriendo, con un nudo en la garganta.
-Gracias Amber, yo sabía que podíamos contar contigo, eres una gran amiga para nosotros -dijo, levantándose del sofá para luego abrazarme.
-Claro que si -le correspondí el abrazo-. siempre que me necesites.
Vi a Daniel, quien se levantó del sillón para acercarse a nosotras, deje de abrazar a Olivia y se acercó a mí, nos miramos por unos segundos y luego lo abrace y el correspondió.
-Felicidades, vas a ser un gran padre -dije y una lagrima rodó por mi mejilla.
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-Por eso, ya no puedo estar con él mama -le dije, soltando en llanto de nuevo-. ya tiene otra gran razón para estar con ella y olvidarse por completo de mí, ya lo perdí y no puedo contra eso.
mi madre, esta vez no dijo nada y solo me abrazo fuerte, mientras yo seguía llorando.
Daniel ya no estaría más en mi vida, yo misma lo había apartado de mí, me había demostrado que en verdad me quería y yo lo había echado todo a perder.
Ahora no me quedaba mas que apoyarlo a él, Olivia y su hijo.
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